SECCION: INFORMACION GENERAL PAGINA: 4 CABEZA: El sexo en la era de las instituciones CREDITO: CARLOS MONSIVAIS* No tiene caso, salvo por requisitos de la moda, examinar por decadas usos amorosos y habitos sexuales en la sociedad mexicana. Segun creo, en el periodo "de la Institucionalidad" (de 1940 en adelante) es mejor estudiar cambios y persistencias a la luz del dialogo forzado entre las actitudes nuevas o disidentes (modernizacion) y el rechazo activo o pasivo de la novedad (tradicion). El proceso dista de ser uniforme, aunque es mas homogeneo de lo que harian suponer la diversidad de tiempos culturales en la cap ital y la provincia. Salvo los grupos de la ultraderecha, la poblacion se incorpora (con rapidez creciente) a patrones cada vez menos estrechos del "comportamiento admitido". le hablaba de usted a sus padres En los anos 40, en el arranque del "pais moderno", el momento publico es muy conservador e intolerante. Considerense, entre otros, estos hechos: -Nadie discrepa de la autoridad patriarcal. -Se considera eterna la sumision femenina, y se admite sin problemas a su simbolo casi parodico, la Sufrida Mujer Mexicana, que le agradece al macho sus maltratos, y de la que el cine proporciona incontables ejemplos. De los mas destacados: -La honra (es decir el absoluto control patriarcal) es todavia fundamento del prestigio de las familias. -El macho, en su vision ideal de si mismo, demanda la posesion de una Casa Chica (la concubina como segunda esposa, legitimada por su persistencia, su fertilidad y su condicion disponible). -En los prostibulos se fortalece el ego y se pone a salvo la santidad del hogar, que en mucho depende de una convencion: el marido no puede desear ardorosamente a su mujer (tenerle ganas a la legitima esposa es extraviar a la libido). -La educacion sexual es un monologo de torpezas y vulgaridades: "Creo hijo mio, que todavia falta para que conversemos de hombre a hombre"/"Como ya estas grandecito, hijo, hoy te llevo al burdel para que te estrenen". -Un politico divorciado carece de porvenir, porque quien no sabe responderle a su familia no es confiable en lo absoluto. -Un homosexual es la excentricidad que en el mejor de los casos aspira a la compasion. -Las "palabras obscenas" pueden prodigarse en privado, pero deben prohibirse en el cine, la television y la vida social que se respeta. -La certeza de la minoria de edad de la gente moviliza los criterios parroquiales, muy severos al clasificar las peliculas: En la cabecera de la mesa, el sentimiento de culpa... En la provincia, ambito represivo por excelencia, la vida privada sigue regida por el chisme, la sujecion femenina a lo eclesiastico, la identidad entre la exhibicion de la fe y la condicion respetable, los ghettos venereos o "zonas de tolerancia", el onanismo como saber de salvacion, la contigidad del escandalo con la muerte social. En provincia, la secularizacion avanza con lentitud, el sexo es lo inmencionable, y son todavia omnivoros los alcances de l Catecismo del Padre Ripalda y del confesionario, y sus accesorios: la Congregacion Mariana, los Caballeros de Colon, los colegios de monjas. "La television pronto llegara: yo te cantare y tu me veras" Esto en la superficie: inauguraciones, misas solemnes, cenas de matrimonio. En lo profundo, se gesta el gran cambio, que acelera la Segunda Guerra Mundial, y conducen los medios masivos y la industrializacion. Y el espacio de los cambios; a diferencia del tradicionalismo, todo es significativo. Examinese la letra de un bolero de los anos cuarentas, Prohibido: Yo no se si este amor es pecado que tiene castigo, si es faltar a las leyes honradas del hombre y de Dios, solo se que me aturde la vida como un torbellino, que me arrastra y me arrastra a tus brazos con ciega pasion. Es mas fuerte que yo, que mi vida, mi credo y mi sino, es mas fuerte que todo el respeto y el miedo hacia Dios, aunque sea pecado te quiero, te quiero lo mismo, aunque a veces de tanto quererte me olvido de Dios Cantada por un tenor de usanza clasica, Prohibido asume las caracteristicas del desafio formal. Las autoridades eclesiasticas condenan el bolero, y obtienen su prohibicion en la radio, pero no van mucho mas alla. El sentido de la epoca, tal y como se vive en la capital, es "blasfemo" y "heterodoxo", y en el sexenio del presidente Miguel Aleman (1946-1952) se multiplican los prostibulos, las "zonas rojas", las peliculas de cabaret y rumberas, las "exoticas" que en el teatro frivolo bailan con frenesi para ex altar los coitos de un solo cuerpo. Mientras, nada parece afectar a los usos del cortejo amoroso "a la antigua". A las familias, a las parejas y a muchachas y muchachos en -edad-de-merecer, les es indispensable el repertorio de la mitomania amorosa (melodramas, canciones del eterno compromiso con las abstracciones, emociones solo creibles si se actuan). A lo largo del siglo XX el bolero expresa la creencia triple: en la espiritualidad del deseo, en lo incorporeo de los sentimientos, en la desdicha del amor. Eros cuaja igualmente en el extasis de la frustracion y en la idolatria: Amor mio, tu rostro divino/ no sabe guardar secretos de amor./ Ya me dijo/ que estoy en la gloria de tu intimidad. Y tardan en extinguirse las serenatas, la Noviecita Santa, la virginidad de la novia como dote basico, la solicitud de permiso para soltar ante las damas una palabra gruesa ("pendejo"), el tartufismo que es el homenaje de la retorica a la hipocresia. *Escritor .