SECCION: INFORMACION GENERAL PAGINA: 6 BALAZO: LOS HECHOS Y LOS MITOS CABEZA: Digresiones sobre el 1 de mayo CREDITO: Gustavo Hirales Ante la erupcion de augurios luctuosos y solemnes profecias acerca de la irreversible decadencia y la inminente muerte del sindicalismo oficial, que se reanima ciclicamente con motivo del aniversario de la celebracion obrera del 1 de mayo, dan ganas de replicar, en sordina: "Nadie se va a morir, menos ahora". Al menos: nadie se va a morir tan rapido, pero todos los sindicalismos que actualmente son, estan amenazados de extincion. Entre nuestros formadores de opinion es un lugar comun la decadencia del corporativismo sindicalista oficial, el hecho de que cada vez sea menos fuerte y representativo, su evidente falta de participacion en las decisiones que afectan al mundo del trabajo, la innegable caducidad de sus liderazgos, su falta de disposicion a la modernizacion politica y, lo peor, su incomprension de la necesidad de modernizacion productiva. Apuestan alborozados por un novisimo sindicalismo democratico, representativo, moderno y lleno de gracia, que permita revertir de manera contundente las politicas neoliberales; el "modelo" que, sin duda, nos ha perdido en la desgracia. Las cosas, sin embargo, no son tan faciles, ni tan maniqueas las disecciones y clasificaciones de lo real. Muchas de las criticas al viejo sindicalismo son justas, cierto. Pero pocos son los observadores que se percatan de que asistimos a un fenomeno mucho mas general de lo que parece: la derrota y retirada del sindicalismo no solo en Mexico, sino en el mundo entero. El balance que ahora se puede hacer de la historica, de la ya secular, batalla entre el capital y el trabajo es cruel: aliado a las crisis, a las irresistibles tendencias e innovaciones tecnologicas que elevan desmesuradamente la productividad pero desalojan mano de obra, a las politicas neoliberales que los gobiernos de la inmensa mayoria de los paises han aplicado, y que los electores de esos paises han sancionado una y otra vez, el interes del capital ha vencido en toda la linea, y el mundo del trabajo esta, como lo senala Jose Blanco (La Jornada, 02.05.95), en la lona. Habra que recordar como el sindicalismo tuvo su momento de mayor fuerza y expansion precisamente en la etapa de desarrollo extensivo del capital, de los Estados benefactores y de los grandes pactos corporativos de dimensiones nacionales. Pero cuando vino el gran cambio tecnologico y cambiaron los paradigmas productivos, el sindicalismo no supo, no quiso, o no lo dejaron sus propios intereses creados, adaptarse a aquel. En ese sentido, el sindicalismo mexicano, a pesar de los charros y con ellos, en esencia no fue muy diferente al que existia en el mundo: el sindicalismo de las conquistas obreras, de las concesiones, de la seguridad social, de las insulas de poder y los feudos del beneficio corporativo. Un sindicalismo que poco a poco, insensiblemente, paso de las conquistas, que toda la sociedad podia ver y sentir como de alcance efectivamente social, general, a conquistas que beneficiaban solo a los miembros de los sindi catos, a costillas del resto de la sociedad. En Mexico la cosa fue en cierto sentido peor, pues en un pais con tan grandes rezagos sociales y productivos se dio un inusitado desarrollo de las corporaciones sindicales de masas, historicamente vinculado a la empresa publica y paraestatal. Este desarrollo no fue gratuito, ni graciosa concesion del Estado; en sus origenes fue producto de luchas historicas, cierto, pero alcanzo su perfil actual en la confluencia con una politica social que, desde el Estado, se definio largamente paternalista, proteccionist a y politicamente orientada a la busqueda del control social. Asi, los derechos y las conquistas sociales de los trabajadores empezaron a volverse, en un proceso que aun no termina, privilegios provocadores del encono y la insatisfaccion social. Tal vez el mejor (šel peor?) ejemplo de este proceso degenerativo sea la saga del sindicato petrolero de la Quina Hernandez Galicia. Ante las insuficiencias, la antidemocracia, la decrepitud del sindicalismo oficial, en Mexico surgio un sindicalismo independiente que, a mas de 20 anos de su nacimiento, y a pesar de haber dado luchas muy importantes en su momento, aun no logra dejar su condicion de marginal. Ahora es mas claro que no pudo ser el sustituto moderno del viejo corporativismo y que, ante esta impotencia, tiende a conformarse como un actor mas de un escenario que no es el central, de un escenario politica y socialmente marginal . šEs ello malo? No es malo, es peor: ineficaz. Como el sindicalismo oficial, el disidente es poco representativo; como el oficial, no presenta alternativa viable alguna a las politicas laborales en uso. Como el sindicalismo oficial, ha formado sus propios liderazgos que se han convertido muy rapidamente, para todos efectos, en grupos politicos cerrados y en grupos de interes. Pero, a diferencia del otro sindicalismo, carecen de organicidad. Es decir, representan una parte minima del sector de los trabajadores que participan en los ambitos centrales de la produccion: la gran industria y los sectores de punta. E incluso en el sector de los servicios no son significativos. Ello no los hace menos representativos del malestar salarial y del coraje ciudadano, simplemente los ubica en una dimension que no tiene mucho que ver con lo que suponen representar: el mundo del trabajo. En este contexto, la decision del Congreso del Trabajo y de la CTM de no desfilar el 1 de mayo tiene las mayores repercusiones simbolicas, pero pocos efectos politicos reales y ninguno en el ambito economico. El balcon presidencial esta vacio, se abandona el ritual corporativo, la disidencia toma el Zocalo, los simbolos se desmoronan, pero el problema profundo, mas alla de rituales y mitos, permanece: špodra el sindicalismo mexicano, en sus diversas vertientes, renovarse politica y productivamente, o estara condenado a su extincion? Una cosa es clara: este 1 de mayo no hay mucho que celebrar, casi nada. * Politologo. .