SECCION CULTURA PAGINA 33 CREDITO: Alfonso Simon Pelegri CABEZA: Los agridulces colores del otono Tantito profeta al reves, segun parece ser el sino de los historiadores de la literatura, resulta el mentado Xenius -¨pero se trataria del mismisimo Gomez de la Serna?-, en su "gregueria" sobre el poeta Gustavo Adolfo. Inclusive este, que se salva con algun que otro tiznon de la quemada en la que incurrieron gran parte de los cultivadores del romanticismo bajo la optica de la critica actual, antepone el entusiasmo modelico al oficio y cree que la poesia esta en el sentimiento provocado por el objeto y no en las palabras. En apoyo de esto se podrian aducir muchos ejemplos. Pienso en el conocido madrigal que contiene una respuesta a la pregunta de la enamorada del poeta a quien le inquiere sobre la esencia de la poesia. Este le contesta con las pa-labras del propio Becquer: "¨Que es poesia?, dices mientras clavas/ en mi pupila tu pupila azul./ ¨Que es poesia? ¨Y tu me lo preguntas? Poesia eres tu". De otra parte, junto a este paradigma de la axaltacion de la imagen de la amada hecha poesia, en ocasiones los poetas romanticos utilizan un lenguaje rebuscadamente prosaico, cinico a veces, para criticar desde la antipoesia lo que ellos entienden como aspectos groseros del cotidiano vivir que hieren su sensibilidad. Asi, se suelen encontrar en muchos de estos romanticos una dolida tristeza, cierto vago desencanto vital, y determinada actitud rebelde en la cual predomina, en lo literario, un subjetivismo n ihilista que se aboca a una peculiar retorica sentimental de tintes melodramaticos y dolientes, violenta a veces. Dicho subjetivismo, para bien o para mal, se constituye en una cara de la moneda, y a veces el perfil, de este desvaido tono crepuscular que impregna talante y estilo de todo un ciclo literario en la lengua espanola; etapa que, iniciada timidamente con algunos poetas neoclasicistas, irrumpe como movimiento formal con el nombre de Romanticismo a principios del siglo XIX. La otra cara de esta misma moneda se encuentra influenciada por una corriente germanica y otra francesa, si bien su comum origen se remonta a la literatura de habla inglesa. La vertiente germanica es cerradamente tradicionalista; libe-ral, la francesa. En Espana, nos dice Sainz de Robles, la region catalana se pronuncia por Walter Scott, heredero de la tradicion germanica; Andalucia opta por Victor Hugo por razones de afinidad cultural. Ambas corrientes romanticas confluyeron en Madrid; y razones sociopoliticas, historicas en definitiva, hacen que la capital de Espana se decida finalmente por el romanticismo liberal de los franceses. Sin embargo, y pese a la devocion con la que fue recogida esta "importacion" literaria de allende los Pririneos, el romanticismo espanol no consiguio los niveles de calidad de sus modelos con todo y el fervor y numero de seguidores. De entre estos destacan, con algunos mas, Rosalia de castro y Querol. Pero, en primerisimo lugar, Gustavo Adolfo Becquer; este, a pesar de su ya senalada connotacion de "acordeonista", a su pobreza de oficio poetico, llega en ocasiones a una desnudez lirica que llevaria a su mej or y ultimo extremo Juan Ramon Jimenez. No es poco; casi demasiado. .