PAG. 2 SECCION: Inf. Gral. CABEZA: En busca de soluciones pacificas CREDITO: Ciro Mayen Poco mas de dos meses despues del comienzo del conflicto chiapaneco, los representantes del Ejercito Zapatista de Liberacion Nacional (EZLN) y el comisionado presidencial "no gubernamental" para la paz y la reconciliacion en Chiapas Manuel Camacho Solis, concluyeron la primera ronda de conversaciones en busca de una solucion final al conflicto chiapaneco. De ambas partes ha habido respeto y reconocimiento mutuo, y ya existe un acuerdo en torno a un paquete de 34 puntos que fueron anunciados ayer. Es verdad que sentarse a conversar y llegar a estos acuerdos no significa que el conflicto este resuelto. No debemos pasar por alto que las exigencias de lo zapatistas verian constantemente y que las platicas no se llevaron a cabo en las mejores condiciones; basta ver como los zapatistas asistieron a ellas con el rostro oculto y acompanados de sus armas. No obstante las peculiaridades de este dialogo, hay senales alentadoras que por sensatez y prudencia estamos obligados a respaldar los ciudadanos interesad os en la pacificacion de aquella zona del pais. Es dificil predecir cuanto tiempo durara la siguiente etapa de las negociaciones y si sera posible llegar a acuerdos plenamente satosfactorios para todas las partes y a resultados positivos en lo inmediato. Lo que si esta claro es que los contenidos de los acuerdos para la paz, quedaran sujetos a lo que el gobierno mexicano considera como un tema no negociable: la entrega de las armas por parte del EZLN. Solo asi se realizaria la declaratoria de cese definitivo de las hostilidades. En la dinamica de las negociaciones se ha podido apreciar la deslumbrante "flexibilidad" del subcomandante Marcos para pasar, de su inicial postura maximalista de "tomar la capital del pais y derrocar a Salinas", a una serie de peticiones locales relacionadas con el bienestar de los pueblos indios de Chiapas, inclusive ya ha reconocido publicamente que temas como las reformas a los articulos 4 y 27 constitucionales, transcienden las conversaciones que se efectuan en la catedral de San Cristobal. Lo mas impo rtantes de estas primeras conversaciones, es que la oferta de paz del gobierno mexicano ha sido correspondida por quienes se preparanron, no para negociar sino para hacer la guerra. Justamente es en esta parte del proceso donde los medios de comunicacion, podran ocupar un lugar fundamental si son capaces de asumir su tarea informativa con objetividad y equlibrio, sin amarillismo, sin versiones manipuladas y sin formar parte activa de quienes disputan espacios en la lucha politica, sino rescatando verdaderamente la imparcialidad. La sociedad y sus ciudadanos mas participativos podran tambien contribuir enormemente al proceso de paz en Chiapas, si se comprometen con la responsabilidad y la racionalidad en sus opinions y conducta. La idealizacion de los zapatistas por parte de algunos dirigentes de partidos opositores de izquierda, no contribuye a la reflexion madura sobre el problema, ni a buscar al conflicto la solucion politica. Por el contrario, parecen intentos oportunistas para capitalizar las simpatias que despierta dicho movimiento en algunos segmentos de la sociedad que como ellos mismos lo han dicho, sin compartir sus perspectivas sino sus "causas" se han volcado en su apoyo, expresando con ello la fragilidad de su compromi so con los valores democraticos. Es verdad que los zapatistas chiapanecos ayudados por el "ingeniero literario" y el "angel" del subcomandante Marcos, han sacudido la conciencia adormecida de millones de mexicanos; han mostrado con dramatismo la existencia del "otro Mexico", el de la pobreza extrema, del "Mexico bronco". Sin embargo, sigo creyendo que hay razones suficientes para suponer que la guerrilla de Chiapas protagonizada por el denominado Ejercito Zapatisto de Liberacion Nacional, no fue una accion espontanea generada solo por la p obreza extrema y la segregacion racial. Por supuesto no se puede dejar de admitir que entre las causas que alimentaron el descontento, la deseperacion y finalmente el estallido violento, se encuentra uno de los problemas mas graves de nuestro pais, quiza el mas dificil de resolver: la desigualdad social, que excluye de los minimos del bienestar a franjas considerables de nuestra poblacion y las mantiene en el agravio de la pobreza con sus secuelas de injusticia, violencia, segregacion y antidemocracia. Para algunos analistas de la politica mexicana, la revuelta de Chiapas es el anuncio de una revuelta mayor: el de la protesta poselectoral contra el presumible fraude del 21 de agosto, por eso concluyeron que lo mas importante de la negociacion en Chiapas tiene que ver con la posibilidad de una reforma electoral. Parcialmente esto es cierto, pues no se trata de obligar a que los zapatistas reduzcan sus miras a las reformas economicas y politicas en Chiapas. A decir verdad, la base de una paz duradera y just a tendra que ser producto de una serie de cambios politicos de fondo en el pais y no solamente en Chiapas. Empero, aunque todo tiene que ver con todo, una cosa es la negociacion con el EZLN y otra la que tiene lugar entre el Secretario de Gobernacion Jorge Carpizo, con la mayoria de las fuerzas politicas del pais par ampliar las perspectivas democraticas en Mexico. Ambas son trascendentes, la agenda es parecida, pero el ambito y sus dinamicas distintas. En ambos casos se requieren soluciones nuevas, urgentes y compatibles con el estado de derecho. Hasta ahora, los partidos y los candidatos, aunque no sin excepciones, han mantenido una actitud responsable y prudente evitando empatar el conflicto chiapaneco con la preparacion de las elecciones federales. La opinion publica espera el retorno de la civilidad a la lucha politica, el dialogo en Chiapas y las conversaciones para refrendar el compromiso para la Democracia, la Paz y la Justicia que el 27 de enero pasado firmaron la mayoria de las fuerzas politicas parecen ser efectivos antidotos contra la vio lencia anunciada. Propongo que meditemos sobre lo que realmente quieren los chiapanecos, los indios rebeldes y los pacificos, sobre lo que queremos la mayoria de los mexicanos. Tal vez sea un compromiso definitivo y definitorio para pasar de las instituciones posrevolucionarias a la construccion colectiva de nuevas instituciones democraticas que otorguen las garantias para unas elecciones libres, equitativas y creibles, que conjuren la posibilidad de la violencia, el Presidente Salinas podria contribuir mucho a ello si agreg ara a los compromisos anunciados por el Secretario de Gobernacion Jorge Carpizo, un reiterado compromiso publico con la imparcialidad de las elecciones del 21 de agosto de 1994. Podria parecer un lugar comun, pero no lo es, especialomente si reconcemos lo delicado del momento que viviemos. .