SECCION CULTURA PAGINA 33 BALAZO: Alberto Ruy Sanchez y Margarita de Orellana CABEZA: En busca de Roland Barthes, 15 anos despues CREDITO: Magnetico, "director poco directivo", iman para hippies, gruppies, investigadores, estudiantes comunes y corrientes, monjas o vagos, Roland Barthes cumple hoy 15 anos de haber muerto, poco mas de un mes despues de haber sido atropellado cuando salia de El Colegio de Francia, donde recogia "las fotografias con los personajes reales que inspiraron los personajes ficticios de Marcel Proust para la escritura de En busca del tiempo perdido", mismas que serian mostradas a los alumnos de uno de sus seminari os en la Escuela de Altos Estudios en Paris. Dos de ellos, Alberto Ruy Sanchez y Margarita de Orellana, hablan acerca del maestro, conferencista y "magnetico conversador", autor de mas de una docena de libros, entre los que destacan Fragmentos de un discurso amoroso y La camara lucida, amen de otras obras dedicadas a estudios sobre autores clasicos y contemporaneos, analizando algunas lineas de la narrativa reciente y haciendo hincapie en el llamado grado cero de la escritura, es decir, el lenguaje hablado. Cual es tu primer contacto con Barthes? No era un semiologo mas, un tecnico de neologismos, sino que era un hombre que tenia una penetracion con la literatura muy profunda y por lo tanto un manejo del lenguaje terriblemente sensible. Cuando decidi ir a estudiar a Europa, llego a mis manos un articulo suyo sobre como se trabajaba en su seminario, y el hablaba de las relaciones afectivas que habia entre todos los asistentes. Desee estar ahi, por lo que le escribi una carta donde le decia lo que queria hacer, lo que habia hecho, como habia leido su s textos, y me acepto. Por otra parte, me toco vivir una de las crisis de la semiologia corriente de estudios que pretende ser cientifica tratando el lenguaje, y que cada vez tiene mas la tendencia de parecerse a las matematicas. Mientras los ultimos lingistas tenian esta tendencia a los codigos, los nuevos semiologos al estilo de Barthes iban quedando como poco rigurosos o poco cientificos. En lugar de volverse cada vez mas tecnico por el camino de las matematicas o del psicoanalisis, que conocia muy bi en, Barthes opto por convertirse mas en un humanista. Me toco el momento en que fue aceptado en el Colegio de Francia y abandonar la Universidad, para dedicarse por entero a sus investigaciones, entre las que principalmente estaba el estudio de Proust, tanto mas cuanto que en ese epoca cayo en sus manos un archivo de fotografias con todos los personajes reales en que se basaron los personajes ficticios de En busca del tiempo perdido. Por esos dias se dio otro rompimiento con su trabajo anterior, pues se enamoro, y convirtio lo que iba a ser un estudio muy serio sobre la literatura romantica alemana, sobre las novelas clasicas del amor-pasion, en un estudio sobre el discurso del amor, un recuento muy libre sobre lo que hacemos los enamorados, una tipologia informal, que se convirtio en Fragmentos de un discurso amoroso. Dices que en el articulo que leiste antes de ir a Paris, Barthes hablaba sobre como era su seminario, como era? Se establecia a si mismo como un director poco directivo, como un tutor que no esta diciendo al cien por ciento por donde se debe caminar, y establecia una pequena sociedad a su alrededor para el intercambio y la busqueda. La orientacion que el daba era su propio trabajo y como trabajaba. La gran leccion era que todos debiamos buscar nuestro propio camino. Cuando le pedi que dirigiera mis estudios me dijo eso, que era un director muy poco directivo, y eso me gusto doblemente porque siempre he rechazado las figuras tutelares muy impositivas. (Mientras Alberto habla sobre la figura de Barthes, toca a la puerta su esposa, Margarita de Orellana, y se integra a la platica). Como era para ti Barthes, por que se imponia? Era muy dulce, suave, un hombre que platicaba como se le daba la gana y en la forma en que lo hacia resultaba cautivador. Tu estabas en el otro seminario. Si, casi los cuatro ultimos anos antes de que muriera, y era fascinante aunque no lo vieras, porque habia tanta gente que a veces te tocaba estar en otro salon con una bocina. Habia mas de quinientas personas. Era muy extrano porque a la vez que era magnetico y fascinante tambien agudizaba los sentidos de quienes lo escuchaban, para que leyeran y escucharan mejor, lo que se demostro en los Fragmentos de un discurso amoroso, donde hablaba de su enamoramiento reciente mientras analizaba lo que leia en ese momento. En fin, era intenso cuando lo leias, pero mas cuando lo escuchabas. Mas extrano fue que lo atropellaran antes de una clase que todos esperabamos con ansias, porque estaba comenzando a hablar sobre Proust, y en esa clase ibamos a ver las fotografias con los personajes de En busca del tiempo perdido. Y justamente habia ido a arreglar el proyector y a recoger esas fotografias, cuando al salir de El Colegio de Francia donde las tenia, a una calle, fue atropellado. Era adorable, alguien que no se creia lo que le decia esa caravana de gruppies que pululaban a su alrededor. Lo mas interesante es que la gente que iba era tan variada, que podias ver desde monjas y vagos, hasta estudiantes, investigadores y fans, o infinidad de gays que estaban enamorados de el y lo iban a escuchar y a ver. Y el seminario, de que trataba en tu caso. Cambiaba cada ano, de hecho cada seis meses, pero en realidad el hablaba de lo que se le daba la gana. El gran seminario tenia generalmente un tema, donde el exponia, y el pequeno, donde estaba Alberto, se basaba mas en un intercambio de los trabajos de cada quien. Antes de comenzar a ver a Proust, estaba con el tema de como hacer una novela. El nunca habia escrito una, y de lo que hablaba era de todas las vivencias necesarias para emprenderla, lo que nos hizo pensar que estaba escribiendola ya. Pero habia clases donde hablaba exclusivamente sobre la pagina en blanco o la luz, como entraba esa luz y se derramaba en su trabajo o en el de otro, tal escribia con la luz pegando sobre la maquina, tal otro con la luz entrando por la ventana, etc., y a la larga el paradigma de la novela era Proust. Y el ambiente creado... Era un ritmo de trabajo muy agradable (responde Alberto), donde toda la carga afectiva era positiva, no habia ni envidias ni rencores ni lucha de poder, sino un espacio de estudio, lectura y creatividad que el creaba, un espacio de armonia. Y no solo armonioso sino sobre todo placentero (ataja Margarita), que era lo que mas llamaba la atencion. Lo que no sucedia con Foucault (vuelve Ruy Sanchez) quien era terriblemente brillante pero desagradable. Tenia una voz muy desagradable, un tipo muy agudo pero una persona que era mejor leerla que conocerla, mientras Barthes era igualmente placentero leerlo. (Que conocerlo, completa Margarita). Se daba otra curiosidad en el seminario pequeno, agrega Alberto sonriente: que todos eran personajes en si mismos. Por ejemplo, habia unos gemelos que escribian ciencia ficcion, ambos, y cuando les tocaba participar lo hacian como Hugo, Paco y Luis, uno decia una palabra y el otro la terminaba, me parece que se apellidaban Alexandrov. En este libro, Con la literatura en el cuerpo, mencionas que algunos textos fueron leidos y corregidos por el. En realidad el no corregia nada, te comentaba y sus comentarios eran siempre mas generosos que correctivos, tratando mas de aportar algo a tus busquedas que diciendo por donde estabas mal. Siempre anadia, y lo mas agradable era que siendo una persona con ese desarrollo profesional y ese espacio casi de gran guru, con las personas de su seminario conversaba de tal forma que no solo modificaba nuestros puntos de vista, sin corregir, como digo, sino dejando una huella, sino que al mismo tiempo todos nosotros dejabamos una huella en el, y el tenia siempre esa humildad de aceptar que el alumno marca al maestro, algo que pase por debajo le deja una huella. Y cual es la huella que dejo en ti, en tu trabajo. Pienso que muchas veces, cuando uno viaja y se relaciona con figuras tutelares, uno aprende a darle nombre a lo que uno quiere, muchas veces uno trae cosas que, viendo a los otros hacer, uno amplia las propias posibilidades y al mismo tiempo encuentras el nombre de lo que quieres decir. Para mi, la gran leccion de Roland Barthes fue el hacer lo que se me pegue la gana, pero hacerlo bien. .