PAG. 2 SECCION: INF. GRAL. CABEZA: LA REFORMA EDUCATIVA DE 1992 CREDITO: GILBERTO GUEVARA NIEBLA * Se puede presumir que en materia de educacion el Plan Nacional de Desarrollo dara continuacion a las reformas que se iniciaron en 1992, cuando el presidente Zedillo ocupaba la Secretaria de Educacion Publica. Lo mas significativo de estas reformas es que no se redujeron a medidas remediales o compensatorias, sino que buscaron cambiar algunas estructuras esenciales del sistema educativo. La reorganizacion de este sistema se hizo sobre una base dual, dividiendo su funcionamiento en: a) actividades operativas, que quedaron bajo control de las entidades federativas y b) actividades normativas y evaluativas, que se mantuvieron bajo control de la SEP. Esta nueva division del trabajo simplifico la administracion escolar e hizo posible una mejor distribucion de responsabilidades. Con ella se echaron las bases para liquidar el centralismo y la macrocefalia que padecio durante tanto tiempo al aparat o escolar de Mexico y para incrementar las facultades de las entidades federativas y los municipios. El nuevo federalismo educativo implico, un doble movimiento: por un lado, se mantuvo, inalterada, la educacion nacional (se preservo un curriculum nacional comun) y, por otro, se otorgo un nuevo protagonismo a entidades federativas y municipios. Una ligera modificacion hizo posible una cierta flexibilidad curricular en donde se admitio que cada uno de los estados elaborara el libro de tercer grado de primaria de historia y geografia. Desde ese punto de vista, la reforma tuvo un indiscutible sentido democratico. Antes de 1992, existia una situacion absurda en donde la SEP era el factotum de la educacion nacional. A ella le correspondia normar hacer planes, programas, establecer disposiciones organizativas, etcetera producir libros de texto, controlar, evaluar, contratar maestros, pagarles, construir escuelas, cuidar por su mantenimiento, certificar, reconocer estudios, supervisar el desempeno de las escuelas, sostener las relaciones la borales, atender los conflictos y realizar una infinidad mas de tareas. El papel de las entidades federativas en el antiguo esquema era, en cambio, practicamente nulo. A contracorriente, algunos estados, los mas desarrollados (Nuevo Leon, Jalisco, Baja California y otros), impulsaron subsistemas de escuelas bajo su control que, en algunos casos, lograron crecer y adquirir presencia importante. Otros, los menos desarrollados (Oaxaca, Chiapas), no pudieron gestar esos subsistemas y, en consecuencia, en educacion dependieron en un cien por ciento del gobierno federal. Dentro de lo s estados, empero, se reproducia un esquema centralizado semejante al esquema nacional: las facultades se reunian en el gobierno estatal y los municipios carecian de todo poder en materia educativa. Despues de 1992, la SEP preservo su poder de agencia directiva del sistema educativo nacional pero, al menos en teoria, ese poder no se ejerce como control directo sino a traves de la expedicion de normas y de la evaluacion de su aplicacion. Para desempenar esa funcion se creo la Subsecretaria de Educacion Basica y Normal y la planeacion y evaluacion se concentraron en la Subsecretaria de Planeacion y Coordinacion. El gobierno federal, sin embargo, no quedo exento de responsabilidades operativas pues preser vo como facultad suya el manejar directamente el sistema escolar del Distrito Federal. Para cumplir esa funcion, se creo la Subsecretaria de Servicios Educativos para el Distrito Federal (se espera que, en fecha proxima, las funciones de esta subsecretaria pasaran a manos de las autoridades del Distrito Federal). En el regimen actual, los estados se encargan de todos los aspectos operativos. Ellos contratan maestros, les pagan, construyen escuelas, las administran, supervisan su trabajo, forman y actualizan a los profesores y, los mas importantes se ocupan de las relaciones laborales. Esta redistribucion de la relacion laboral, empero, no afecto el caracter nacional del Sindicato de trabajadores de la educacion. No obstante la significacion de estas transformaciones, el gran cambio que trajo consigo la reforma de 1992, sigue estando solo en el papel. Me refiero, desde luego, a los consejos de participacion social (nacional, estatal, municipal y por escuela) que encerraban la promesa de por primera vez en mucho tiempo dar a la sociedad, en particular a los padres de familia, un protagonismo efectivo en la vida escolar y en el funcionamiento del sistema educativo. Pero esto, aunque es harina del mismo costal, merec e el esfuerzo de otro articulo. * Profesor e investigador en educacion .