SECCION CULTURA PAG. 33 BALAZO: CREDITO: Ernst Theodor Wilhelm Hoffmann (1776-1882) cambio su tercer nombre por el de Amadeus, como un intimo homenaje a Mozart. Este novelista, pintor y musico aleman, fue abogado de profesion y ostento varios cargos judiciales en las provincias orientales de Prusia. De su consi-derable produccion musical poco se recuerda hoy, aunque su interpretacion de Don Juan de Mozart (1812) ha influido desde entonces en las representaciones de esta opera. Y seguro es que la historia de la pintura no consigna su nombre entre l os mejores. La patria de Hoffmann son las letras. Conside-rado padre de la literatura fantastica y uno de los mas dignos representantes del romanticismo aleman, este autor abrio ineditos caminos que luego habria de recorrer Poe, Baudelaire y Kafka; el estilo que inaugura lo hizo predilecto de Dostoievski. A Hoffmann lo movia la idea de que fuerzas oscuras, del mal, acechan al individuo, ya sea en forma de vicios, enfermedad o impulsos. Toda su vida tuvo miedo a volverse loco. Su tan fina como extrana hipersensibilidad le permitio profundizar con extraordinaria lucidez, y excepcional talento, en los estados mas insolitos, sobrecogedores y oscuros del alma. Interesado en los fenomenos telepaticos e hipnoticos, acumulo sorprendentes conocimientos sobre el tema, conversando con amigos medicos sobre enfermedades mentales y con lecturas de tratados cientificos. Quiza por eso, no obstante sabemos que se trata de exacerbada imaginacion, tenemos u na vaga sensacion de la realidad; Hoffmann sin duda logra confundirnos: En cada uno de sus personajes reconoce a un ser en quien aparece mas marcada, pero identica, la situacion de todo hombre. "Creo que a traves de los fenomenos anormales, precisamente, la naturaleza nos permite echar una mirada a sus abismos mas te-rribles, y de hecho, en el seno mismo de ese te-rror que suele asaltarme a mi extrana familiaridad con los locos" -dijo. En Los elixires del diablo (1815) no se trata de rarezas, espectros, fantasmas o vampirismo, sino de franca locura. El argumento de la novela es de una escalofriante simplicidad: la confusa y alterada percepcion que de la realidad tiene el fraile Medardo, un capuchino; sus visiones y delirante interpretacion de los acontecimientos a partir de que toma una bebida diabolica; triste historia de un ser que ha perdido el sentido de la realidad. Nos encontramos aqui en el vertigo de las alucinaciones, e incluso e l ultimo sentido de su desenlace es oscuro y ambiguo. Aqui estan todos los temas y obsesiones que caracterizan sus cuentos: angustia, idea persecutoria, escision del yo, desencadenamiento de las fuerzas mas incontrolables que yacen en el fondo del mal. En suma, el complejisimo e invisible universo de la psicosis. "Sus libros son lo mas notable de nuestro tiempo -escribio Heine-, todos llevan el sello de lo extraordinario (...) Los elixires del diablo contiene las cosas mas terribles y espantosas que puede imaginar el espiritu humano". El hombre de arena (1817) es su cuento mas celebre, y dio pie al ensayo de Freud sobre lo "siniestro". Se ha mencionado que sus na-rraciones pueden ser leidas como casos clinicos. Y si, pareciera que Hoffmann descubre al inconciente, en la literatura fantastica romantica, poco menos de un siglo antes de que Freud lo definiera teoricamente e inventara el psicoanalisis. No faltan entonces interpretaciones psiquiatricas o analiticas de su obra; interpretaciones que, es preciso decirlo, pueden ser justas pero s on innecesarias. Porque lo cierto es que Hoffmann es el maximo autor de este genero literario durante el siglo XIX, el mas rico en su gestion y el de mayor contenido narrativo. Las enrarecidas atmosferas de sus narraciones, no por tan increibles como son, y apartadas de la realidad como estan, dejan de atraparnos. A quien se asome a estas paginas fascina la locura de Medardo, que se expresa con todo el atractivo de lo terrorifico. Eso es mas que suficiente. Hoffmann siempre ha tenido apasionados lectores. .