SECCION INF. GRAL. PRIMERA DE PRIMERA BALAZO: LUCHA POR LA TIERRA CABEZA: LOS MUERTOS, ESLABON DE UNA CADENA DE CRUCES DE 52 AOS CREDITO:Hermenegildo Castro, enviado. (Primera parte). Ocotlan, Oax., 10 de marzo.- En un recodo del camino, la muerte sorprendio a ocho campesinos mas y los engarzo a una larga cadena de cruces en el pleito por tierras donde, desde hace 52 anos, no crece ni la esperanza. En el camino ensangrentado, el viento del semidesierto todavia no acaba de borrar las cenizas de cinco cuerpos quemados por los asesinos en una camioneta de redilas. El rencor florece en la zona, patrullada por policias judiciales y preventivos. El recuerdo alimenta el odio entre dos pueblos, uno indigena y otro ladino, en uno de los 79 conflictos agrarios graves de Oaxaca. Entre los huizaches y los chamizos, al amanecer del 4 de marzo, un grupo armado corto cartucho cuando en la loma de enfrente aparecio una camioneta de redilas con 20 o 25 campesinos camino a Ocotlan, como cada viernes. -Ahi vienen -dijo una voz. Una estela de polvo se acercaba a la loma de Agua Blanca y se oia ya el ruido del motor y la queja de los muelles de la camioneta sobre las piedras de la terraceria. Agua Blanca esta muy cerca del lugar donde el mismo conflicto agrario provoco, el 13 de febrero de 1985, la muerte de 19 oaxaquenos, 17 de ellos en funciones de policia. Nueve anos despues, aun no encuentran a los culpables de esa matanza, atribuida a campesinos de San Baltazar Chichicapan, igual que ahora. La camioneta cruzo delante de los hombres armados que, agazapados entre los huizaches, esperaban una senal. Tenian rifles 7.62 y 22, escopetas calibre 20 y pistolas 9 milimetros y 38 especial. El viento mecia los chamizos, yerba que las mujeres usan para los banos calientes despues del parto y los pastores para mantener chivos y borregos en el semidesierto. Al volante, Jesus Mendez Rosario, horticultor de 24 anos, observo una fila de piedras cortando el paso, en la bajada, unos cien metros antes de llegar al rio, el fondo de la hondonada. Detuvo la camioneta. En sus ojos cafes brillo el miedo. En el interior de la cabina, sus companeros de viaje vieron que fruncio el bigote en la cara sin rasurar. -Es una trampa -penso el nino Sergio Rafael Lopez, de apenas 10 anos, en la parte trasera del vehiculo. Desde que tiene uso de razon sabe del pleito de su pueblo, San Nicolas Yaxe, con los zapotecos de San Baltazar Chichicapan. Un dia antes, el jueves tres de marzo, aparecio muerto un campesino de Chichicapan, Emilio Rebollar Santiago. La venganza podria ocurrir en cualquier momento pero, en la camioneta, todos iban desarmados. Quiza desde otra loma, a una distancia de 50 metros, surgieron los primeros tres balazos que estrellaron el parabrisas del vehiculo. Era la senal. Entonces, los hombres armados se levantaron y salieron a la orilla de la brecha. -Eran jovenes, como 50, tenian la cara cubierta con paliacates y gorros de lana, muchas carabinas y eran de Chichicapan -coincidirian todos los testigos, sobrevivientes de una emboscada en la que cinco de los ocho muertos fueron quemados por los agresores. Esa manana nacia una leyenda que rapidamente se hizo popular: el nino Sergio Rafael se abrazo a las piernas de su padre, Ambrosio Rafael Lopez, y murio calcinado con el, en el fuego que los de Chichicapan prendieron al vehiculo. Varios dias despues, en una calle de Ocotlan, Sergio recordaria que salto de la camioneta y corrio hacia el cerro pedregoso. Nada, ni un arbol para protegerse. Vago un dia con la vista perdida por el miedo. Los hombres armados rodearon la camioneta. A lo lejos empezaba a levantarse el sol sobre la tierra en pleito, una franja pedregosa y seca que ninguno siembra, totalmente distinta a la zona de riego que tienen ambos municipios. -Todo es una venganza personal -reduciria en la prensa local el delegado de la Secretaria de la Reforma Agraria, Roberto Olivares Arellano, en los dias siguientes. Las armas apuntaron hacia los ocupantes del vehiculo. El miedo era una sola oleada en la cara y la espina dorsal. Uno de los hombres ordeno: -Ora, yagunas hijas de su chingada madre, bajense porque si no las vamos a matar y les vamos a echar lumbre. Otra voz dijo algo en, se supone, zapoteco al hombre que hablaba. El mismo hombre ordeno: -Bajen a los ninos porque nos vamos a comer hasta los becerros. El panico inundo la hondonada. La sangre derramada en el pleito por la tierra empezaba a sumar y repetir nombres y apellidos. Esther Rosario Lopez apreto contra su pecho a su pequena hija Fernanda, de cuatro meses, busco con la mirada a su hija Reyna, de 12 anos, y brinco a la brecha y echaron a correr en medio del tronar de balas. Tambien brinco Natalio Lopez Lopez, de 34 anos, y echo a correr rumbo a Yaxe, pero las balas lo alcanzaron a escasos metros y cayo de bruces, el pecho destrozado sobre el polvo, la sangre alimentando la tierra en una region donde se acostumbra echar mezcal al surco para que de buena cosecha. El largo cabello entrecano cayo sobre su cara y nadie recuerda haberle escuchado una palabra. Dos balas le tocaron el corazon y una mas le destrozo el pulmon. Su hermano Eusebio, cuatro anos mayor, murio antes de intentar el salto. No se sabra jamas cuantas balas los mataron porque sus familiares reconocerian sus restos por los dientes y el peritaje de huesos. Juana Luis Luis, de 52 anos, salvo la vida, corriendo en el campo. Raquel Ramirez Ruiz, Mariana Lopez Cruz, Casilda Lopez Luis, Mariana Mendez Cruz y Elena Cruz Ruiz tambien corrieron entre las piedras. El sindico del Ayuntamiento de Yaxe, Valentin Luis Lopez, de 36 anos, encontro una treta y empezo a gritar: -Yo no soy de Yaxe, yo no soy de Yaxe, yo no soy de Yaxe. Al escucharlo, Genaro Aragon Lopez, de 24 anos, entendio el objetivo e hizo lo mismo: -Yo no soy de Yaxe, yo no soy de Yaxe. Los hombres armados los dejaron correr y lograron llegar a la Presidencia Municipal de Yaxe, distante unos cinco kilometros del cruce del camino Ocotlan-Chichicapan. Desde ahi verian la columna de humo sobre el camino, cerca de la cruz de terraceria donde los letreros con los nombres de los pueblos han sido apedreados hasta desaparecer las letras y las flechas. Son un pedazo de metal brillante, sin pintura. Las ojivas de las balas alcanzaban el objetivo. El angulo de tiro, de arriba hacia abajo, facilito el blanco. Junto con Eusebio, quedaron atrapados por las redilas los jovenes Nicolas Lopez Luis e Ignacio Lopez Cruz, de 22 anos, Juventino Luis Lopez, de 23, y Ambrosio Rafael Lopez. Los cinco fueron quemados en la camioneta. Ambrosio Rafael, de 58 anos, cayo sobre los dos cargas de lena que llevaba a Ocotlan para su comadre Carmelina por 15 pesos y la comida. Gudelia, su hermana, conocio la tragedia y el Gobierno del Estado le entrego flores para el entierro. Natalio, como se dijo, quedo en el camino, y Jesus Mendez Rosario, de 26, en la cabina de la camioneta. En la emboscada, alcanzaron a Jesus tres balas que le destrozaron el pecho y el hombro. Una mas le dejo un boquete de 15 centimetros de diametro. Hasta la fecha se desconoce que paso despues. El ultimo de los testigos, Angel Luis Lopez, de 55 anos, fallecio en un hospital de la ciudad de Oaxaca, localizada apenas a 60 kilometros de Yaxe y Chichicapam. Para llegar a cualquiera de los poblados, sin embargo, hay que conducir mas de una hora por terraceria y cuando llego la policia, la camioneta y los cuerpos aun humeaban. A la zona llegaron policias, peritos, periodistas de policia. La masacre dejo cinco viudas y 20 huerfanos mas y un pueblo que cultiva el rencor a escondidas de los curiosos. -¨Ustedes que piden? -pregunto uno de los reporteros que llego la misma tarde de ese viernes a la explanada de Yaxe. -La cabeza del presidente municipal de Chichicapan -fue la respuesta contundente, definitiva, de una mujer que perdio al hermano en la emboscada. Otros fueron mas radicales, esa misma tarde. -El pueblo ya esta cansado porque las autoridades nunca les hacen caso -acuso el presidente municipal de San Nicolas yaxe, Marciano Luis Mendez. -Nos vamos a levantar en guerrilla para que nos hagan caso, a ver si asi toman en cuenta el problema de los indigenas -dijo Aquilino Mendoza al periodista Pedro Matias Arrazola. Viudas y huerfanos, acompanados por las autoridades del pueblo, serian recibidos por el gobernador Diodoro Carrasco cinco dias despues de la tragedia: ofrecio cinco mil pesos de "ayuda" por los muertos. Ese viernes 4 de marzo, en las primeras horas, los judiciales detuvieron a tres policias de Chichicapam, Juan Santiago Chincoya, Juan Vazquez Perez y Ambrosio Santiago Mendoza, quienes aportaron pistas sobre los posibles responsables. (Continuara). .