SECCION CULTURA PAGINA 40 CABEZA: El Prodigo del prodigio, hijo/II CREDITO:Ricardo Pohlenz Corria el setenta y uno cuando Javier Marias pu-blico su primera novela, Los dominios del lobo, por entonces tenia diecinueve. La historia, segun el la cuanta, comienza dos anos antes con una escapada a Paris. Tenia decidido que su novela iba a transcurrir en los Estados Unidos y el unico lugar donde, por gracia e influencia del cashiers du cinema y el nouvelle vague, programaban diariamente cine estadounidense de los 30, 40 y 50 era Paris. Frenetico y hambriento, pasaba los dia s chupando (como un quiet vampire) las imagenes de la pantalla para trastornarlas, revolcarlas, reinventarlas y febril, pasarlas al papel. La novela resultante es un alarde de narracion, una vocacion de contar por contar, como si la historia se hiciera a si misma, como en una encrucijada en la que se decide por ambos caminos, para habilitarlos en la probabilidad, alimentar su desarrollo y entonces, cortar de tajo, porque de algun modo, la narracion no termina donde acaba la historia sino donde se dej a de contar. En fuga entre el delirio imaginativo y el alimento cinematografico, en esa prosa que como burla tactica se imita el estilo que podria tener una traduccion, uno puede reconocer el salto de un Cagney, o la distancia de un Barrymore, o incluso a un Fonda a la Steinbeck (no se, no se, pero ya que menciono ecos literarios, ademas de cierto Faulkner trasnochado y demas, reconozco un dejo macabro como bourbon bebido, ya en franca borrachera con OHenry) masticados en las obsesiones neurales de un autor que no acab a de ser adolescente, pero lo sufuicientemente maduro como para saber que si de algo no queria escribir, era sobre Espana. La razon que da en "Desde una novela no necesariamente castiza" era que, en primer lugar la novela en Espana era pobre, y que todo lo que tenia que ver con Espana acaba por ser realista, y por consecuencia, costumbrista, y no hay adolescente (hay que considerar que el aun lo era) que se tome eso como verdadera literatura cuando se tiene a Stevenson a la mano. Con los anos, uno acaba por asumir otros valores, a captar el canon, con cierta disciplina; y aunque leerlo integro supone un exceso, por lo menos tenerlo en el librero, balanceandose como espada de Damocles. Lo cierto es que esta actitud se convierto en una prerrogativa generacional, una ruptura. Habia que acabar con Espana, matarla como fuente, para poder regresar a ella, replantearla mas alla de lo castizo. Sin esta revuelta tal vez no hubiera sido posible un libro como El jinete polaco de Antonio Munoz Molina, que largos e intrincados vericuetos narrativos plasma la historia de un pueblo, Magina, para contar asi a Espana, aunque todo eso que sucedio, ese cumulo de vidas, haya estado asi para que un amor (uno solo) pudiera hacerse realidad; una manera bastante lirica de entender la sincronicidad. Los dominios del lobo, es de algun modo antipoda de otra novela espanola de aquel tiempo, Si te dicen que cai de Juan Marse, novela de acidez sulfurica, de crudeza esperpentica, que retrata al franquismo en sus mejores momentos, la cual fue prohibida en Espana y publicada en Mexico. En ella, Marse retrata a un grupo de adolescentes de arrabal y sus historias, las cuales son contadas, ademas, por ellos mismos. No todo lo que dicen es cierto, sus aventis se crean por esa necesidad de hace r mas atroz eso de lo que es testigo, de cautivar a traves del horror de lo que supone la propia vida; evadirse era inflarlo hasta proporciones demoniacas. Uno aqui puede ver la diferencia que diez o veinte anos pueden hacer; Marias era otro tipo de adolescentes, otra su circunstancia, y de algun modo, otro su tiempo. No valia tanto desfigurar a Espana como darle un tiro. Siempre queda el cine. .