SECCION CULTURA PAGINA 35 CABEZA: CREDITO: mente que la ortodoxia eclesiastica considero herejia. Que sin duda lo era. En 1563 ingreso en la orden de los Dominicos; se doctoro en teologia. Muy pronto se iniciaron dos procesos en su contra y Bruno se fugo para vivir como vagabundo. Perseguido por la intolerancia, en los ratos que le dejaba su continuo desplazamiento escribio miles de paginas, paginas en mas de un sentido visionarias y provocativas. Porque fue un filosofo brillante, pero tambien mago hermetico, cabalista, y un artista de la memoria en la mejor tradicion del ocultismo del renacimiento. Pensaba que el universo es infinito, tanto temporal como espacialmente, y que esa infinitud que el hombre contempla entusiasmado correspondia a la de Dios. Todo en el universo esta vivo y tiene alma, por eso su transformacion es constante; ademas, todo es en el fondo una y misma cosa, las diferencias son mera apariencia, de modo que lo que se muestra en la naturaleza contrario o distinto, allende la superficie es identico, congruente, Uno. La magia era el medio para llegar al Uno que hay detras de las apariencias; se trataba, de acuerdo con Bruno, de unificar la pluralidad de los fenomenos, justo en la memoria. Poblar la mente con imagenes y talismanes, organizarla de modo imaginativo hasta lograr que ascendiera, fue la almendra de todo su pensamiento. Y el arte de la memoria era metodo y ejercicio para vivir en sintonia con lo que escriben los astros, para anudar lo temporal y lo eterno. Bruno fue un hombre brillante, apasionado y valiente que se aventuro en cualquier procedimiento magico aun prohibido o peligroso, y ante nada se detuvo convoco a la hechicera Circe a fin de establecer contacto con las potencias cosmicas y organizar la psique desde arriba. En sus operaciones magicas aplico las imagenes talismanicas de las estrellas a la memoria, y quiso asi trasladarlas al interior de la mente, ahi casi que reproducir al cosmos. Las imagenes de las estrellas, "sombras de las ideas", son intermediarias entre las ideas del mundo supraceleste y el mundo elemental subceleste. Por eso podemos actuar sobre el mundo inferior, si tan solo sabemos como disponer de ellas. Con magia se pueden manipular las fuerzas del universo, basta con que el mago las conozca y sepa capturarlas, imprimirlas en la memoria. En la nulidad del hombre radica su fuerza; justo porque es nada, puede ser cualquier cosa. Hay que inventarse el mundo, y para eso contamos solo con imaginacion y palabras, dijo; asi se anticipo a Wittgenstein, quien mucho tiempo despues iba a decir: "imaginar un lenguaje es imaginar una forma de vida". El lenguaje no dice falsedades ni afirma verdades, sino que nos hace vivir de una cierta manera. Los demonios son para Bruno mundos posibles, sus agiles escrituras, fantasmas que efimeramente t ransparentan realidades. En este sentido, el mundo de los demonios o fuerzas no es otra cosa que el campo de juego del lenguaje. Y el mago quien los descrifra para luego poder vincularlos, provocarlos y darles puntos de encuentro "por la virtud del gran demonio (que es el amor)"; enmaridar, hacer copular al mundo, es la tarea del mago. Bruno sexualiza al cosmos y erotiza las operaciones del mago, extrano sacerdote del amor magico. "He aqui aquel que excedio los limites del aire, penetro en el cielo, recorrio las estrellas, traspaso los confines del mundo, tras haber desvanecido la fantastica muralla de las primeras esferas...", dijo Bruno de si mismo. Un Bruno excitante, provocativo y admirable, tan vigente acaso mas hoy y mas actual como cuando, a su regreso a Italia lo encarcelo la Inquisicion y, porque se nego a abjurar de sus doctrinas, quemo vivo en la hoguera en el 1600. .