PAG. 6 SECCION: INF. GRAL. CINTILLO: LOS HECHOS Y LOS MITOS CABEZA: Federalismo y Democracia. CREDITO: Gustavo Hirales ntre las que destacan los gobernadores panistas y priistas de varias entidades, da pie para tocar el tema. Pero antes, ¨que entendemos por federalismo? Antes que todo, el federalismo es una forma de organizacion politica de las naciones (de las asociaciones, sindicatos, etcetera), que reconoce a cada una de las entidades que se unen, primero, autonomia y libertad para decidir la union; segundo, les exige cesiones de derechos y asuncion de deberes, por las que la union se convierte en una entidad superior a la simple suma de las entidades federantes. El ejemplo clasico de federalismo republicano es, como se sabe, la union de la 13 colonias inglesas que fundan los originales Estados Unidos de America. De nuestro propio proceso federativo se ha dicho que fue impostado, una copia servil del proceso de nuestros vecinos del norte; pero lo cierto es que lo extenso del pais y lo incomunicado de sus distintas regiones, daban razones y argumentos tanto para las tendencias centralistas, como para las federativas. En la historia de nuestras luchas politicas el federalismo va unido al liberalismo, a la lucha por la Republica, y a la aspiracion democratica. El porfirismo se caracterizo, entre otras cosas, por abolir en la practica la soberania de los estados de la federacion. Y por ello no fue casual que la revolucion mexicana levantara, como una de sus grandes reivindicaciones, no solo la de un autentico federalismo, sino tambien la del municipio libre. Todo esto quedo plasmado en la Constitucion de febrero del 17 y, como muchos de los preceptos de esa Carta Magna, tuvo que esperar mejores tiempos para su realizacion. ¨Por que algunos suponemos que ha llegado el tiempo de llevar esos preceptos a la practica? Por varias razones; la principal, que el modo centralista de organizacion y de gobernacion nacional ya dio todo lo que tenia que dar, y se encuentra visiblemente agotado. Lo diria asi: el centralismo que se superpuso a la norma federalista, sin anularla del todo, fue muy probablemente una astucia de la historia para darle viabilidad al proyecto nacional, al que emergio de la revolucion y tuvo su jalon definitivo en e l gobierno de Lazaro Cardenas. Pero a un costo politico y social muy alto, debido sobre todo a que se excedio en las formas y en tiempo. Las virtualidades del modelo estan a la vista: mando nacional unico, voluntad unica, esfuerzos en una misma direccion, supresion de los caprichos e intereses mas agudamente localistas y retrogrados; imposicion del progreso por encima de supercherias y de fanatismos religiosos y de otro tipo. Educacion popular, nuevo regimen agrario, sindicatos nacionales, petroleo nacionalizado, carreteras y comunicaciones, infraestructura industrial, un solo Estado, un solo e incuestionado gobierno nacional, donde se depos ita, segun reza la Constitucion y ha sido constatado por el desarrollo historico, la soberania popular y nacional. Sus perversiones tambien estan a la vista: el pais como un nino sin capacidad de albedrio ni de autodeterminacion, eternamente condenado a la tutela muchas veces arbitraria de quienes, por azares del destino, encarnan en un momento dado el consenso de una clase politica cuya naturaleza liberal y republicana esta en cuestion desde hace buen tiempo, afectada en sus raices por el patrimonialismo, la carencia de ideologia y la falta de respeto al Estado de derecho: el presidencialismo a la mexicana. Decia Reyes Heroles, a fines de los 70, ante el reclamo de la oposicion de izquierda por la intromision del centro en la vida politica de las entidades federativas, que sin esa intromision, los gobernadores se convertirian en verdaderos satrapas orientales. Desafortunadamente, don Jesus no alcanzo a advertir como esas satrapias palidecian ante (y se correspondian con) lo que se engendraba en el centro: la desmesura imperial. De cualquier modo es un hecho que ya para aquellas fechas, mediados o fines de los 70, la ciudadania de las entidades y los municipios habia dado pruebas fehacientes de su mayoria de edad politica, de su renuencia a seguir aceptando pasivamente que se decidiera por ella (y muchas veces contra ella), y que habia llegado la hora de tomar en serio la letra de los discursos gubernamentales y, mas alla, tomarle la palabra al texto constitucional. Habia que romper el circulo vicioso segun el cual el Presidente de signaba a un gobernador por ser su amigo y luego, ante sus trapacerias, verse obligado a cuidarle las manos o finalmente optar por sacarlo del puesto, con grave quebranto de las formas y la esencia del republicanismo. La conciencia de la necesidad de darle nueva vida al federalismo mexicano esta ahora sumamente extendida, sobre todo en las entidades federativas y en los municipios del pais. A lo mejor la gente espera mucho de esta renovacion federalista, y es muy posible que, cuando se alcancen las reformas que hoy estan a la orden del dia, y se lleven a la practica, algunos se decepcionen, y hasta lleguen a pensar que estabamos mejor de la otra forma, bajo el tutelaje de papa gobierno federal. Pero la nacion, como organ ismo vivo y en desarrollo, no puede detener su crecimiento y maduracion. Gobernantes y gobernados debemos asumir que ha pasado, para no volver, el tiempo de la mente que todo lo sabe, de la mano que todo lo cuida y del ojo que todo lo ve. Como adultos, hay que asumir las nuevas libertades y derechos que conllevan, al mismo tiempo, nuevos deberes y obligaciones. Primero que todo, la obligacion de responder por uno mismo. Pues ese finalmente es el sentido del federalismo por el que se lucha: una redistribucion de los derechos, de los deberes, de los recursos, de la responsabilidad. Nuevas reglas del juego acordes con los nuevos tiempos que tenemos que vivir. .