SECCION CULTURA PAGINA 34 BALAZO: Hallazgo arqueologico CABEZA: Una coraza de Tula, en el Museo del Templo Mayor CREDITO: Teresa Martinez Gonzalez Un disco con mosaicos de turquesa, cuentas y narigueras de concha, fue descubierto en el edificio conocido como el Palacio Quemado en Tula, Hidalgo; a 70 centimetros mas abajo (dentro de una caja de adobes) un conjunto de conchas trabajadas, un collar (tambien de conchas) y sobre estos un plato de ceramica que contenia una resina que se quemo al momento de ser presentada la ofrenda. La segunda ofrenda que se exhibira hasta junio proximo, en el Museo del Templo Mayor, junto con la primera, en restauracion, datan de entre el 900 y 1000 d.C, segun explico Elva Estrada Hernandez, miembro del equipo de restauracion integrado por arqueologos del Proyecto Mantenimiento, Conservacion y Estudio de la Zona 92-94, cuando solo buscaban realizar obras de conservacion, realizar sondeos para habilitar los sistemas de drenaje, pues el agua estaba desgastando las tres salas que integran el Palacio en el que ocurrio el hallazgo. Posteriormente, personal especializado de la Coordinacion Nacional de Restauracion del Patrimonio Cultural INAH-CNCA y trabajadores de la poblacion, se sumaron a los trabajos de rescate. En conferencia para dar a conocer los detalles del rescate, la arqueologa hablo de la importancia de Tula, Hidalgo (a 70 km del D.F), como uno de los tres centros urbanos de mayor importancia del centro de Mexico durante la epoca prehispanica (junto con Teotihuacan y Tenochtitlan), asi como su momento de maxima expansion (900 y 1200 d.C). Ademas, aseguro que aunque particularmente el hallazgo de este segundo deposito (la coraza ceremonial) fue desde el principio impresionante, "no se sabia en ese momento que se habia encontrado una de las piezas mas singulares de la arqueologia mesoamericana". Elva Hernandez comento que desde octubre de 1994, la mayor parte de los materiales de la ofrenda 2, se trasladaron al Museo del Templo Mayor para la exposicion Veneras y caracolas:la concha en el mundo prehispanico. Cuando esta finalizo, las piezas permanecieron en dicho lugar para su estudio y restauracion. En el taller de conservacion y restauracion del museo, se intervinieron las almejas en estado natural, las pendientes y caracoles que integraban la coraza ceremonial, asi como las cuentas que formaban parte del collar, para asegurar la forma y composicion original. Por su parte, la restauradora Lourdes Gallardo, impresionada por el escaso deterioro que presentaba la mayor parte de ellas, indico que "el color, la forma y el brillo son similares a las que muestran almejas y caracoles modernos, situacion poco comun para moluscos provenientes de zonas arqueologicas". Para asegurar la conservacion, se registraron y marcaron las piezas de acuerdo al orden asignado por los arqueologos, se elimino la tierra adherida, se unieron fragmentos en las piezas rotas, rearmandose asi la coraza y el collar, respetando el ordenamiento original. La coraza de Tula se constituye de mil 413 pendientes de concha, mil 204 de almejas rojizas del genero Spondylus, muy probablemente de las especies Princeps y Calcifer. Se estima que se necesitaron por lo menos 35 almejas de buen tamano para fabricar esta cantidad de piezas; 111 son pequenos pendientes hechos de una concha nacarada, "posiblemente de almejas de la especie Pinctada mazatlanica", 98 son de caracoles del genero Oliva. El collar se compone de 245 cuentas fabricadas de las almejas del genero Spondylus, cuadradas y circulares, y de flores de cuatro y cinco petalos. Del hallazgo de la coraza de Tula en el Palacio Quemado, muchos elementos sugieren que estaba dedicado a un culto guerrero y solar, y su asociacion con Xipe Totec, un importante dios de la guerra, evidencian el caracter belico de la vestimenta, identificandola como una coraza defensiva ceremonial. .