SECCION CULTURA PAG. 35 BALAZO: ARREOLA CABEZA: Jose Juan Tablada: amante de la decadencia CREDITO: Alejandro Ortiz Gonzalez "Practico la sinceridad desde hace algunos anos", dice Juan Jose Arreola durante el evento Presencia de Jose Juan Tablada, en Bellas Artes. Minutos antes, Esperanza Lara y Hector Valdes, habian elaborado, la primera, una semblanza bibliografica abarcadora en su totalidad de las publicaciones en prosa, de Tablada, y el segundo, un amplio recorrido de anecdotas y citas del autor de Al sol y bajo la luna, de quien acaba de publicarse recientemente el segundo tomo de sus memorias. Ante no mas de setenta personas, ausente toda clase de escritores, profesores de literatura, artistas o intelectuales de cualquier especie, Arreola no tiene reparos en desplegar su erudicion, inundando la sala Ponce con ese su particular gusto por la palabra exacta, precisa, detonadora de nuevos entusiasmos por el tema que aborda: "Decia Esperanza que Tablada es mas conocido por su prosa que por su poesia, y yo diria que tampoco lo es por su poesia. Jose Juan Tablada es uno de los poetas mas desconoc idos de Mexico." Resulta vergonzoso, hay que decirlo, que dos dias despues de la presentacion del tomo VIII de las Obras Completas del Nobel mexicano, nuestro "otro" clasico vivo, Premio Juan Rulfo 1992 y autor de obras invaluables dentro de la literatura en lengua espanola, permanezca casi en el anonimato, y mientras aquel a quien justamente se rinde homenaje, a este, que a sus 77 anos no deja de sacudir la mente de quien lo escucha, se le conmine a hablar en una sala del Palacio, casi a oscuras, frente a una camara de tel evision que se apaga a las primeras palabras, y una docena de reporteros (incluidos los fotografos) que tendran la honrosa tarea de reproducir el asombro. Resulta inaudito, pues, que la pompa nacional no asista a celebrar a uno de sus mayores autores. Sin importarle quien escucha, Arreola esboza su contacto con Tablada: "Soy un hombre asombrado y capaz de asombrarse, y sone desde el principio una antologia de Tablada, pero no como las que hacemos siempre, sino una casi, o sin el casi, de poemas enteros, fragmentos, avisos. Me di cuenta, leyendo mas a Tablada, que toda su poesia esta llena de haikais. Por entretenerme, me puse a marcar algunos, y encontre que fragmentos de versos, o dos versos juntos incluso, forman un poema. El Japon le revelo a Tablada la existencia de ese genero poetico de dimension minima, el haikai o haiku, no se cual es el singular y cual el plural." Sin mediar preferencia por un camino u otro, Arreola se infiltra en las filias de Tablada, y lo senala como un "amante de la decadencia". Aqui enfatiza es donde esta el meollo del problema: "Pienso en otros espiritus semejantes [al de Tablada], en Paul Verlaine, grandes versificadores infantiles, y que luego se saturan, se sacian y se asquean, que luego tienen un apego maniatico a formulas y a formas poeticas, que tenemos que llamar decadentes. Pienso en ese gusto casi tanatico, esa necrofilia, ese regode o en formas de muerte verdaderamente siniestras, y en ¨por que, esa atmosfera de lo macabro, del satanismo, incluso, florece a mediados del siglo pasado? No puede ser mas que sintoma del hastio. Este hastio se produce de manera natural en la vida, y sobre todo en la vida viciosa. No hablo aqui como moralista. Hablo del vicio como una serie de habitos que son contrarios a lo vital." Poco a poco, sumido en la penumbra, Arreola aventura un dibujo de lo malsano, que, habra de decirlo posteriormente, enmarca la vida y la obra de Tablada: "Acabo de oir que ya en 1893, Tablada tuvo que ser sometido a un tratamiento siquiatrico para desintoxicarlo. Mi amigo Valdes evito tal vez decir que esa enfermedad le vino a Tablada, sobre todo, a causa del uso y abuso de las drogas que forman el mundo de los paraisos artificiales, empezando modca y modestamente con el eter, para llegar a orientalismos af rancesados, como el hachish, que viene de la palabra asesino...". Como si se tratara de encumbrar aun mas su exposicion, la puerta trasera de la sala Ponce se abre de par en par y toda la potencia de la luz entra y satura el espacio cargado de las palabras de Arreola, quien ofrenda a los presentes con Onix, el poema perfecto "pleno de virtudes y defectos", recitandolo de memoria. El evento termina, y casi la totalidad del publico asalta la tarima para pedir la firma o, si es posible, la mano de quien es conocido entre muchos escritores, como "el loco" Arreola, cuan do sus palabras hacen pensar, si acaso, lo erigen como un demente iluminado En 1945, luego de haber sido investido como viceconsul de Mexico en Nueva York, Jose Juan Tablada murio de un infarto. Sus restos fueron trasladados al Distrito Federal en 1946, donde fueron inhumados en la Rotonda de los Hombres Ilustres. .