GUIA: JO SECCION: Informacion General Pag. 5 CINTILLO: CABEZA: Jose Maria Cota: el verbo cardenista CREDITO: Federico Barrera Fuentes Envuelto por la indiferencia tanto del sector politico como del universitario, acaba de bajar a la tumba uno de los mejores tribunos del Mexico de este siglo que consagro su vida entera al servicio de la cultura, sirviendo con gran eficacia en todas las posiciones que ocupo a partir de la era cardenista durante la cual fue considerado como uno de los exegetas del gran presidente michoacano que hoy hace cincuenta y cinco anos rescato para Mexico los recursos del petroleo. Innecesario repetir su nombre por ser ya una de las figuras consagradas de nuestra historia contemporanea. El gran olvidado ha sido Jose Munoz Cota, aquel estudiante de Derecho que en los finales de los anos veinte alternaba con lo mas brillante de la juventud en las grandes competencias del genero oratorio. Con justicia y haciendo honor a su talento, marcho codo con codo al lado de Arturo Garcia Formenti, de Luis I. Rodriguez, de Alejandro Gomez Arias, Luciano Kubli a quienes la juventud de ese tiempo llego a considerar como los amados de los dioses, como los herederos del genio de Jesus Urueta y de Jose Maria Lozano. En aquellas competencias del talento surgia Munoz Cota apuntando en sus afirmaciones el advenimiento de un Mexico que recogiendo la bandera de su Revolucion marchaba hacia planos de profunda transformacion. Mientras algunos de sus contemporaneos desgranaban la palabra alada invocando las figuras del esplendor griego, el bajaba hasta hundir los pies en la realidad cruel de nuestros campos, de nuestras minas, insistiendo en la necesidad de que la juventud fuese la primera en acudir en auxilio de los marginados. Lazaro Cardenas le escucho al iniciarse los anos treinta y de inmediato lo incorporo a su equipo politico destacandose como un vocero singular del pensamiento renovador que animaba al otrora impresor humilde de Jiquilpan. Munoz Cota fue de los primeros que examino publicamente las tesis de Carlos Marx y de Jose Carlos Mariategui, senalando lo que de positivo encontraba en ellas pero sin hipotecar su pensamiento tan mexicano. Describiendo la significacion del reparto agrario decia en una inolvidable manana lagunera: "Estamos asistiendo a la verdadera epopeya civica de la Revolucion Mexicana". Hablando ante los repatriados despojos mortales de Luis G. Urbina recordaba la vieja lagrima, la que traspasa corazon tras corazon y conversando con los grupos campesinos nortenos les recordaba el nombre de los primeros soldados de la Revolucion que habian nacido entre ellos y gritaba ­Sangre de caballo viejo, Alejo, padre de los tales por cuales, Gonzalez, malhablado y decidor!, que ­viva mi general Alejo Gonzalez! Multifacetico en su brillante oratoria, tenia para todos, llegando a dominar a los auditorios lo mismo para que sonrieran o llorasen. Cardenas le nombro durante su sexenio primero director de Bellas Artes y luego lo empujo para ocupar una curul en la Camara de Diputados. Mas tarde Avila Camacho le honro designandolo embajador de Mexico en Paraguay, Colombia y Honduras, cubriendo una brillantisima carrera diplomatica en esos lares que en aquellos anos ardian. Vuelto a Mexico se dedico por entero al periodismo del que solamente pudo alejarlo el peso de los anos. En su vida como en su muerte, encarna una de las fuentes mas limpias de la autentica doctrina del cardenismo. No podriamos olvidarlo .