SECCION CULTURA PAGINA 35 CABEZA: Hoy, un siglo de J]ger CREDITO: EDUARDO LIZALDE* Todas las publicaciones culturales de Mexico y del mundo comentan desde hace varias semanas el suceso del cumpleanos numero cien de Ernst J]ger. Los cumplio realmente el dia de ayer (29 de marzo), dia en que redacto esta nota. No es cosa de todos los dias cumplir cien anos, pero menos lo es que los cumpla un escritor de genio y las caracteristicas intelectuales de J]ger, al que hoy rinde homenaje el socialista presidente de Francia (a punto del retiro), Miterrand, que hace unas decadas hubiera c ondenado al autor, de Los acantilados de marmolョMDNMッ como pasivo y comodino colaboracionista ideologico del regimen hitleriano, junto a Ernst von Salomon, Heidegger, Klages, Jaspers y otros, ``agnosticos irracionalistas'' fustigados por la extrema izquierda comunista. Todos ellos, decia Lukacs en El asalto a la razonョMDNMッ (1952), eran sustentadores de ``el irracionalismo de la filosofia de la vida'', cuya ``mision historica reaccionaria (era) la de luchar directamente contra la concepcion del mundo del proletariado, contra el marxismo-leninismo''. Un lenguaje arcaicamente staliniano, indigno de una inteligencia como la del filosofo hungaro, que se veria obligado a paliar el simplismo de esos esquemas despues de la revuelta de 1956 en su pais, tras la que estuvo a punto de ser llevado al paredon junto a los disidentes derrotados, perseguidos y asesinados. Pero no dejo nunca Lukacs, por un lado, de perdonar sencillamente la vida a J]ger como autor de ``eficientes narraciones no carentes de valor'' y, por otro, de senalar la identidad de su ideologia social con la de Hitler: Der ArbeiterョMDNMッ (El obrero, 1932), no era sino la expresion acabada de la demagogia proletaria del nacionalsocialismo, hijo a su vez de Nietzsche, para el hungaro ``gran antepasado de todas las construcciones historicas arbitrarias y toda las fabulaciones miticas del periodo impe rialista'' (Aportaciones a la historia de la estetica, traduccion de Manuel Sacristan). Han envejecido, se han oxidado en la obsolencia critica todos esos esquemas, aunque continuen manifestandose repudios de la tambien decantada izquierda ortodoxa contra el centenario J]ger y contra otras figuras de su generacion. No obstante, muchos ex socialistas, socialdemocratas contemporaneos y sedicentes marxistas, han perdonado a J]ger, no lo identifican con el hitlerismo y rinden la rodilla en el suelo ante su obra admirable. Otros, como Mitterrand se declaran amigos de J]ger y lo declaran ``hombre libre, cuyas obras se mofan de las modas y cuentan entre las muy escasas que hayan producido espiritus tan sutiles...''. Al mismo tiempo, el presidente Mitterrand se declara defensor y amigo, como ha dicho Vargas Llosa, de ese anacronico heroe marxista-leninista que es desde hace mas de treinta anos Fidel Castro. Hace algo mas de un ano, cuando estaba J]ger a punto de cumplir sus 99 anos de edad, publicamos en esta columna algunas notas sobre el monstruo centenario que parecia proximo a extinguirse, pues habia sido trasladado a un sanatorio, en alarmantes condiciones de salud. J]ger sobrevivio a esa crisis, como sobrevivira su obra magnifica a la cantinela de los que ya cumplen sesenta anos tildandola de nihilistas, irracionalista, agnostica, reaccionaria y, por lo tanto, fascista. Habria que preguntarse, a estas alturas, que grandes pensadores y artistas del siglo XX no dejan ver en sus obras escepticas, desencanto frente a los partidos, los sistemas y las ideologias, pesimismo ante el futuro inmediato, etcetera. El malestar de los tiempos es el de la cultura, el de las ideolog ias, el de la desigualdad social, el de las guerras fratricidas, el de la humanidad en su conjunto. J]ger, el poeta y el profeta, el enorme escritor, no es, como la mayoria de los artistas, pensadores y escritores contemporaneos (descontados algunos candidos fideistas y optimistas redomados), sino el fruto del malestar historico. Sus ficciones de la novela EumesvilョMDNMッ (esa obra maestra de sus 82 anos de edad, a la que todos hemos vuelto), hablan claro de esa conciencia y ese desencanto. Ya me he referido en otra ocasion a esas paginas y reflexiones ironicas sobre el anarca supremo Benjamin Tucke r y sus desoidos textos premonitoiros de 1880 (en la revista anarquista Liberty, de minima difusion, anota J]ger): ``Afirmen o nieguen lo que quieran los socialistas de Estado, una vez implantado su sistema, esta condenado a convertirse en religion de Estado, a cuyos gastos tendremos que contribuir todos y ante cuyos altares nos tendremos que arrodillar... un sistema que prescribira lo que debemos comer o beber, lo que debemos hacer o no hacer... un codigo etico estatal que no se contentara con castigar los crimenes, sino todo cuanto la mayoria decida que es vicioso, etcetera. Y entonces la autoridad habra llegado a su cima y el monopolio habra alcanzado su maxima expansion de poder.'' *POETA Y ESCITOR .