Guia: p14radio Seccion: PAG: 15-Cultura Cintillo: Mexico ha producido pocos genios Cabeza: Radiografia de las letras mexicanas Credito: EMMANUEL CARBALLO La literatura mexicana ha sido y es una literatura timida. Y digo timida porque le ha tenido miedo a las grandes rupturas. A las grandes audacias. Desde el siglo XVI hasta el siglo XX, Mexico ha producido muy pocos genios, dandole a esta palabra la acepcion de cualquier diccionario modesto. Los cronistas del XVI estan mas alla del bien y el mal. Su obra, admirable en si misma y en momentos inscrita en la gran literatura espanola de ese tiempo, no acaba de ajustarse a los patrones de conducta que regiran a partir de decadas mas tarde a las letras mexicanas. Ruiz de Alarcon, en el teatro, si se puede comparar, en algunos aspectos, con Lope, Tirso y Calderon. Sor Juana Ines de la Cruz es la aproximacion mas venturosa a esa palabra, genio. Y la disfruta pese a que no siempre pudo desprenderse plenamente del arbol genealogico que la hace posible. El siglo XVIII es un siglo de humanistas que escriben en latin, de desterrados religiosos que estudian ciencias naturales y humanas: no son escritores, sino cientificos. La prosa y la poesia del XIX son la expresion de un pais que ha alcanzado la libertad politica, pero que no conoce lo que es la verdadera libertad economica y que no tiene tiempo para vivir en paz porque sufre constantes guerras intestinas y debe luchar contra naciones invasoras. Ademas, los escritores mas significativos del XIX son periodistas (como en casi toda America Latina) y lo son porque actuan como maestros: saben que lo necesario en ese momento no es crear grandes obras artisticas, que no puede leer un pueblo compuesto por una abrumadora cantidad de analfabetos y unos cientos de personas que si bien saben leer apenas poseen una cultura literaria. Las letras mexicanas asi entendidas, es decir, de acuerdo con las tesis de Ignacio Manuel Altamirano, el teorico mas ecuanime y lucido del siglo antes del modernismo, deben cumplir funciones ancilares y despues funciones esteticas. Por eso, entre otras razones, los autores de la epoca no se lanzan al vacio, no procuran la gran obra literaria sino que van a lo seguro, a modelos puestos en practica en otros paises y que pagan altos dividendos, aunque no tan satisfactorios que puedan identificarse con las obras que aniquilan el pasado inmediato. Y en la literatura la unica manera de obtener la vida perdurable consiste en apartarse de la literatura anterior, y coetanea, despues de haberlas asimilado, y jugar a locas y a ciegas a descubrir nuevos temblores de animo que modifiquen la realidad. Si antes de comenzar el siglo XX solo aparecen dos escritores geniales, en los 93 anos de nuestro siglo se producen unos cuantos: no menos de tres, ni mas de seis. Ello se debe, creo yo, a varios factores, entre otros al terror que siente el mexicano de encontrarse a si mismo, es decir, de desnudarse en publico y contar su vida sin afeites ni mascaras. Tambien al horror que le causa (algo asi como una extrana enfermedad de montana) referir los designios del corazon, la piel y los testiculos. Otro factor es el miedo a la cursileria, al desenfreno de los sentidos y los instintos, ingredientes que se dan cita en casi todas las obras maestras. Ahora bien, si las letras mexicanas han producido poquisimos escritores absolutamente modificantes, si han dado a conocer, en todas las epocas y escuelas, poetas, narradores, ensayistas y dramaturgos que a escala del idioma ocupan lugares sobresalientes, a lo largo de su evolucion nuestra literatura cuenta con grupos y equipos de escritores uniformes en cuanto a calidad que, si bien no han innovado los estilos imperantes en muchos aspectos, los han enriquecido. Si casi no sabemos en que consisten las embriagueces de la Conquista, si estamos seguros de lo que representan los goces y dolores de la colonizacion de predios literarios que a fuerza de teson dejan de ser hostiles y llegan a convertirse en favorables, en otras palabras, no somos, o no queremos ser, una literatura de conquistadores y si una literatura de colonizadores, con la excepcion involuntaria de Fernandez de Lizardi, creador en este continente de la novela y, aun hoy, pontifice insuperado de las obras narrativas que no se resignan a ser autonomas de los valores politicos, morales y pedagogicos. A fuerza de estrellarse contra sus limitaciones, la literatura mexicana ha adquirido su sello caracteristico, hecho de modestia, habilidad, resignacion y una carga refrenada de violencia, si no la mejor literatura de America Latina, ni la que a fuerza de enojos radicales produce seres de excepcion (como Dario, Neruda y Vallejo, para hablar solo de la poesia), tiene en su haber el mayor numero de equipos, de probada y comprobada eficacia, que han matizado las letras hispanoamericanas. (Notimex) .