SECCION ESPECTACULOS PAG. 43 BALAZO: Teatro de la Ciudad CABEZA: Festival de ninos, con ninos y para ninos CREDITO: Rogelio Segoviano "A ver, a la una, a las dos y a las... Jajaja. Ahi va, a la una, a las dos y a las... Jajaja. No, no, ora si, ya en serio, a la una, a las dos y a las...". Una y otra vez, los tres ninos que estaban arriba del escenario del Teatro de la Ciudad, contaban, se miraban y terminaban todo en la mas alegre y desmadrosa de las sonrisas. El publico, complice de las picardias infantiles, los animaba con aplausos para que se les quitara "lo chiviado" y cantaran ya el dichoso Himno a Dolores del Rio, que les habia ensenado "la maestra Adela", y que seguramente era la senora de la fila A que les hacia mil senas con la cara y los brazos. Pero poca era la atencion que los ninos, procedentes de la Estancia Infantil de la ANDA, le prestaban a la gente y a la senora de la fila A. Ellos seguian en su cotorreo: "A la una, a las dos y a las...". Desde una hora y media antes, decenas de pequenos talentos del canto, la musica y el baile, habian desfilado ya por el escenario del Teatro de la Ciudad, en donde se realizaba el festival del Dia del Nino, organizado por el Grupo Impulsor de la Musica Mexicana, que dirige la cantante vernacula Maria de Lourdes. Pese a que se trataba de un espectaculo infantil, que las entradas costaban 30 nuevos pesos y que era una tarde futbolera (se jugaba la final del campeonato entre Tecos y Santos), el inmueble localizado en la calle de Donceles, en el Centro Historico, rebaso las tres cuartas partes de su capacidad. Desde el momento en que el Teatro de la Ciudad abrio sus puertas y el Payaso Pollito recibio a todos los pequenines con los dulces que habia enviado el productor cinematografico Carlos Amador, los ninos disfrutaron de su dia. Las tradicionales normas de no correr en los pasillos, no introducir alimentos al interior de la sala o de no brincar arriba de los asientos, fueron canceladas durante 24 horas. Se valia de todo y no habia regano de las acomodadoras que contara. Las integrantes del Ballet Tradicional de Mompocayac fueron las primeras en aparecer con un baile tradicional chiapaneco a ritmo de marimba. Los gritos de "echale preciosa", que se dirigian ellas mismas, servian para que su meneadito de hombros fuera con mas jicamo. Luego siguieron los rancheritos Armandito Maciel y Luis Eduardo Rivera. Cada uno con su particular estilo interpretativo que haria quedar en ridiculo a cualquiera de los idolos prefabricados que se le quieren imponer a la juventud. No podian quedar fuera las canciones de Cri-cri, el Grillito cantor. El Ballet Mexico 2000 fue el encargado de recrear algunas de sus melodias. Acompanadas por el Trio los Santos, el grupo Guadalupe interpreto El burrito ("arre que llegando al caminito, aquimichu") y en las partes correspondientes, todo el Teatro de la Ciudad se unia para silbar. Cabe senalar que de este cuarteto de jovencitas, Cecilia Gallardo sobresale de entre sus companeras y nos atreveriamos a ver en ella a la que quiza sea la mejor cantante juvenil que hay en Mexico. Sus cualidades son simplemente extraordinarias. Montado en un caballito de madera, Manuelito Aguilar, uno de los mas pequenos participantes en el festival (cinco anos), interpreto los temas Voy a Texas y Charcas Bill. La soltura y picardia de este nino agrado bastante a la gente y fue uno de los mas ovacionados. La minibanda de Coyotepec, con sus 15 elementos, tambien fue muy festejada por el publico. Los ninos que iban de los 7 a los 14 anos cargando tubas, tamboras y trompetas realizaron un ameno popurri que por poco y termina en bailongo colectivo. Luis Fernando Torres, de tres anos (el chico del evento), canto La mochila azul y El albanil. Por momentos parecia como si el peso del microfono fuera a vencer al nino, ayudado por sus dos manos, Luis Fernando conseguia acercarselo a la boca. En el festival tambien participaron Fredi Camacho y los hermanos Rodrigo, Mayra y Alondrita Torres. Todavia a la salida, abrazados ("como compadritos"), los tres chicos de la Estancia de la ANDA seguian cotorreando: "Ora si, a la una, a las dos y a las..." .