SECCION CULTURA PAGINA 31 BALAZO: Centenario luctuoso CABEZA: Tiempo y poesia de Jose Marti CREDITO: ALEJANDRO ORTIZ GONZALEZ Como un ave que cruza el aire claro, siento hacia mi venir tu pensamiento y aca en mi corazon hacer su nido. "Cualquiera que sea la importancia de su verso, su prosa de orador, ensayista y polemista es comparablemente superior", dice Alfonso Reyes de Jose Marti, y si bien tiene razon en agregar que "la lengua espanola alcanza aqui nuevas conquistas", no podemos sino admitir, cien anos despues de su muerte, que los Versos libres cargan todo el peso del futuro, y la impronta mas alta de lo que seria el modernismo. "Su arte es un arte de relampago continuamos con Reyes; cada relampago revela y esconde inexplorados paisajes", el verso se destruye en beneficio de lo elemental, de una poesia nacida para el disfrute de la emocion mas simple. Esa es su virtud mayor. "Amo las sonoridades dificiles apunta Marti a los veinticinco anos, recien escritos sus Versos libres, el verso escultorico, vibrante como la porcelana, volador como un ave, ardiente y arrollador como una lengua de lava". Es natural hallar en este pr ologo la mas clara expresion de un gusto premonitorio, que busca del verso "que sea como una espada reluciente, que deja a los espectadores la memoria de un guerrero que va camino al cielo, y al envainarla en el sol, rompe en alas". Seria injusto acometer la obra poetica de Marti ensayando una separacion de su obra humana, pero seria doblemente doloso demeritar esa obra en aras de simplemente venerar los aportes libertarios legados al continente. Su poesia, como su prosa, tienen la misma cuna, nacen del mismo afluente: el cambio. Si bien su poesia toda, como el resto de su trabajo literario, carece de un cuerpo organicamente dispuesto (disperso en revistas y periodicos de varios paises), es facilmente identificable un tono, un hilo conductor que parece sujetar cada linea, cada argumento o idea del pensamiento martiano. Ese puente esta hecho de tiempo, y es en la poesia donde mejor se advierten los aportes que habran de recoger los modernistas e, incluso, las herencias mayores al arte poetico contemporaneo en lengua espanola. En su prologo a Jose Marti. Textos. Mi tiempo: un mundo nuevo, Jaime Labastida sintetiza lo que significa el cubano en el mundo literario de su epoca: "Su verso y su prosa no acusan huella, como en los modernistas (en Dario, en Gutierrez Najera, a quienes conocio y leyo), de la poesia francesa. La huella que acusan es la de la poesia norteamericana, de Whitman quiza por encima de otros". No se sabe la fecha exacta avanza Labastida en que escribio sobre el deseo de realizar un libro poematico que contenga "mi tiempo: fabricas, industrias, males y grandezas peculiares: transformacion del mundo antiguo y preparacion del mundo nuevo. Grandes y nuevas corrientes: no monasterios, cortes y campamentos, sino talleres, organizaciones de las clases nuevas, extension a los siervos del derecho de los caballeros griegos: que es cuanto, y no mas, se ha hecho desde Grecia hasta aca. Fraguas, tuneles, procesiones populares, dias de libertad: resistencias de las dinastias, y sometimientos de las ignorancias. C osas ciclopeas". Ni Baudelaire, ni Rimbaud, Ni Mallarme ni Valery. Acaso Poe, Whitman, el cantor de la libertad, de la emancipacion, y tambien el exaltado amante de la naturaleza, el adorador del yo y quiza de los clasicos griegos y espanoles, pero mas como una fuente de verdades que como un manantial de caminos a seguir. "Por sus temas continua Labastida en su ensayo, por su ritmo, por su concepto, por su manera de adjetivar, por su modo peculiar de sintetizar, instantaneamente, el conjunto de lo que luego habria de desarrollar, la escritura de Marti es moderna, mejor aun, contemporanea". Lo que se habia propuesto conquistar en ese libro de poemas lo habrian de alcanzar decadas despues los grandes maestros latinoamericanos: Huidobro, Vallejo, Neruda, Paz: cantar al movimiento y registrar su paso por la tierra y por el cue rpo, cantar la sucesion del tiempo y su huella indeleble en los inquilinos actuales del planeta. No es Marti, pues, en un sentido estricto, un modernista (al modo como lo son, y ellos si, en un recto sentido, Dario y Lugones, Gutierrez Najera o Diaz Miron). En muchos aspectos, Marti va mucho mas alla del modernismo como una escuela literaria y, por ello, es al propio tiempo un precursor y una figura senera del modernismo y su mas directa antitesis, como queria Juan Marinello. Marti es, pues, quien habra de sepultar las fronteras entre poesia y prosa. En 1891 se publican sus Versos sencillos, dos anos antes de los Versos libres. Habia aparecido ya, en 1882, Ismaelillo, libro dedicado a su hijo y donde, ciertamente, los versos se dirigen, casi liquidos, al alma de un nino, sin mayor tension que la de otorgar al oido motivos para el gusto. Resulta curiosa la justificacion, a manera de prologo, de la edicion de los Versos sencillos, donde se pregunta el por que de su publicacion antes de los Versos libres, sus "endecasilab os hirsutos", pero sobre todo, donde habla de sus Versos cubanos, tan "llenos de enojo, que estan mejor donde no se les ve". Sera en los Versos libres donde Marti alcance el pico mas alto de sus aspiraciones poeticas: sencillez escultorica, sonoridades dificiles, "vibrantes como la porcelana". En su poema Contra el verso retorico y ornado claro ejemplo de lo que vendria con el modernismo, define su postura poetica: Contra el verso retorico y ornado el verso natural. Aca un torrente; aqui una piedra seca; alla un dorado pajaro, que en las ramas verdes brilla como una maranuela entre esmeraldas, aca la huella fetida y viscosa de un gusano: los ojos, dos burbujas de fango, pardo el vientre, craso, inmundo. Por sobre el arbol, mas arriba, sola en el cielo de acero una segura estrella; a los pies el horno el horno a cuyo ardor la tierra cuece, llamas, llamas que luchan, con abiertos huecos como ojos, lenguas como brazos, savia como de hombre, punta aguda cual de espada: la espada de la vida que incendio a incendio gana al fin, la tierra! Trepa: viene de adentro; ruge: aborta. Empieza el hombre en fuego y para en ala. Ruben Dario perseguiria al mismo duende en Lo fatal ("Dichoso el arbol que es apenas sensitivo,/ y mas la piedra dura porque esa ya no siente"). "Un indice de sus preferencias (las de Dario) nos dice Paz en El caracol y la serpiente es la serie de retratos literarios que... publico en un diario argentino, casi todos recogidos en Los raros (1894). En esos articulos los nombres de Poe, Villiers de lIsle Adam, Leon Bloy, Nietzsche, Verlaine, Rimbaud y Lautreamont alternan con los de esc ritores secundarios y otros hoy totalmente olvidados. Aparece unicamente un escritor en lengua espanola: el cubano Jose Marti". A cien anos de su muerte en combate, en el sitio de Dos Rios (como sus dos patrias, "Cuba y la noche"), se precisa aun de una lectura despojada de prejuicios que enturbien la vision. Amparar su obra poetica (incluida mucha de su produccion en prosa) detras del legado revolucionario que sirvio de motor a su vida, es sepultar de antemano la posibilidad de disfrutar todo el alcance estetico de las ideas convertidas en sensaciones, del pensamiento hecho alas. Como un arbol que sigue creciendo en apariencia, lugar comun-, la vida y la obra de Marti son solo ramas. El tronco, sin embargo, es la poesia, la luz dentro del ojo: "Se ha de escribir viviendo apunto dos anos antes de morir, con la expresion sincera del pensamiento libre, para renovar la forma poetica". Ironicamente, Marti llevo hasta sus ultimas consecuencias esta idea, de tal suerte que clarividente bien pudo haber dicho: se ha de escribir muriendo. .