SECCION ESPECTACULOS PAG. 38 BALAZO: SECUESTROS MEXICANOS CABEZA: El fallido juego de la improvisacion CREDITO: BRUNO BERT Hace ya unos meses surgio una cooperativa formada por actores, dramaturgos, directores, escenografos... es decir, por artistas que ocupan distintos rubros dentro de la actividad teatral. Tomando por nombre El Arrebato, se lanzo al hacer de nuestro medio con una propuesta de obras relativamente breves, de caracter farsico, montadas como repertorio dispuesto a alternarse durante todo el ano. En lugar de la tipica obra de temporada, un rotar de propuestas que "se aleje de los esquemas mas sobados, ta nto del teatro llamado comercial como del teatro culto, y que acerque al espectador al encuentro de algo antisolemne, divertido e irreverente". Como espacio de trabajo eligio con el apoyo de la SOGEM el Corral de Comedias Rodolfo Usigli, en Coyoacan. Acabo de ver uno de los dos materiales que hasta el presente han estrenado: Secuestros mexicanos, de Silvia Cruz, bajo la direccion de Julian Pastor. Se trata de un texto bastante primario, ciertamente provocador por momentos, pero que en general se muestra mas bien como un ejercicio, como una excusa para un posible juego de improvisaciones, donde lo que realmente importaria son la vivacidad de las replicas y la capacidad de reaccionar eficazmente ante la accion del companero. En esos casos no se pid e a los parlamentos la consolidacion de una estructura ni una mayor calidad literaria. Elementos, ambos, que aqui se hallan sumamente debilitados. La anecdota, que vincula sin demasiada seguridad a una serie de pequenos cuadros, se ubica en una familia de alta sociedad donde una joven aburrida, en constante conflicto con un par de padres absurdos, inventa como diversion secuestrar las mascotas de los vecinos, por las que pide onerosos rescates en complicidad con una especie de mucamo infradotado. Termina enamorandose de uno de los perros que raptan y se casa con el luego de inducir al suicidio a su madre, con una escena final que tiene a la muerte por protagonista mas o menos chusca, siempre dentro de un estilo farsico poco entretenido y menos convincente. En realidad los problemas se suman tanto en el area de autoria como en el de direccion. En el primer caso porque tal vez no haya verdaderamente una obra, sino simplemente una serie de buenas ideas mal organizadas y peor escritas; en el segundo porque Julian Pastor se queda en la superficie del precario material, sobre todo en lo que hace al manejo de los actores y el espacio, contagiando asi a la puesta de las debilidades estructurales del libro. Once actores participan en estos Secuestros mexicanos, encabezados por Claudine Sosa como la exotica millonaria, acompanada por Lupita Gamez y Rafael Romero como los padres, y Uturiel Hernandez en el papel del sirviente complice, cerrando Brisa Rossel como la heredera de la Catrina. No todos los personajes rinden en igual medida, pero creo que aqui no se trata tanto de un problema de calidad actoral, sino de concepcion en el manejo del genero, que se muestra demasiado tosco, como facetado a grandes g olpes y sin la posibilidad de una fluida complicidad ludica con el espectador a partir de las habilidades de los interpretes. Creo que, efectivamente, corremos epocas donde el publico el poco publico teatral aun existente prefiere pensar a traves de la risa y reir a partir de la ruptura que el escenario puede producir con los esquemas convencionales de comportamiento social. Solo que esto no es facil, sobre todo si pretendemos que alcance un nivel de calidad capaz de reclamar nuestra presencia en la sala. Los planes de El Arrebato abarcan muchas puestas... Tal vez se trate de insistir y afinar la punteria hasta encontrar el rumbo deseado. .