PAG. 4 SECCION: INF. GRAL. CREDITO: CARLOS MONSIVAIS CABEZA: Los gay: de la lucha por los derechos civiles a la lucha por los derechos humanos (Sexta de nueve partes) Casi historicamente, el 2 de octubre de 1978 es la fecha de ampliacion ostensible de la tolerancia urbana, tan restringida como se quiera, pero irreversible. Ese dia, en la marcha que conmemora el decimo aniversario de la matanza de Tlatelolco, participa un contingente de homosexuales, que atrae mas asombro que rechazo, mas antipatia del reflejo condicionado que odio. Gracias a tal inclusion, fruto de la intrepidez de los militantes la percepcion del grupo mas despreciado y ridiculizado en la vida social. Los integrantes de los grupos (el Frente Homosexual de Accion Revolucionaria, Lambda, Oikabeth), en su mayoria entre los 18 y los 30 anos, acuden a la radio y (dos veces) a la television, inician la marcha anual del Orgullo Gay (el ultimo sabado de junio), impulsan mesas redondas y conferencias, expresan libre y "obscenamente" sus ideas y practicas de la sexualidad en novelas, cuentos, obras de teatro, coreografias, peliculas. Dos tex tos en especial llaman la atencion: Mexico. Entre pleitos, sectarismos quizas inevitables en un movimiento nuevo, y notables compromisos vitales, lo El 2 de octubre de 1978 se rompe con la tradicion de ocultamiento, represion y silencio. Antes, a los homosexuales (maricones, maricas, jotos, putos) se les menciona en privado, y entre bromas y condenas. Si en el virreinato se condena a los sodomitas a la hoguera porque "mudan de orden natural", en el siglo XIX jamas se les menciona por escrito, y un acontecimiento tan importante como el juicio de Oscar Wilde (1895) no recibe comentarios en la prensa. La primera alusion al juicio que localizo es de 1913 en A nadie ha sorprendido, sin duda, esta encarnizada persecucion de todo lo que a Wilde se refiere; por desgracia forman hueste innumerable los que juran guerra a muerte a un escritor, a un poeta y a cuando les toca, porque su vida no fue todo lo edificante que quisieran los mas ignaros y despreciables miembros de cualquier congregacion anglicana. En 1913 es insolita la defensa de Wilde, es aun mas sorprendente la ridiculizacion de los cargos en contra suya, provenientes del "rebano de gentes mediocres, de filisteos y semicultos". Torri concluye: No esta lejano el dia en que volvamos el rostro a Wilde en una sonrisa generosa, y nos aparezca la tremenda catastrofe de su vida con un prestigo de martirio. Su mania de epatar y sus desvios nos haran sonreir, como nos hacen sonreir la petulancia de Wordsworth, la acritud de De Quincey, la aficion de Lamb por la ginebra con agua... Torri es consecuente. El 1 de octubre de 1916 en El dandismo de nuestros jovenes literatos y las florecidas "boutonnieres" al par que las cabelleras de flotantes rizos nos lo indican con harta elocuencia. Wilde esta destinado a ser popular entre nosotros. Su influencia atenuara nuestra estrechez habitual de criterio, nos aligerara un tanto de nuestro espiritu de pesadez, y renovara la viciada e irrespirable atmosfera en que florecen languidamente nuestros intelectuales. Wilde: oxigeno de la cultura. El espiritu humanista de Torri es muy excepcional y se produce en los anos de la lucha armada. Antes, lo comun es el rechazo, el espanto, la referencia exterminadora. El 20 de noviembre de 1901, en la calle de La Paz, la policia interrumpe un baile de homosexuales. La redada adquiere de inmediato perfiles legendarios porque, segun el nunca desmentido rumor popular, uno de los detenidos es Ignacio de la Torre, el yerno de Porfirio Diaz, a quien acompanan vastagos de las familias notables del porfiriato. El numero 41 se asocia automaticamente con la homosexualidad, y la serie de grabados de Jose Guadalupe Posadas le concede al hecho una popularidad inmensa. "Aqui estan los maricones/muy chulos y coquetones", asegura el titulo de una grabado, y los versos adjuntos cuentan festivamente el "gran baile singular". Cuarenta y un lagartijos disfrazados la mitad de simpaticas muchachas, bailaban como el que mas. La otra mitad con su traje. Es decir de masculinos, Gozaban al estrechar A los A los detenidos sin influencias politicas se les envia a Yucatan, a labores exhaustivas. En 1902 son arrestados dos homosexuales, "La Bigotona" y "El de los claveles dobles", y se les manda tambien a Yucatan. Ese ano, las hermanas Moriones, empresarias de teatro celebran las 100 representaciones de la zarzuela rma Luis Reyes de la Maza en El escandalo popular, unica via para aceptar la existencia de los homosexuales. Las senoras Moriones se defienden: las 100 representaciones de las comedias siempre se han celebrado de ese modo, sin protesta alguna, y no se ensaya zarzuela alguna con ese titulo "infamante". Desde entonces y hasta fechas recientes en la cultura popular el cial El corazon degenerado de aquellos jovenes aristocratas prostituidos, palpitaba en aquel (sic) inmenso bacanal. La desbordante alegria originada por la posesion de los trajes femeninos en sus cuerpos, las posturas mujeriles, las voces carnavalescas, semejaban el retrete-tocador de una camara fantastica; los perfumes esparcidos, los abrazos, los besos sonoros y febriles, representaban cuadros degradantes de aquellas escenas de Sodoma y Gomorra, de los festines orgiasticos de Tiberio, de Commodo y Caligula, donde el fuego explosivo de la pasion salvaje devoraba la carne consumiendola en deseos de la mas desenfrenada pr ostitucion. Para Castrejon no hay duda: se trata de "jovenes inflamables, repudiables, odiosos para el porvenir y por todas las generaciones, escoria de la sociedad y mengua de los hombres honrados amantisimos de las bellezas fecundas de la mujer". En la novela, Ignacio de la Torre es don Pedro de Marruecos, el centro de esa sociedad pervertida, y el unico que escapa de la fiesta, cuyo momento igneo asombra a Castrejon: Entretanto, en el salon crecia el entusiasmo. Ojos fosforescentes, ojos lubricos, ojos languidos; caderas postizas ondulantes, graciles, con sus irreprochables curvas; rostros polveados, pintarrajeados; pelucas maravillosamente adornadas con peinetas incrustadas de oro y joyas finisimas; pantorrillas bien cinceladas a fuerza de algodon y autenticas de amorfas flacuras; senos postizos, prominentes y enormes pugnando por salir de su carcel; muecas grotescas y voces fingidas; le daba todo ese conjunto a la org ia algo de macabro y fantastico. Luego sobreviene la caida, la vergenza, la muchedumbre gozosa que se ve a los 41 partir hacia Yucatan, la vida infernal de los trabajos forzados: Y era de risa ver el cuadro grotesco de los populares 41, levantando la pala y golpeando con el zapapico, sudoroso, escualidos y llorando las mas de las veces a la lagrima viva. Los soldados les daban todos los dias " šA donde vas con tu traje de gala? No trabajes que te quiebras la cintura, vida mia! šTe sofocas, lindo nino? Pues carga con el abanico... Y hasta popular se hizo un estribillo que publico un diario de la metropoli en aquella epoca, y que cantaban los soldados cuando marchaban: Mirame, marchando voy con mi chaco a Yucatan, por hallarme en un convoy bailando jota y cancan. Manana en este mismo espacio Los veintes: la reaparicion de los trangresores ENTRETEXTO El numero 41 se asocia automaticamente con la homosexualidad .