SEC. INF. GRAL. PAG. 4 CINTILLO: POLEMICA CREDITO: Ruben Alvarez CABEZA: El PRD y el Padron Electoral Uno de los mas inteligentes dirigentes del Partido de la Revolucion Democratica, Gilberto Rincon Gallardo, comento ayer que es "urgentisimo" -tal es la palabra que utilizo- que esa organizacion supere heridas, fisuras y divisiones internas y encuentre formulas de unidad que le permitan "regresar a la via institucional". No podria ser mas compartible tal aserto. El subcoordinador de la fraccion parlamentaria perredista en la Camara de Diputados analizo en "frio" que es lo que ocurre en su partido, sin atribuir a elementos exogenos a su agrupacion responsabilidades mayores en el desorden interno registrado puntualmente por dos medios de comunicacion. Me parece que, en contra de lo que algunos dirigentes perredistas, politologos y periodistas dicen, ni el PRD ni su candidato presidencial, Cuauhtemoc Cardenas, son victimas de ningun linchamiento o campana destinada a destruirlos o desaparecerlos del escenario politico nacional. Tengo la impresion -corroborada por diversas acciones que han estado a la vista de todo mundo-, que el PRD es victima de sus propios errores y que su abanderado presidencial no ha podido o no ha querido, asumir el liderazgo al inte rior de la organizacion que le ha dado cobertura legal a su campana y que ha optado por hacerle caso a los "duros" que no proponen otra cosa mas que la "intransigencia democratica". Semejante bodrio politico deberia ser abandonado definitivamente, -tambien de manera urgentisima-, por el ex gobernador de Michoacan, quien bien podria retomar el curso de su campana politica sobre la base de un partido unificado y comprometido con la legalidad. Rincon Gallardo considero que el PRD "no admite mas aplazamientos" en la busqueda de la unidad pues, de lo contrario, se vera mas danada la candidatura presidencial de Cardenas, asi como la de aspirantes a senadores y diputados. Por su parte, el propio Cardenas discrepo de las afirmaciones de Heberto Castillo en torno a la crisis interna del PRD y ratifico su confianza en el lider nacional de su partido, Porfirio Munoz Ledo. El candidato presidencial perredista salio asi al paso de las declaraciones del veterano dirigente de izquierda, quien habia propuesto la destitucion de Munoz Ledo, a quien considera el responsable de los pesares perredistas. Todo esto viene a cuento porque los agudos problemas internos del PRD tienen que ver con el hecho de que Cardenas y su Grupo Intimo han resuelto separarse de la dirigencia nacional del PRD y en particular de Munoz Ledo, para darle prioridad a la mal lograda Alianza Democratica Nacional, que de ninguna manera se puede comparar con el Frente Democratico Nacional que agrupo a diversos partidos politicos en torno a su candidatura en 1988. Cardenas habra de volver a lo mas elemental (back to the basics) en politica, que en su caso significara volver la cara al partido que durante mas de cinco anos le ha dado sustento y le ha servido de plataforma para desde ahi recorrer en campana el pais, practicamente despues de las elecciones de 1988. La puntilla que saco a la luz publica el desorden interno perredista fue, como se recuerda, la disputa por la representacion de ese instituto politico ante el IFE (Samuel del Villar vs. Leonel Godoy), los obvios diferendos entre Del Villar y Munoz Ledo-Godoy y el absurdo intento de descalificar a toda costa el Padron Electoral para sembrar el maximo de dudas sobre el proceso que habra de concluir el 21 de agosto proximo. Esto ultimo es, desde mi punto de vista, lo mas grave, pues esta dividiendo al PRD no la diferencia de enfoques o pareceres sobre la politica nacional que puedan tener dos personas, en este caso Del Villar y Munoz Ledo, sino la apreciacion mayoritaria entre los perredistas, segun la apreciacion mayoritaria entre los perredistas van a ser fraudulentas. Por un lado, dirigentes y militantes quiza en minorias que creen en los acuerdos pactados y verificables, asi como en los compromisos politicos al mas alto ni vel -lo que evidencia una clara intencion de hacer politica de verdad-, y, por otro, la postura dominante que prefiere la confrontacion y la descalificacion de las elecciones mediante el recurso del fraude previamente anunciado. Si el Padron Electoral es un punto de discordia entre el PRD y el resto de los nueve partidos politicos con registro, deberiamos preguntarnos por que los representantes de la Organizacion de Estados Americanos que recientemente visitaron Mexico consideraron que este pais no puede ser considerado como de "riesgo electoral", y por que el costosisimo Padron Electoral mexicano es modelo a seguir -en todo o en alguna de sus partes y procedimientos para su levantamiento-, por 20 paises incluyendo Estados Unidos y Canada. De acuerdo con informes del Coordinador General Tecnico del Registro Federal de Electores, Juan Manuel Herrera Alvarez, tanto la OEA como la Organizacion de las Naciones Unidas recomendaran el Padron mexicano a los paises y Estados que las integran. La meticulosa elaboracion de este Padron fue ordenada por los partidos politicos representados en el IFE, incluido, naturalmente, el PRD y su costo fue de 2,300 millones de nuevos pesos (¨Cuantas casas y escuelas se podrian construir con ese dinero?) y su integracion se realizo de 1992 a 1994. Echarlo por la borda, como pretende Del Villar, no solo seria un insulto para los otros partidos politicos que ahora apoyan ese instrumento electoral, sino, sobre todo, para los contribuyentes que pagaron con sus impu estos su elaboracion. Mucho mas alentador que la disputa por el Padron, es el acuerdo al que ayer llegaron ocho partidos politicos -solo estuvo ausente, para no variar, el PPS- y el regente de la Ciudad de Mexico, Manuel Aguilera Gomez. Se trata del "Acuerdo por la Transparencia y Equidad Electoral", con el que las partes se comprometen a conducir sus politicas y acciones al amparo de las disposiciones constitucionales en la materia y de la ley electoral, asi como a respetar las reglas de los organismos electorales. El acuerdo es en si mismo muy alentador y a el habremos de referirnos con mayor detenimiento en otra ocasion. .