GUIA: VIDE CINTILLO: DIVERS CABEZA: Video, sociedad e imaginarios( CREDITO: Antulio Sanche A partir de fines de los anos 60, arranco la moda, la fiebre por las cintas, los reproductores y grabadoras de video, que vinieron a rivalizar con las anteriores tradiciones de la vieja imagen fotoquimica y la manera de relacionarse con el medio, y a conmocionar el imaginario politico y cultural debido a que la cultura audiovisual fue vista como un nuevo instrumento de liberacion; las videocintas se convertian en una fuente que permitia evolucionar significativamente tres grandes dimensiones: la social, la artistica y la politica. En la primera de ellas el video se consideraba como un factor de desarrollo comunitario ofertador de nuevas relaciones comunales, la segunda lo postulaba como un vehiculo exponenciador de lo artistico y precursor de una nueva dimension estetica y la ultima, la mas polemica porque abordaba de manera "clara" las cuestiones del poder y la transformacion de la sociedad, miraba al magnetoscopio como un factor que permitia poner en practica la guerrilla electronica; esta ultima, pues, no conducia a uno de los rostros magnificados del video: la videoutopia, la videoprofecia. No se debe soslayar que estos tres caminos emprendidos por el video eran resultante de la pasividad que fomentaba la television al poner en circulacion un universo real-sintetico En la decada de los 80 en Japon -el pais mas poderoso en la comercializacion de los enseres electronicos-, la venta de televisores ocupaba junto a la de casetes un lugar privilegiado en las preferencias consumidoras, pero a partir de dicho periodo las compras de videograbadoras superaron a los de los televisores. El volumen de ventas estaba relacionado en su mayor parte con el exterior, pues las marcas niponas detentan un cuasimonopolio -casi el 90 por ciento- del mercado. Agreguemos que las principales em resas que fabrican estos productos no son estadounidenses, por eso la industria electronica de Estados Unidos ha decidido impulsar el video laser que no ha tenido la fortuna deseada, incluso en su nuevo relanzamiento al mercado no ha tenido el efecto que se esperaba, y la produccion de software en lo que se refiere al universo tematico aun deja mucho que desear. Sin embargo, el videodisco -sobre todo en su version Cd-rom- ha empezado a entrar lenta pero constantemente en las instituciones educativas, de in estigacion y todas aquellas relacionadas con la conservacion y la trasmision de informacion -videoarchivos publicos- no solo por su evidente calidad de la imagen y de grabacion, sino por ser un instrumento multimedia eficaz. La puesta en circulacon de productos como el data disk, el CD-Rom y el CD-I vienen a multiplicar las posibilidades de explotacion del mundo del disco digital. No obstante, el consumo de los laser disk esta restringido mas a los melomanos, los segundos a los investigadores y los ultimos a un publico mas amplio Pero no quisiera seguir ahondando en las posibilidades que pueden extraerse como usuario de los lectores de discos digitales, sino referirme a lo que hay de bondadoso -aunque en otra ocasion hablaremos del rostro contrario al que describiremos aqui- en las videograbadoras En primer lugar, el video permite al usuario desconectarse de la rutinaria programacion, potencia la seleccion y la horizontalidad, fomenta una unidireccionalidad de la trasmision en provecho del consumidor; no obstante, no hay que irse con la finta ya que dicha libertad es restringida en la medida que el usuario esta a expensas de una selectividad debido a que su accionar depende de los otros medios o industrias culturales preexistentes: la television, los productores cinematograficos que comercializan la peliculas en video despue's de ser explotadas en las salas comerciales. Ahora bien, la videograbadora habria que ubicarla en el ambito de la reproduccion de imagenes y sonidos que sirve para oponerse a la banalidad del consumismo televisivo incondicional e indiscrimiando, racionalizando la absorcion de mensajes con criterios que el espectador establece, como sucede con un consumidor de libros, o con el melomano que elige sus discos y que incluso para adquirirlos acude a circuitos no comerciales del mercad negro o underground. En ese sentido, habria que describir a este aparato domestico como un instrumento decisivo en la autoprogramacion televisiva, que ha venido a significar la expresion mas cabal de lo que actualmente esta en boga con la denominada "television a la carta", emancipada de la tirania del flujo de la programacion "institucionalizada". Esto es posible en la medida que la videograbadora permite al espectador televisivo que lo efimero y volatil de la programacion pueda ser detenido como una inf rmacion audiovisual que puede ser conservada para distintos usos, entre los cuales esta en primer lugar la satisfaccion personal, pudiendo reproducirse en el momento que uno le plazca. Esta capacidad permite al usuario coleccionar en el hogar cintas de video como se coleccionan libros, revistas, o discos y le permite acceder a la videocinta deseada solicitandosela a otro videoadicto o bien acudiendo a la videotienda. Pero el video al igual que en el cine o el libro, permite un goce discontinuo pudiendo rep sar fragmentos anteriores o de intere .