SECCION ESPECTACULOS PAG. 37 BALAZO: ANTROS CABEZA: El reventon energetico CREDITO: XAVIER VELASCO Dicen los mejor vividos que la vida, la de verdad, empieza a los 180 kilometros por hora. Y los reventados, que lo desean todo menos quedarse atras, responden con otro axioma incontrovertible: el reventon, el espeso y nutritivo, conoce su real inicio por ahi de las ocho de la manana, cuando ya triunfamos en la heroica gesta de vencer al vampirazo y avanzamos, victoriosos, por un dia que promete peligro y aventura, velocidad y caricias, cimas escarpadas que treparemos con el vigor de una Kawasaki con el t anque bien cargado de anabolicos. Esta noche, que amenaza con transfigurarse en una de esas jornadas largas y aterciopeladas que van directamente al curriculum de sus tripulantes, lleva en sus lunares entranas gasolina de sobra y uno, que ya cedio al sortilegio de la velocidad, esta dispuesto a pisar cualquier pedal menos el del freno. 沙iesta, fieston, festin? Las fiestas de paga nunca fueron asi. Aunque justo es decir que ciertos hogares se han distinguido, fugaz pero memorablemente, por albergar tan legendarias bacanales que asistentes y vecinos tardaban una semana entera en reponerse. 每omo olvidar los fiestones en la casona yeye del Club de Golf Mexico (circa 1989), donde por una modica botella de cualquier cosa se clavaban dos, cuatro, nueve perdidos a reventar hasta caer, hasta el amanecer, hasta irse a seguirla juntos a Los Bigotes de Villa < $>en Coyoacan? 每omo no querer fraternalmente a esos excelentes desconocidos que uno tenia que levantar del piso porque a sus pobres cuerpos los estaba derritiendo el sol de las diez de la manana? Esa tradicion, la de las casas cuya buena fama trasciende los limites de la manzana para llegar hasta los mas insospechados confines de la ciudad, se multiplica ya como un virus del cual todos podemos ser beneficiarios. Hoy, en los albores de una luna llena que ha resultado particularmente violenta, el jardin de e sta casa de San Angel es el escenario de un trafico pesado que se dispara en todas las direcciones. Entre los concurrentes corretean, aletean, se menean, se acuclillan, se suceden las mujeres libelula: performers de alas fluorescentes, pelucas de escarcha verde aluminio, maquillaje neon y mallas chillantes como esos semaforos que nunca gritan mas que: Siga! 沒iguen conmigo, mis cuates? Entonces vamos padentro, hacia esos muros que han sido tomados por la tremula fiebre del color. En esta casa no hay muebles, solo paredes salpicadas, grafiteadas, mancilladas por la fecundidad de unos creadores prendados del ahora, desdenosos del manana, olvidadizos de todo ayer. Musicos, pintores, lunaticos, anarquistas funcionales, reventados integrales, tales son los angelitos que comunmente frecuentan la morada donde hoy se ha organizado un reventon superpoblado, y aun asi cundido de oxigeno gracias a las dimensiones de una casa donde por fortuna cabemos todos, sin apreturas ni promiscuidades inde seadas. Entramos del jardin a la casa por uno de los cuartos, cuyas paredes apenas pueden verse merced a un tumulto de televisores encimados, casi todos ancianisimos, muchos descompuestos, uno que otro prendido. Son sesenta, quiza ochenta los cinescopios agonizantes que rodean a quienes furtivamente habitamos este cuarto cuadrado, pequeno, contaminado por esa irritante inquietud que se apodera de cualquier estancia donde hay mas de dos televisiones encendidas. Atras, en esa escenografia sonora que cambia de forma, tamano y textura de acuerdo con el espacio de la casa o el jardin que uno decida ocupar, esta la psicotica omnipresencia del techno: un sonido tan autoritario que exige a quienes lo presencian el compromiso visceral de carburarse, turbocargarse y volverse uno con ese ritmo de martillos freneticos que lentamente se apodera de las venas para, en complicidad con las luces y los elixires plenos de gasolina para el cerebro, someternos a la dictadura de la intermitencia. Todo aparece o desaparece, nace o fallece, bajo el capricho de fuerzas incontrolables que no sabemos si estan dentro o fuera de la piel. Energia e Irrealidad Virtual Es la generacion de los cyberginseng, opina Paco, viajero frecuente de reventones largos e insondables, mientras da un sorbo a la bebida legal que, sin la intercesion del viejo alcohol, nos pondra en una pista mas clara, mas veloz, mas cundida de nuevas, exoticas transparencias. Extrana mezcla de jipitecas y androides digitales, los frecuentadores de raves, fiestas y festines afines persiguen con equivalente afan a los vetustos monstruos de la sicodelia que a los demonios de la realidad virtua l, son amigos de la naturaleza tanto como de la quimica y se despojan de los prejuicios sexuales con la sencillez que un monje budista se desnuda de todo pensamiento racional. 每omo arribar a tan sofisticado nivel de conciencia? La respuesta de los cyberginseng esta contenida en una sola palabra magica, llave maestra del reventon que ha hecho de los anos noventa un videoclip onirico, laberintico, saturado de flashazos, espejos y filos metalicos: ENERGIA. Ser un cyberginseng es avanzar extasiad o por los nebulosos pabellones de una tormenta electrica, tripular a rayos y relampagos como a una tabla de surf que vuela sobre rocas y arrecifes, con la intrepida ingenuidad de quien jamas ha viso la muerte, pero tambien: con la decision imperterrita de los que crecieron alejados de todo altar. Con los sentidos felizmente crucificados en la mas lucida de las inconsciencias, vestida de botas altas y falda corta, una cyberginseng baila sola, sin quitar la vista del techo: un cielo negro de cuyas nube s cuelgan decenas de munequitos de papel laminado. Mas que para ser mirado como tal, el paisaje de este reventon fue creado para que uno se confunda con el y al final, cuando ha llegado a la cuspide sensorial que tanto persiguio, sea perfectamente incapaz de distinguir entre afuera y adentro, aqui y alla, antes y despues, tu y yo. De cima en cima, descubrimos que el mero Everest del reventon cyberginseng se llama Irrealidad Virtual. Muy lejos de la presurosa barra donde los alcoholes ya empezaron a escasear asestando asi severa punalada en la espalda de quien creyo en la barra libre como en un inagotable oceano esta la barra dizque smart, donde por quince razonables morlacos puede uno empujarse un chupe abusado que tal vez no le acelerara la inteligencia, pero si la percepcion. 汞n que ruta? Imposible preverlo. Por lo demas, la esencia del buen reventon radica precisamente ahi, en ese libro blanco donde no hay nada escrito, de modo que los dados nunca cesan de rodar hasta que uno, presa de la suave inconsciencia que le permite hacer lo que en el fondo se moria por hacer, aterriza en una situacion insospechada, incongruente, incierta. Flanqueado por dos viejos complices de excesos que han hecho jugosas migas con un cuarteto de cyberginsengs del sexo femenino, me pregunto que hacemos todos en la azotea de la casa, y al mirar hacia arriba descubro que no son presuntos reflectores, sino un casi plenilunio el que derrama reful gencia sobre nuestros cuerpos arrellanados sobre el cemento. Si abajo el reventon hierve, aqui la luna y el viento que viene de Insurgentes hacen de este instante una isla de paz que pronto, muy pronto, sera violentada por el imperativo de levantarse, circular, flotar en el ritmo, bajar las escaleras entre una marea de cuerpos que tampoco parecen tener una voluntad precisa. La barra smart ha sido decorada con todo un mural de la mas ortodoxa escuela psicodelica, pero basta con apartarse unos metros de alli para toparse con puertas, paredes, cuadros y fotografias de las mas diversas naturalezas. Palabras, colores, fragmentos humanos con los codigos rotos, magnificados por una percusion que no parece haberse modificado en horas, pero al mismo tiempo ha mudado de signos y epidermis conforme los estados y las escenografias se suceden, de modo que un mismo golpe de tambor o una identica palabra cuentan, cada vez, historias, como en un eterno juego de sombras chinas. A sacudir esquemas El reventon no es un evento; es un estado de animo, una disponibilidad, un deseo; la prolongacion indefinida de una fiesta que, si bien sucede adentro, pugna desesperadamente por saltar hacia afuera y apoderarse de la luz, de la musica, de las sonrisas y los roces, como un monstruo voraz y lujurioso asomado a las puertas del Final del Mundo. Hiperalimentado como por ahora esta, mi monstruo no me permite un segundo de reflexion: el smart drink, insisto, no ha sido pensado para mejorar mi raciocinio , sino para sustituirlo. A partir de un momento que se siente llegar como el jalon de un motor indomito, el liquido toma el control de nuestros actos lo cual nos permitira culparlo de todo cuanto hagamos bajo su influjo y envia al subconsciente de vacaciones a la intima Siberia que le corresponde. 每on que parte del cuerpo pensaremos ahora? Con la que mas felices nos haga, sin duda. Un tanto perdido entre las luces fluorescentes que se me atraviesan como meteoritos en el limbo, registro las presencias de nuevos personajes: filosofos y aristocratas del underground chilango, llegados al reventon con esa brisa de las tres, cuatro de la manana, que sopla sobre los buenos antros y las mejores fiestas para renovar sus recursos humanos e imponer un nuevo estandar de suculenta o truculenta densidad. Los conservadores se marchan a dormir, los fornicarios escapan en busca de mejores cielo s y los reventados, esplendida raza, se quedan a esperar el arribo de Satanas, como quien se niega a saltar hacia el tenebroso precipicio de la noche sin las alas propicias. Otros, mas responsables, saben que los delirios de hoy tendran que toparse con una orilla, y por ello reparten oportunamente la propaganda de una futura desmesura (Teotihuacan II, mayo 27, 8 p.m. - 11 a.m., cien pesos) donde se anuncian los requisitos basicos del rave: desfile de disc jockeys y culto a la energia. Quien ha cumplido con las exigencias basicas de este festin no siente ahora, en el amanecer no solicitado de un domingo caluroso y desertico, la menor nostalgia por la almohada. Au contraire: Los galones de energia contraidos a lo largo de una noche de puro acelere invitan a repetir hacia todos los puntos cardinales la pregunta magica cuyo dulce sonido confiere la certeza de los indispensables tiempos extra: 求e aqui a donde? Pocas disponibilidades hay tan generosas, abiertas y extensas como l a de quien no desea ir a dormirse solo porque han dado las ocho de la manana. Con las turbinas recibiendo nuevos e impetuosos choques electricos, golpes de naftalina y clandestinos aditivos, uno da rienda suelta a sus ansias de magia, y al hambre de maravillosidad que visita el mundo cada fin de siglo. La desolacion antipoetica de la manana desierta ya no es obstaculo, sino acicate para salir en busca de lo prodigioso y, como bien lo aconseja el archiduque Bowie, alistarse para sacudir todos los esquemas. La gasolinera de Altavista y Periferico esta desierta. Pedimos tanque lleno, preguntamos por un supercito abierto y compartimos los restos de una bolsilla de polen, magnifico energetico. Son las ocho y cinco y a lo lejos suenan campanas: arranca el reventon. .