SECCION CULTURA PAGINA 35 CABEZA: CREDITO: La realidad siempre supera a la ficcion. Y esto por mas literatura que se le ponga a la narrativa o mas crema a los tamales. Asi viene siendo, digamos a titulo de ejemplo, pese a Gabriel Garcia Marquez con sus Cien anos de soledad, pavoroso libro cuyo estremecimiento comienza con el titulo; o para peor con el desolado relato de aquel coronel que no tenia quien le escribiese, ni que comer, y que tan solo contaba con la esperanza de una carta de esas que nunca se escriben porque son para desesperar, un gallo de pelea que alimentaba a medias con su hambre y la de su mujer, y un viejisimo reloj de pared que pretendia en vano empenar en aquel misero pueblo caribeno, en donde resultaria necio contar un tiempo que se habia quedado quieto en el calor del mediodia. Pero volviendo a lo de que la realidad se lleva por delante a la ficcion, esto se ha confirmado con creces en Traiguera, pueblo de escasos mil ochocientos vecinos en la provincia de Castellon. Me acabo de enterar por una nota en El Pais que en dicho municipio ha ocurrido algo tan absolutamente insolito como esto: el cartero del lugar, ante la a su juicio excesiva correspondencia que llegaba a su oficina, decidio ir dejando amontonada la mayor parte de esta durante los cuatro ultimos anos. Tal cosa ha ocurrido en Traiguera, insisto, provincia de Castellon de la Plana, en donde desde la capital para abajo no pasan a lo largo del ano mas que las cuatro estaciones, y esto rigurosamente dentro de los dias senalados en el almanaque. Pienso que todo, absolutamente, puede ocurrir sin mayor extraneza en Granada, "donde todo es posible"; en Sevilla, en la que ademas del milagro de La Giralda nos asegura un poema arabigo-andaluz que si se buscase leche de pajaros se encontraria... y hasta inclusive en Jaen, donde al menos sabemos lo de "en Jaen, donde resido,/vive don Lope de Sosa" con arreglo a las burlescas redondillas de Baltasar del Alcazar... pero nada; esto ha sucedido en Traiguera, provincia de Castellon de la Plana por mas se nas. Resulta que el que fuera cartero de esa localidad, Ismael Victoria, dejo de entregar casi en su totalidad la correspondencia desde cuatro anos atras. Una denuncia hizo que se presentaran dos inspectores al domicilio del ex cartero. Sin darle credito a sus ojos, vieron amontonadas en la pieza que servia de oficina postal sacas y mas sacas de correspondencia: "Como quieren que clasifique y reparta mas de 500 cartas sin que nadie me ayude" dijo en su descargo ante la estupefaccion de sus superiores. "Comprend o que algunos esten enfadados porque han recibido la correspondencia con retraso argiria mas tarde cuando fue entregada la correspondencia, bueno, con bastante retraso!" agrego con humor negro involuntario para disculparse con los vecinos del pueblo. Obviamente, se nos hace poco esta disculpa. Como tambien la perdida de su empleo, los seis meses de carcel a los que fue condenado, y las cien mil pesetas de multa que tuvo que pagar. No han demostrado demasiada imaginacion ni el cartero Ismael en sus declaraciones, ni las autoridades al dictaminar esta sentencia que nada tiene que ver con tantas desesperanzadas dilaciones y tantos suspiros rotos, amen de alguna que otra mentada de madre, eso si, fuera de estafeta. Y es que, lo que sea de cada quien, ha quedado pendiente en un aire postal irremediablemente inutil un numero simbolico que, en recuerdo del libro de Gabriel Garcia Marquez, pudiera ser de cien cien cartas de soledad aunque fueron muchas mas! y que tambien lo fueron de un numero igual en desencantos para el coronel que no tenia quien le escribiera, quizas porque no le cumpliria quien sabe que cartero caribeno. Pudiera ser que en todas latitudes se cuezan las mismas habas o frijoles, o carteros y que el dicho popular de que quien espera, desespera esta ahi, a la vuelta de la esquina. Seria cosa de no hacerle tanto a la espera. O de una mas alta esperanza... y que los carteros de Traiguera nos hagan los mandados. Ni tanta falta que hacen! D .