SECCION ESPECTACULOS PAGINA 39 CABEZA: ZONA DE TOLERANCIA CREDITO: CESAR SILVA DE PASO Acostumbrado a las leonas que nomas esperan a que se cierre la puerta y se avalanzan sobre uno, ya de plano lo que hago ahora, cuando se que me voy a empiernar con alguna, es irme lo mas ligerito de ropas posible, sin cinturon, sin calcetines, sin anillos ni medallas, pantalon con cierre y no con botones, playera y no camisa, mocasines, porque con todos esos "esperame tantito" lo que hago es desesperarlas, lo cual puede que sea mejor porque sus ansias se encienden aun mas, pero mis botones salen vo lando, las corbatas se rompen al igual que las cadenas, los anillos y relojes se me pierden, los calcetines se me quedan, grotescamente, a medio pie, total que es un desgarradero de ropa y perdidas que solo aumentan los costos del acoston. Y la verdad estos tiempos no estan como para que uno se la pase perdiendo botones en cualquier hotel de paso, si pudiera llegar encuerado de una buena vez estaria mejor. Pero lo que son las cosas, cuando crei haber aprendido el juego del hotel y las ansiosas invitadas, ju sto del otro extremo de los secretos de alcoba me salta una mujer de otra especie. Al igual que las demas fieras pa/l brinco, esta tampoco reparo un segundo en darme el "si" para el colchonazo hotelero (Motel Sena, carretera Mexico-Laredo Km. 5). Pense que seria igual, asi que nomas cerre la puerta del cuarto, rapido me volvi de frente a ella ya con los pantalones a media pierna y los zapatos botados, perooh sorpresa!, ella no estaba ni siquiera cerca, se retocaba el maquillaje con toda calma, estaba comple tamente vestida y sin el mejor signo de querer arremeter. Por fortuna no me vio, porque esa escenita del encuerado veloz no habia tenido ni al mas ligero toque de erotismo de mi parte, al contrario, estoy seguro que me habia visto de lo mas ridiculo. Tan pronto como pude trate de componer la estampa, subi pantalones, faje camiseta, brinque hasta los zapatos y me sente en la cama, en silencio. No sabia que decir, mis platicas con la cama de por medio generalmente se daban despues del primero de la jornada, a ntes no. Ella rompio el hielo: "Ven, acercate -me dijo desde el tocador-, ayudame a desabrocharme el collar". "No que no" -le dije a mis adentros y me acerque a ella con todas las intenciones de abrir hostilidades a traicion, por la espalda-. Le safe el collar y comence a recorrerle el cuello con mis labios, baje ligeramente el cierre de su vestido y bese su espalda centimetro a centimetro y, de pronto, por una de esas ocurrencias a que te incita la calentura, que le apano violentamente con las manos su par de pechugas: "Esperate -me dijo en un quejidito a la vez que me retiraba las manos de sus senos-, vete con mas calma, besame los hombros, despacito". Y asi me la lleve, despacito, con tacto, con ternura, pero con una desesperacion que tensaba todo mi cuerpo y me hacia sentir que el semen se me coagulaba. No se cuanto tiempo me habre pasado ahi de pie calentandole la espalda, pero recuerdo que las piernas ya se me estaban acalambrando y nomas ella no tenia para cuando acostarse; y cuando al fin lo hizo y me obsequio el frente de su cuerpo, las puras horas me trajo a besale y besale, que por aqui, que por alla, pero que me diera chance de meterme nomas ni madres. Ahi estaba yo, rigido, con un ereccion perpetua, sostenida por no se cuantas horas, con la lengua escaldada y los labios dormidos, hinchados, a esas alturas yo ya era una verdadera desgracia. A puro calenton se la llevo, a puros besos y caricias pero para ella, porque a mi ni una manoseadita discreta me dio. Quiza llego a ochocientos orgasmos, pero yo, ademas de las otras dolencias adquiridas, me lleve a mi casa un fuerte dolor de pelotitas y un insoportable colico en el bajo vientre. .