SECCION ECONOMIA PAG. 32 BALAZO: UN ADIOS AL POETA CABEZ: CREDITO: A Sergio Zurita, incondicional de Hank Okey, Sharkey sigue vivo, no se puede decir que su salud sea inmejorable pero, como el arbol reseco que es, se niega a caer, incluso acaba de sacar dos discos de forma casi simultanea, se ha dejado de vestir como banquero pero por ahi anda su voz ronca y desgastada y todos quieren tomarse una foto con el, y no se preguntan que pasaria si se muriera, nadie piensa que Bill Bu-rroughs se puede morir, y mejor es no pensar en ello. Pero cada vez son menos los hombres furibundos, se han ido cayendo, como si en un o u otro momento cabizbajo hubieran levantado los ojos para darse cuenta que tienen a la parca enfrente y preguntar ¨ya? Tal vez este la duda de lo que pasara ante sus ojos en los ultimos sesenta segundos, la vida no cabe en tan poco tiempo ¨o si? Para maldecir un momento despues ante la seleccion. ¨No seria mejor sentar a la parca a ver las transparencias de su vida? No te digo que lo hagamos muy detenidamente, mucho es mejor olvidarlo, que lo ha escrito para olvidarlo, pero que esta ahi, con oprimir el bo ton, el carrusel da la vuelta y esta ahi; de tanto contarle de lo que paso y sigue pasando quiza se aburriria y se fuera, pero no es el caso y Chinanski, es decir Hank, es decir Charles Bukowski, esta muerto y sus dias han huido como caballos salvajes sobre las colinas, llevandose consigo cierto atisbo de inmortalidad que por la costumbre, por saberlo en California, se habia decidido asumir. En este siglo en el que tantos han decidido ser inmortales, con lo que se ha deslavado el concepto tanto que Warhol, en su aficion por los limites, decidio cronometrar la fama y darle a cada quien sus quince minutos, y Javier Marias nos invita a revisar la lista de los Nobel para recontar todos aquellos que han quedado sumidos en el olvido y no queda mas que cierta necesidad de llenar los espacios que hay entre las nueve y las cinco, re-ver a un Rourke irreconocible que no deja decir que todo esta bien, que no hay por que preocuparse, que Chinanski sigue por ahi y que no hay por que preguntarse que es lo que queda. Una veintena y media de libros entre cuentos, poemas y novelas, un guion; pero ante todo, una figura. Bien se trasluce a lo largo de su obra, se creo un doppelgnger, o lo asumio como tal, lo llamo Chinanski y lo escupio como un nino que en Alemania ve todo bajo la perspectiva de una mesa (en Ham on rye), casi podria decirse que con un aliento que solo se espera en autores centroeuropeos, mas alla d e las bravuconadas, de ese nihilismo hedonista donde todo acaba por estar en su lugar, y si no, poco importa. Queda esa vocacion lumpen, transgresora, iconoclasta, empapada en un tamiz hecho de alcohol, no dice nada nuevo, pero se atreve a decirlo, no lo dice con tanto cuidado, pero algo de culpa tiene su fijacion hiperrealista y las traducciones catalanas, que algo tienen de doblaje insular y que han enriquecido el habla de una subcultura con pijos y demas salamerias vernaculas. No se puede decir que Bukow ski sea un gran escritor, mucho menos el gran escritor, y a decir verdad, no creo que pretendiera serlo. Tampoco se puede ser tan pusilanime como para decir que tenia su encanto. Asi como tenia (o tiene) admiradores incondicionales, se ha echado encima detractores que con el mismo fervor buscan darle la colmillada al cuello. Nada es de gratis y si se considera que Bukowski tiene momentos verdaderamente lucidos (en el sentido trascendental de las palabras) uno acaba por pensar que escribia asi no porque no p udiera escribir de otro modo, sino por la necesidad de hacerlo asi; que el arrabal, y el transito entre mujeres, y la perversion barata y el no dar un carajo por la vida es mejor decirlo asi, que su intencion no es ser un pornografo (lo que no quiere decir que no quiera serlo de vez en cuando), que las cosas son asi, se ven asi, se viven asi, que son caninas, es decir, cinicas, y el, de algun modo se sienta en un tonel como Diogenes, pero sin la lampara y el perro, algo diabolico le ve a los perros, como si uno lo estuviera esperando afuera, y por ello, apura el trago. Queda siempre el guino equivoco en lo que escribe, en la poesia se va por el lado de lo confesional, pero, ¨hasta que punto es una confesion y no una provocacion, esgrime en cinco lineas una gran capacidad para la evocacion de imagenes, como para decirte, ¨eso es lo que quieres? Como si le importara, para luego refrendar ese tono coloquial y agresivo que te dice, asi duele, para que lo otro si asi es como duele, y te restrega con su metrica arbitraria lo arbitrario de la existencia, el reflejo que hay de el la en si mismo, Bukowski como primer y ultimo referente cuando se trata de decir algo, lo que es, a fin de cuentas, gran parte de su gracia. Si ha de revelar su ars poetica, la guarda en el bolsillo de una nina de tres anos: ¨que es poesia? nadie lo sabe. Cambia. Funciona sola como un caracol que se encarrama por el lado de la casa. Oh, es una cosa enorme y blandengue que se pone pegosteosa y repugnante cuando la pisas ¨que si soy un caracol? Le queda bien como epitafio, seguramente le causaria algo de gracia, ahora que las cosas estan bien, que no pueden estar de otro modo. .