SECCION ECONOMIA PAG. 23 CABEZA: COMEPROC: el reto de la productividad CREDITO: CLEMENTE RUIZ DURAN Durante muchos anos, la Secretaria del Trabajo limito su papel basicamente a la tarea de conciliacion y arbitraje, relegando otras tareas esenciales para el desarrollo de las relaciones de trabajo. La nueva administracion ha empezado a dar un nuevo perfil a esta dependencia, que durante los ochenta y noventa se habia caracterizado como una entidad que debia mostrar una posicion de dureza frente al movimiento obrero. Hoy recorren sus pasillos nuevas orientaciones, que de profundizarse podran contribuir a un cambio sustancial en la forma como se conducen las relaciones obrero-patronales. Una de estas nuevas visiones es la que hoy presentara el secretario del Trabajo al oficializar el Consejo Mexicano para la Productividad y la Competitividad (Comeproc), que sera una instancia de concertacion sobre la forma de como habra de medirse la productividad y los medios que habran de acordar los agentes de la produccion para incrementarla. De acuerdo a la informacion dada a conocer por la propia institucion, tiene como proposito fundamental impulsar una reforma microeconomica que reconozca las caract eristicas regionales, estatales y municipales del pais, a efecto de integrar programas y mecanismos claros que den respuesta a las limitaciones observadas en la productividad nacional. Promovera y ejecutara acciones dirigidas a la eficientizacion de los sectores economicos en general y de las unidades productivas en particular. Sera posible promover independientemente de su tamano y giro de actividad, una reforma en los metodos de produccion y de organizacion del trabajo. La conformacion del Consejo tuvo que aplazarse en varias ocasiones dada la falta de acuerdo dentro de los sectores para la conformacion de esta instancia de concertacion. En este sentido, se llega a un acuerdo basico sobre su creacion, pero con posiciones de las mas diversas y, por lo mismo, con la necesidad de que la representacion sea lo mas amplia posible y que la coordinacion de la misma quede en manos de alguna persona que logre los consensos necesarios para que la negociacion sobre el tema funcione ef ectivamente. En todo el mundo existen instancias similares, agrupadas por lo general bajo el nombre de Centros Nacionales de Productividad, habiendose iniciado su existencia en Japon, despues de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, en Mexico se habia demorado la puesta en marcha de una instancia similar, siempre relegando la firma de acuerdos sobre la materia de otras instancias, cuya tarea no era precisamente la productividad. Hoy se contara con la instancia adecuada, esperamos que sepa ganarse la credi bilidad de los diversos agentes y con ello responder a los retos que tiene el pais en esta materia. Estos centros funcionan muy eficientemente en otros paises, en donde se utiliza el esquema regional, tal como se piensa dimensionar al mexicano, aprovechando la ventaja de la concertacion local, con lo cual se elimina mucho de lo demagogico que existe en grandes acuerdos nacionales sobre la materia. En la ultima reunion conjunta de estos centros que se realizo en Vancouver en junio pasado, se mostro que el tema es dificil de abordar, puesto que existe la necesidad de redefinir el paradigma de la productivid ad, incluso lo que se entiende por productividad en si misma, pues hay una demanda por incluir el concepto de productividad social, lo que rebasa el espacio de los centros de trabajo para insertarse en el concepto mas amplio de considerar el trabajo conjunto de toda la sociedad como parte integral del problema de la productividad. Existen puntos esenciales de la discusion internacional que debieran tener presente hoy los miembros del nuevo Consejo. Uno es reconocer la importancia de balancear los esfuerzos por incrementar la productividad con las necesidades de equidad y seguridad en el empleo. Un segundo punto es que ningun agente en lo particular puede incrementar la productividad por si solo, sino que se requiere del esfuerzo conjunto de trabajadores, empresas y gobierno. Derivado de lo anterior surge la idea de que los centros de trabajo son aquellos que reconocen que la innovacion tecnologica, aunque critica para la productividad, no es suficiente para obtener aumentos sostenidos de la misma. Tiene que ir acompanada por una nueva organizacion del trabajo. Este centro de trabajo esta caracterizado por altas capacidades de capital humano, altos sueldos y alto valor agregado. Es decir, tiene una orientacion en favor del cliente, encaminado a la capacitacion, ademas de una alta participacion de los trabajadores en la toma de decisione s. Todo lo anterior no es simplemente una serie de ideas teoricas, sino propuestas surgidas de los centros de trabajo y que los centros de productividad en todo el mundo han tenido la capacidad de sistematizar para beneificio de otras empresas. Todo esto trae al centro de la discusion el papel que debe jugar el gobierno para lograr un incremento continuo de la productividad. Queda claro que el gobierno en este caso debe ser el que facilite el incremento de la productividad, pero en ningun momento confundirse y pensar que debe remplazar las acciones del sector privado. Por ejemplo, en la politica tecnologica el gobierno puede estimular alianzas, redes y esquemas de riesgo compartido entre empresas que por si solas no podrian asumir el desarrollo de una tecnologia especifica. Esto no significa que los gobiernos deban abdicar de su responsabilidad en materia de politica tecnologica, sino que, por el contrario, los gobiernos deben promover el desarrollo tecnologico, sentando las bases de un marco legal que facilite dichas tareas contribuyendo a estimular la colaboracion nacional e internacional. Una de las areas en donde debiera de involucrarse mas abiertamente el gobierno, es en la capacitacion del trabajo, de forma de dar cuerpo al desarrollo de capit al humano de alta calidad. El Comeproc pudiera servir como un detonador para echar a andar a ciertos programas basicos y constituirse en la base para una colaboracion mas amplia entre sectores, pero para ello se requiere que claramente se defina la forma como cada uno de estos participaran, de lo contrario se puede convertir en un ejercicio discursivo, sin que se logre aterrizar en medidas especificas. Una situacion de esta naturaleza acontecio en el sexenio anterior, en que la firma de los acuerdos de productividad obedecio mas a un a cuestion formal que a un mecanismo real para impulsar la productividad. Se abre asi una nueva oportunidad para avanzar en esta materia, esperamos que sepamos utilizarla. .