SECCION: CIUDAD PAGINA: 16 BALAZO: CABEZA: Recordar, recordar CREDITO: Sigo en el, entre alegre y triste, espulgo de viejos papeles; algunos tan viejos que ya los tenia olvidados. Otros, tan ajenos a mi actual anima, que pongo en duda que me atanan, que alguna vez tuvieron algo que ver conmigo. Asi, un soneto firmado en Espana en el ano 65, que no puedo creer mio, dictado por mi corazon y mis sienes, asi de hermoso lo encuentro. Cartas, recados de amigos muertos, ha muchos anos. Misivas, epistolas perdonen las pedantes palabras escritas por mi puno, tinta y pluma, qu e no fueron enviadas. Asi, una a Bernardo Ortiz de Montellano, referida a una agresion que Ruben Salazar Mallen me endilgo cuando en el mes de abril del ano 28, en el numero 11 de Contemporaneos, se reprodujeron algunas leyendas, mitos y fabulas que reunidos en volumen con el titulo de Los hombres que disperso la danza, aparecio a fines del ano 29. Textos como el que acabamos de aludir, he resistido al impulso de destruir, de romper. Alguna vez, me digo, los dare a la estampa, no por otra razon sino porque se encuentran en ellos manifiesta mi voluntad de no contestar agravios con agravios: el escritor, el periodista esta, y debe estar, expuesto tanto al aplauso como al silbido. Pero volvamos a eso de que algunos papeles se salvan del escrutinio; por ejemplo un bello madrigal anonimo que en Nueva Orleans, en el ano 36, oi a un puertorriqueno, atribuyendolo a Gautier, aquel que llamo a Puerto Rico "la perla de los mares". El madrigal, ciertamente, es muy hermoso. Helo aqui: Si Dios un dia,/ cegara toda fuente de luz,/ el universo se alumbraria/ con esos ojos que tienes tu./ Pero si lleno de agrios enojos/ por tal blasfemia, tus lindos ojos/ Dios te arrancase,/ para que el mundo con la alborada/ de tus pupilas no se alumbrase:/ aunque quisiera, Dios no podria/ tender la noche sobre la nada.../ Porque aun el mundo se alumbraria/ con el recuerdo de tu mirada!... (Nueva Orleans, miercoles 28 de diciembre de 1936.) Algo quiero agregar a esta historia. Y es que le puse musica y la cante en una serenata a una preciosa cubana-norteamericana, escritora, traductora de escritores mexicanos: Zoila Ensenat. Mi ejercicio, ahora, es recordar aquella azul melodia, compuesta en dias, entonces azules. Otros papeles quiza se salven de la revision que ahora, entre alegre y triste, llevo a cabo de mis viejos papeles. * Escritor. .