SECCION CULTURA PAG. 32 BALAZO: MUSICA CABEZA: Ivo Pogorelich, una estrella mas CREDITO: Es viernes y de noche; Ivo Pogorelich (1958) esta a punto de salir al escenario, el teatro de Bellas Artes no esta repleto, esta El publico le observa y eso le impide concentrarse en la musica. Pero eso no importa; el Concierto No. 2 de Chopin podra escucharlo despues en alguna de las tantas grabaciones que hay. El director titular de la OSN se vuelve al solista. Inutil, este escucha la introduccion de la orquesta y luego la ignora; Enrique Diemecke parece no existir; es cierto los conocedores dicen que en los conciertos de Chopin, la orquesta solo es secundaria: para Pogorelich fue menos que eso. La Orquesta cumplio cabal y dignamen te su papel de comparsa; el sonido se hace; penetrante, intenso en breves frases o largas indistintamente su portamento es inusual. El solista hace formas y reformas que la orquesta el director y el publico siguen. Pero el canto de Chopin todavia no llega, Pogorelich declama con fuerza, imposta excepcionalmente la voz de su instrumento. Es una interpretacion rara. El Segundo movimiento es lentisimo; pocos caen en la cuenta que el distinguido visitante esta jugando en el mejor de los sentidos (¨to play, joue r?); absorto y, olvidado de una orquesta lo acompana, cientos de ojos le miran y muchos menos pares de oidos le escuchan, transforma el movimiento; parece extraer brevisimos momentos sonoros y asi va del preludio, al estudio, a la mazurca, o destellos de polonesa y profundidades de scherzo: Pogorelich es dueno de la sala y de Chopin, aunque el canto y la belleza del romantico polaco llegaron tarde. No pudieron entrar hasta los dedos del ganador de los concursos de Casagrande y de Montreal. A cambio sonorida d, sonoridad y mas sonoridad; la traida y llevada musicalidad tal vez aguardo para el recital del dia siguiente. Pogorelich toco pero sobre todo actuo como un pianista consumado; se aislo como en el ensayo de recitalista que estudia y se divierte antes de una gran noche. La soberbia tuvo mesura; habria sido una desproporcion que el mismo se hubiese concedido un encore (en publico). A modo de colofon: ¨como se puede afirmar o negar que Ivo Pogorelich es uno de los mas grandes pianistas del mundo mas alla de concurso renombrados y el prestigio de las casas grabadoras? Luego del intermedio Enrique Diemecke recupero su lugar en el podio con una interpretacion de la Septima sinfonia La cancion de la noche, de Mahler que se distinguio por deslindar lineas tematicas (y su desarollo) en una imbricada masa orquestal donde el dolor y el pesar van de la mano con paisajes danzables timbres grotescos melodias calmas y armonias fluctuantes. Pudo mantener la tension durante mas de 70 minutos con todo y el cansancio de algunos de sus musicos. Admirable. .