SECCION CULTURA PAGINA 32 CABEZA: CREDITO: De Agustin (Ixmiquilpan, Hgo., 1963) conozco el libro de cuentos Ritos de inocencia, la plaqueta de textos extranos Para enterrar la memoria y la novela La lepra de san Job. De esta quiero hacer algunos apuntes. Se trata de un asunto poco comun, extrano entre los que suelen manejar nuestros narradores noveles. En el siglo pasado, un mexicano traidor a la patria (sirvio al imperialismo frances) se ve obligado a huir del pais y se refugia en Inglaterra, donde habia estado anteriormente. Y va precisamente a la Gran Bretana por dos razones principales, aparte de huir: quiere encontrar a una prostituta de la que se enamorara en su primera estancia en aquellas tierras y, aprovechando sus conocimientos rudimentarios de me dicina, patentar y aplicar lo que considera su gran descubrimiento: la cura definitiva del mal de esos tiempos, la sifilis. Sabe que la enfermedad es el azote de Inglaterra, y en eso finca sus esperanzas de exito y prominencia en todos los sentidos. Bajo esas premisas se desarrolla la trama de la novela. Mientras hace sus pesquisas, el personaje se mezcla con personalidades de lo mas disimil: se envuelve en los arrabales londinenses buscando a aquella dama, conoce lo mas bajo de los bajos mundos de la ciudad y, por otra parte, hace contacto con personalidades como Charles Dickens y Hans Christian Andersen, que de algun modo se convierten en sus complices. Quien pudiera dudar que con esos elementos no habria motivos para contar sucesos al mismo tiempo i nquietantes e interesantes. Y el autor no los desperdicia. Dejando de lado la interrogante de si el tipo en cuestion consigue o no sus fines, puedo decir que siguiendo sus pasos nos metemos en harinas de varios costales. Por ejemplo, es impresionante la recreacion que Agustin Cadena hace de la ciudad de Londres de esos tiempos, la manera en que retrata a sus habitantes, su idiosincrasia, etcetera; y, por otro lado, es de notarse la forma en que el escritor aprovecha aquellas anecdotas y el entorno para hacer conjeturas o planteamientos acerca de topicos como la sol edad, el desamor, la muerte, la infidelidad, el rencor o el desarraigo. Si se sigue cada uno de estos puntos por su lado y con atencion, puede pensarse que Cadena no es el treintanero que es, sino un hombre bastante maduro y curtido por la vida. Vamos, si los editores no dieran cuenta de quien es el autor y nos dijeran que se trata de un extranjero de otros tiempos, lo creeriamos sin reservas. Tampoco creeriamos que Agustin jamas ha puesto un pie en Inglaterra y que los perfiles que de este pais hace son a base de referencias. šNo habla eso de una indiscutible capacidad de invencion, de poder literario? Ademas, quien lee La lepra de san Job (asi se llamaba a la sifilis) debe reconocer el oficio narrativo de su autor. Cuenta las cosas con enorme naturalidad, pero calculando cada giro verbal, todo enunciado, cada palabra, cada dialogo; de vez en vez acude a sus dotes poeticas para meter zarpazos de ese tipo sin que desentonen con el ritmo permanentemente fluido de la narracion. Por lo dicho hasta aqui, podria aparecer que Agustin Cadena me ha pagado muy bien por alabar su obra, o que somos anejisimos amigos. Ni una cosa ni la otra son asi, aunque claro, como ocurre con feliz frecuencia, uno aprende a ser amigo de quien escribe cosas que le gustan, aun sin conocerlo en persona. En todo caso, cualquier elogio obedece a una sola y sencilla razon: la novela de Agustin lo merece, pues es un eslabon importante de lo que habra de ser una cadena literaria de lo mas solido, lo que, supongo , confirmara mis alegatos en favor de la buena salud de la narrativa joven de Mexico. Insisto: esta es excelente, y de entre sus creadores Agustin Cadena uno de ellos, en primera fila surgiran las grandes, nuevas luminarias de la narrativa mexicana. - Texto leido en la presentacion de La lepra de san Job, efectuada la noche de ayer en la Casa Universitaria del Libro. (La novela fue publicada por Editorial Planeta.) .