SECCION CULTURA PAG. 35 CABEZA: El arte de la memoria CREDITO: PATRICIA MORALES* En un banquete que daba Scopas, noble de Tesalia, el poeta Simonides de Ceos canto un poema lirico en honor de su huesped. Porque incluia un pasaje en elogio de Castor y Polux, Scopas dijo al poeta que solo le pagaria la mitad de lo acordado, que el resto debia pedirlo a los dioses gemelos a quienes habia dedicado la otra mitad de su poema. Poco despues Simonides recibio el mensaje de que dos jovenes Castor y Polux, se supone lo buscaban en la puerta, se levanto del banquete y salio, pero a nadie hallo. J usto en esos momentos de ausencia el tejado de la sala se desplomo, y Scopas con sus invitados quedaron muertos bajo las ruinas. Tan destrozados, que era imposible identificarlos. Pero Simonides indico a sus parientes cuales eran sus muertos: recordaba los lugares en los que habian estado sentados a la mesa durante el banquete. Cuenta Ciceron que fue asi como Simonides invento el arte de la memoria. Entre los antiguos la memoria era parte de la Retorica; una disposicion ordenada y primacia del sentido de la vista estaban en su base y se la ejercitaba todo un asunto con el auxilio de imagenes y lugares. En la Edad Media la memoria se convirtio en una potencia del alma; y su adiestramiento en un deber moral y religioso que tenia que ver con vicios y virtudes, con el recuerdo de Infierno y Paraiso. Uno podria pensar que con la invencion de la imprenta en el 1436 este arte iba, naturalmente, a desaparecer; que el libro iba a destruir antiguos habitos relacionados con la memoria. Pero eso no ocurrio. De una parte, es cierto que para el nuevo humanismo moderno el arte de la memoria pertenecia a los tiempos de la oscura barbarie medieval, y sus metodos eran ejemplo de las telaranas que invadian las monacales mentes. De otra, sin embargo, lejos de declinar resurgio todavia con mayor fuerza cuando adopto la principal corriente filosofica del Renacimiento: el movimiento Neoplatonico inaugurado a finales del siglo XV por Marsilo Ficino (quien se esfuerza por vincular las ensenanzas hermeticas con el cristianismo) y Pico della Mirandola. Los neoplatonicos no se mostraron tan adversos a la Edad Media como algunos humanistas (Erasmo, por ejemplo), y no se les unieron en su desaprobacion del arte de la memoria. Por el contrario, el neoplatonismo renacentista, con su nucleo Hermetico-Cabalista, infundio renovada vid a al arte clasico de la memoria al convertirlo en uno ocultista, en un secreto magico. El teatro de la Memoria de Camillo se conecta misteriosamente con muchos aspectos del Renacimiento, porque encarna un nuevo diseno de la psique, un cambio ocurrido dentro de la memoria. Al hombre medieval se le permitia usar la imaginacion para establecer similitudes corporales que le ayudasen a ejercitar su memoria, era una concesion a su debilidad. El hombre hermetico del Renacimiento cree poseer poderes divinos; tiene el poder de formar una memoria magica mediante la cual aprehender el mundo, con la que reflejar el macrocosmos en el microcosmos de su divina mens. Algo ha ocurrido dentro de la psique que pone en libertad nuevos poderes. Sobre todo esto trata El arte de la memoria (Espana, Taurus, 1974). Francis Yates, su autor, ubica a la memoria en la historia de nuestra cultura occidental: greco-judeo-cristiana; e incluso la vincula con algunas formas del arte pictorico y literario. Encontramos en sus paginas a Tomas de Aquino (algo asi como el "santo patron" de la memoria, y quien convirtio a Aristoteles de enemigo potencial en aliado de la Iglesia), Agustin, Dante, Petrarca, Shakespeare y Ramon Lull, entre otros; sobre todo a Giordano Bruno, autor predilecto de Yates, y sus artes hermeticas cada uno siempre en relacion con el arte de la memoria. Es de veras este un libro fascinante, sobre un tema medular en el que quiza no hemos pensado y al que de pronto hallamos insolitas vetas, conexiones y derivaciones. *Psicoanalista y escritora. ****** .