SECCION ESPECTACULOS PAG. 37 BALAZO: PRIMERA LECTURA CABEZA: Luis Jouvet en America Latina CREDITO: MALKAH RABELL Para quienes hoy tienen 20 o 30 anos, el nombre de Louis Jouvet es casi desconocido. No obstante, ese actor de teatro, popularizado por el cine de su pais en los anos anteriores al principio de la Segunda Guerra Mundial, fue uno de los mas grandes directores de escena en Francia. Figuraba al lado de los Dullin, Baty, Copeau o Pitoeff. Desde algunos puntos de vista resultaba mas profundo e importante que la mayoria de sus colegas de la epoca. Nadie habia lanzado con tanto exito a grandes escritores franceses como el. Nadie dio a conocer desde su escenario en el teatro Athenee a dramaturgos como Jean Giraudoux, Jules Romains o como Paul Claudel. Pero su gran amor era MoliŠre. Se consideraba en el ambiente teatral que ningun actor llego a las profundidades de los conocimientos molierescos como Jouvet. Sin embargo, si bien su Arnulfo de la Escuela de mujeres fue uno de sus grandes exitos, su Tartufo fue un perfecto fracaso. Tal vez porque este actor preocupado por los menores detalles de sus protagonistas se empe naba en interpretar a Tartufo de una manera completamente diferente de lo que hacian desde siglos otros actores y otros estudiosos de MoliŠre. Jouvet, con toda sinceridad, consideraba que el gran hipocrita molieresco era en realidad un cristiano sincero, un creyente entregado en alma y vida a su fe. Semejante interpretacion artistica e intelectual le valio los mas duros ataques de la critica como del publico. Otro protagonsita que Jouvet trato de recuperar de siglos de rechazo y de desprecio fue Don Juan, a quien Jouvet igualmente trato de imponer una corona de grandeza... En vano! En cambio, ciertos personajes conquistaron la admiracion del publico y el reconocimiento de la critica que nunca dejo de admirar al actor-director. Personajes como Knock de Jules Romains, que fue el maximo triunfo de la carrera del famoso comediante; como Ondine, de Jean Giraudoux, que lanzo el nombre de la joven actriz Madeleine Ozerey a los primeros lugares del estrellato. Jouvet hasta presento por primera vez en Francia Las criadas de Jean Genet, que fue un sonado fracaso solo comparable al que acompano Las tripas de oro de Ferdinand Crommelynk. Cuando las fuerzas nazis tomaron Paris, Jouvet todavia actuaba en su teatro del AthenŠe. La censura del ocupante prohibio a Jouvet representar a Giraudoux y a Jules Romains. A cambio, le propuso a Goethe y a Schiller. Louis Jouvet, que durante toda su vida represento un repertorio frances -aunque consideraba que fuera de Giraudoux y de Montherland las nuevas generaciones dramaticas no habian dado a Francia ningun dramaturgo de importancia-, decidio abandonar Paris y visitar con su compania otras tierras. No fue nada facil conseguir la salida del territorio ocupado. Pero Jouvet logro pasar a la Francia no ocupada y de alli, el 27 de mayo de 1941, emprendio con toda su compania, con su escenografo Christian Berard y con todos sus tecnicos, el camino hacia America del Sur. De los 10 anos que la compania paso en America Latina (Jouvet volvio a su patria despues de la liberacion y murio el 25 de febrero 1951 en Paris) da cuenta un libro del actor Leo Laparra, joven comediante que conocio a Jouvet en Brasil, y desde entonces no solo formo parte de la compania como actor, sino como secretario, hombre de confianza, confidente y amigo inseparable de su "patron", como solia llamar a Jouvet. Hombre con solida cultura y preparacion, el libro de Laparra es una obra de amor por un idolo . Y tal como dice el escritor Henri Jeanson: "En cinco minutos Leo Laparra nos muestra el verdadero Jouvet. Laparra supo hablar de Jouvet con palabras que valian mas que todas las imagenes del mundo". El actor nos entrega una imagen de su "patron" alucinante de vida, de verdad y de afecto. En 300 paginas va a lo profundo de su retratado, y nos reproduce su arte, su manera de crear personajes, de analizar sus obras, sus direcciones, los textos que interpretaba, y todo su arte. Y es sobre todo el trabajo artistico, el analisis de sus puestas en escena, a las que Laparra dedica mas paginas, que no solo apasionan sino divierten con las aventuras vividas durante esos anos, en sus viajes a bordo de pequenos ba rcos, ya en trenes, ya a lomo de caballo. Los aviones todavia no entraban en los caminos de esos viajeros y la compania llegaba a las alturas de los Andes por los medios mas primitivos. Jouvet aguantaba las tempestades, los frios o los calores tropicales, la falta de higiene y la ausencia de toda comodidad con el valor de gente joven que ama su oficio y que se sienten como mensajeros de su patria que vivia dias dramaticos y que actuan en nombre de la cultura de su pais. Cuando los aplausos y los triunfos se mezclaban con las maximas penurias, Jouvet y sus actores llegaron a Mexico en 1943, y se instalaron en el numero 432 de la avenida Insurgentes, que en aquella epoca se encontraba un poco fuera de la ciudad. La compania se enamoro del pais donde presentaron una temporada de 12 representaciones con igual numero de obras. Algunas de esas obras fueron mas tarde recuperadas por el teatro mexicano, como La guerra de Troya no tendra lugar de Giraudoux, y aun Paul Claudel, tan dificil de digerir hasta para el publico que habla frances, subio al escenario con Lannonce faite a Marie; una obra de Steve Passeur casi desconocida: Yo vivire un gran amor, y tantas otras representaciones a las cuales se asistia con un abono, y que se pierden en mi memoria. Aun somos muchos los sobrevivientes que recordamos aquella temporada triunfal con nostalgia. .