SECCION CULTURA PAG. 35 BALAZO: DRAMADANZA CABEZA: Mitomorfosis, el sufrimiento del placer CREDITO: SILVIA GARCILAZO "Buscamos, dentro del arte virtual, reencontrar los impulsos originales que nos llevan a la meticulosa construccion de la desdicha", manifesto Rossana Filomarino en torno a su actual trabajo dancistico Mitomorfosis que su compania Dramadanza presenta en temporada (que concluye el 28 de mayo) en el Museo Rufino Tamayo. La coreografa define su compleja obra como "una reflexion sobre el padecimiento que se deriva del goce sensual"; la cual la lleva a indagar diversas propuestas y discursos en torno al erotismo, a la vitalidad que de el surge y que en su trabajo se manifiesta a traves de una fusion de tecnicas y conceptos del arte dramatico y la danza Butoh. Esta ultima surgida en Japon tras la Segunda Guerra Mundial se basa en el autoconocimiento profundo del interprete. Por ello, la danza se concibe no solo como una te cnica, sino como una cosmovision, como una manera de ver y asumir la vida. Para la tambien directora, "los fracasos evidentes de la razon, asi como la trivialidad con la que la religiosidad recupera su poder, nos han dejado en esta orfandad desde la cual forme mi obra". De esta manera, los cinco integrantes del grupo bailan por razones misticas, mientras construyen, a traves de la depuracion maxima del movimiento, la puerta que conecta con la vida y la muerte. Al respecto Filomarino comento: "Me interesa dotar con una estructura dramatica a mis trabajos y elaborar para ellos lo que podria denominarse una coreodramaturgia". La coreografia de Mitomorfosis se representa como un ritual donde Raul Parrao se transforma (semejante al escarabajo de Kafka) en Quetzalcoatl, quien luego de una dramatica lucha decide arrojarse al fuego en aras de la purificacion y la eternidad. Luego aparecen los mitologicos Ulises y Orfeo, representados por Mario Jaramillo y Marcos Garcia, respectivamente. El primero muere exhausto al llegar a su destino, mientras el otro mantiene durante un instante que se vuelve largo y angustiante una contiend a desigual entre el deseo de ver a su amada Euridice y el deber de no hacerlo pugna eterna entre la pasion y la razon; entre la realidad y el deseo, como diria Cernuda. Finalmente muere insatisfecho, frustrado en sus anhelos, en sus quimeras. Transcurren sucesivamente los sacrificios de Eva (Lorena Corkidi) y Lady Macbeth (Rossana Filomarino), quienes experimentan la dificultad del libre albedrio cuando, la esposa de Adan come la manzana y la ambiciosa dama decide suicidarse. No obstante, ambas padecen el "martirio del placer", como explica la creadora. Composiciones de Toru Takemitsu, Iannis Xenasis O-Suwa Daiko dan a los combates el dramatismo requerido, para luego dar paso a las melodias de Monteverdi y Brahms, mismas que transforman la atmosfera: del martirio a la tranquilidad, de la perversion a la santidad. Interesante y compleja es esta obra coreografrica que junto con Las visiones de San Juan llevada al Palacio de Bellas Artes el ano pasado marcan el singular estilo de Filomarino. .