SECCION CULTURA PAG. 39 CABEZA: CREDITO: No otra cosa suelen ser aun las mas minuciosas, laboriosas y a ratos insatisfactorias faenas que, en mi caso, se realizan en el campo de la traduccion, especialmente de poemas. Se hace lo que se puede: acerca uno su microscopio al objetivo, para percibir con la mayor precision lo que supuestamente se expresa en verso escrito en italiano, en aleman, en frances, y se resignan a transcribir (y en caso extremo a publicar) esa constancia de lectura en ocasiones placentera y por lo general no del todo satisfacto ria. Asi, aunque sean deudoras de otras traducciones y versiones, tanto como el manejo de esa dificil arma que son los diferentes diccionarios (que suelen disparar por la culata), las traducciones terminan por ser nuestras, cuando hemos conseguido al menos que nuestro microscopio no se trasmute en telescopio contra la propia voluntad. Gran traductor, por cierto, es nuestro erudito y admirado contra y sobrepoeta Gerardo Deniz, que se ha despachado un disfrutable ensayo sobre Saint-John Perse (Curiosidades persianas, Revista Vuelta, mayo de 1994), que gracias a Gutemberg podemos hoy revisar, ya que no pudimos escucharlo en vivo durante el programa academico del pasado Festival Cervantino en Guanajuato. Entre otras cosas, que no son tema de esta nota, advierto de Deniz registra las tempranas versiones castellanas de Anabasis y anota las ilu stres traducciones de Rilke, tanto como la primera en espanol de Ricardo Giraldes, y explora las relaciones literarias entre Alfonso Reyes y al autor de aquel poema. No menciona Deniz (aunque subraya que la obra de Perse ha corrido con suerte en materia de traducciones castellanas), las versiones de Octavio Barreda (1931, Rev. Contemporaneos) que si registran entre las mexicanas la edicion de La Pleiade. Tambien recuerda Deniz que Anabasis fue traducido en 1925 nada menos que por Rilke al aleman. Lo fue tambien por algunos de sus ilustres contemporaneos, T.S. Eliot entre ellos, al ingles. Rilke, muy generoso siempre para llevar a su lengua la obra de los poetas franceses que admiraba (Valery entre ellos), no puede quejarse tampoco de escasez en lo que toca a traducciones de su obra en todas las lenguas. Yo he caido de nuevo en la tentacion de verter al espanol un ciclo de sus poemas franceses (ya me ocupe de uno de ellos en articulo anterior), y estoy a punto de cometer la imprudencia de publicarlo completo en una coleccion universitaria, como simple constancia de lectura, adobada con alguna s cotraducciones de poemas alemanes, todos ellos tambien sobre Las Rosas. Procedera al librito un prologo, en el que sobre todo hare constar mis deudas con los editores franceses de esos textos y, claro es, con los traductores castellanos de los mismos, incluidos Guillermo Rousset (que ha vertido al castellano casi todos los pemas franceses), Tomas Segovia, que tradujo hace anos esplendidamente muchos poemas sobre las rosas, y otros muchos. En fin, transcribo aqui para abrir boca (si es que logro picar con mis versiones el interes de los lectores), alguna traduccion que me complace del rosaceo ciclo: XXI šNo te produce vertigo girar en torno a ti sobre tu tallo para degollarte, rosa redonda? Pues cuando el propio impetu te inunda, te ignoras dentro del capullo. Es ese un mundo que en redondo gira para que el calmo centro intente osado el redondo reposo de la rosa redonda. El texto frances es el que sigue: "Cela ne te te donne-ti-l pas le vertige/ de tourner autour de toi sur ta tige/ pour te terminer, rose ronde/ Mais quand ton propone elan tinonde,/ tu tignores dans ton bouton./ Cest un monde qui tourne en roun/ pour son calme centre ose/ le rond repos de la ronde rose". Sobran las justificaciones para los entendidos, pero ya se advierte que he eludido la tentacion de hacer uso de la rima (imposible aqui sin convertir el texto en decimonomica e ilegible version), y que me he permitido alguna vuelta de tuerca que parece hacer mas atractivo el verso espanol al traducir "degollarte" por "terminarte" (verso no. 3). Ese es el riesgo, y esta es la constancia. .