GUIA: EC SECCION INF. GRAL Pagina CINTILLO: ECOLOGI CABEZA: Mexico: notas sobre comercio y ambient CREDITO: Gabriel Quadri de la Torr Es un hecho que los intereses de las sociedades modernas en torno a las cuestiones ambientales han rebasado fronteras politicas e institucionalesy que se han derramado por todo el globo, abriendo nuevos espacios de interaccion y de confrontacion entre grupos, sectores y gobiernos. Los interese ambientales expresados internacionalmente se han convertido en origen de controversias politicas que hoy ocupan primeros lugares en las agendas de discusion y negociacion entre paises y entidades multilaterales (ONU, Banco Mundial, GATT). La fuente de estos intereses reside, por una parte, en las repercusiones transfronterizas de ciertos procesos de deterioro ambiental, o en los problemas de acceso y manejo de los commons (recursos globales) del planeta (biodiversidad, equilibrio climatico, capa de ozono). Por otro lado, estan las preocupaciones que los habitantes de un numero creciente de paises (sobre todo industrializados) manifiestan por el destino de determinados sistemas ambientales, especies o ecosistemas, aunque estos se ubiquen fuera de sus territorios (los bosques tropicales son el mejor ejemplo) y no necesariamente existan efectos negativos perceptibles o anticipables en sus propios paises. Tambien, y de manera cada vez mas aguda, consideraciones de tipo economico referidas a ventajas o desventaja competitivas por diferentes normas ecologicas entre paises, proteccionismo disfrazado de controles ambientales, practicas comerciales desleales originadas en subsidios que se presume son antiecologicos, agotamiento de recursos valiosos, etc., tensan las relaciones internacionales de una manera insospechada hasta hace poco tiempo Las relaciones entre comercio y medio ambiente van adquiriendo los relieves mas sobresalientes en este nuevo ambito de controversia internacional. Aqui, ha surgido un amplio espectro de temas que abarca, entre otros, la perdida de competitividad de las empresas ante regulaciones ecologicas relativamente estrictas; la real o supuesta relocalizacion de empresas "sucias" hacia paises, generalmente del Tercer Mundo (es mas comodo seguirle llamando asi, aunque la correspondencia numerica ya no sea exacta), que antienen estructuras normativas mas laxas o de plano inexistentes; la pertinencia o validez de subsidios o impuestos ecologicos; la conveniencia de armonizar la normatividad ambiental entre las naciones; los impactos ambientales transfronterizos como la lluvia acida y el trasiego de desechos peligrosos; la utilizacion de normas ecologicas como barreras no arancelarias al comercio; la destruccion de ecosistemas especialmente significativos (selvas humedas en paises tropicales) por actividades productivas de tinadas a la exportacion, etcetera Sobre estos temas surgen posiciones divergentes, que se sustentan no solo en el interes de las partes en conflicto, sino en elaboraciones cientificas y economicas crecientemente desarrolladas. Por ejemplo, algunos proponen y otros se oponen a medidas unilaterales de efecto extraterritorial, como son las sanciones comerciales, cuando se trata de proteger commons globales (delfines, bosques tropicales, ballenas, la capa de ozono, etc.) ante conductas oportunistas (free riders) de ciertos paises En cuanto a la relocalizacion de empresas "sucias" hacia paises del Tercer Mundo, entre ellos Mexico, en un marco de liberalizacion comercial y de la inversion extranjera, algunos han asumido una posicion tajante en contra de esta migracion industrial. Otros aducen que esta relocalizacion puede reflejar y obedecer a diferentes capacidades biofisicas de asimilacion de contaminantes y de resilencia de ecosistemas, o, simplemente, a distintas preferencias sociales que valoren relativamente menos la calidad am iental. En todo caso, existe evidencia empirica de que los costos de prevencion y control de la contaminacion para las empresas industriales (agua, aire y manejo de desechos) son en general muy pequenos en comparacion con el valor de la produccion (menores casi siempre al 3^),1 por lo que un sistema regulatorio mas relajado como el que existe generalmente en los paises del Tercer Mundo, no constituye un factor determinante en los patrones de localizacion; predominan siempre criterios de costo de mano de ob a y de capital, cercania a mercados de productos o insumos, o consideraciones mas sofisticadas de estrategia corporativa El alegato de que las regulaciones ambientales imponen desventajas competitivas a las empresas tambien se ha visto desacreditado al observar la experiencia de paises como Alemania, Japon, Holanda y Escandinavia, que habiendo establecido estrictos esquemas de regulacion en los ultimos anos han generado grandes superavits comerciales Un amplio sector de ambientalistas, por otro lado, ha expresado airadamente su oposicion al libre comercio y ha presionado para establecer o mantener barreras a la importacion o a la exportacion invocando la proteccion de ecosistemas o de recursos, o bien, el control de procesos contaminantes. Sobre esto hay ya una literatura economico-ambiental importante, donde se demuestra que siempre es mas eficiente y efectivo utilizar instrumentos directos de primer orden para resolver problemas ambientales, y no ins rumentos indirectos (como las restricciones al comercio) de segundo o mayor orden, que ademas es posible que generen distorsiones economicas y costos sociales innecesarios y tal vez superiores a los beneficios ambientales que pudieran arrojar.2 Esta suficientemente aceptado por los especialistas en politicas publicas, que cada objetivo de politica requiere al menos de un instrumento especifico, y que no es efectivo ni eficiente aplicar instrumentos de restriccion comercial como mecanismos de politica ambie tal Tengamos en cuenta que el deterioro ambiental surge cuando los costos privados que enfrentan los productores y consumidores difieren de los costos sociales (que incluyen costos ecologicos), y que ningun instrumento de restriccion al comercio tiende a resolver esta divergencia. Bajo casi cualquier circunstancia se puede demostrar que impuestos directos a la produccion o al consumo de bienes con alto impacto ambiental son mucho mas eficientes que establecer trabas o impuestos a las exportaciones o a las impo taciones Existen tres principios de politica ambiental que han ido ganando terreno en los paises industrializados, principalmente en los miembros de la Comunidad Europea,3 los cuales, vistos con detenimiento, se oponen a la aplicacion de instrumentos de segundo orden o de tipo indirecto para el control ambiental, como seria el caso de las restricciones al comercio. Estos principios son 1. El que contamina paga (o, mas extensivamente, el que impone impactos ambientales, que asuma sus costos). En otras palabras, esto significa que los costos ambientales provocados por el sector privado (productores y consumidores) deben ser asumidos en el mismo sector y no trasladados a la sociedad en su con junto via al gasto gubernamental 2. Prevencion. Este principio refleja el hecho de que es menos costoso actuar con anticipacion previniendo impactos ambientales que incluso podrian ser irreversibles; tambien acude al criterio de que no es necesaria una evidencia cientifica contundente sobre danos ambientales para justificar una reaccion de politica, sino que una probabilidad o posibilidad de dano irreversible o considerablemente oneroso debe provocar una respuesta adecuada. El costo social ambiental de una politica preventiva sobre un pro eso de desequilibrio que no resultase al final de cuentas tan serio como se esperaba, siempre sera menor al costo de una politica pasiva 3. Subsidiariedad. Este principio se refiere a la conveniencia de que los problemas ambientales sean siempre confrontados al nivel institucional o de autoridad mas cercano posible (vecinal, municipal, regional, estatal, nacional). La responsabilidad y el involucramiento local en los problemas locales, cualesquiera que sea el nivel de "localidad", son condicion inescapable de eficacia y eficiencia en la politica ecologica No es dificil aceptar que una politica comercial restrictiva, reconfigurada o justificada bajo criterios de proteccion ambiental se alejaria de estos principios elementales. En primer lugar, las barreras a la importacion o a la exportacion resultan, en el mejor de los casos, en que los consumidores o los contribuyentes acaban pagando los costos ambientales sin consideracion alguna de las responsabilidades reales, lo que equivale a subsidios inequitativos en favor de quienes provocan directamente los impact s (un caso ilustrativo puede ser el del proteccionismo y los subsidios agricolas). Tambien es posible que las barreras comerciales esgrimidas como instrumentos de politica ecologica arrojen resultados contraproducentes al estimular o recompensar artificiosamente la sobreexplotacion y el uso ineficiente de un recurso natural o servicio ambiental local protegido de la competencia externa, o bien, quitandole rentabilidad al uso permanente y por tanto a la conservacion de algun recurso (maderas tropicales, por ejemplo, que al carecer de mercado, se induce la desforestacion definitiva o el cambio de uso de suelo hacia la agricultura o la ganaderia) El proteccionismo y los subsidios indiscriminados estimulan la entrada a un mercado en el que se puede disfrutar de una renta, multiplicando con ello los impactos ambientales, que en el caso de ciertas actividades son muy considerables. Con frecuencia, incluso puede decirse que el proteccionismo se traduce en la reversion del primer principio de politica ("el que provoca el impacto ambiental paga") hacia una circunstancia en que las victimas del deterioro son quienes asumen los costos. Adicionalmente, no e despreciable, en todo caso, la posibilidad real de que al establecerse barreras proteccionistas se erijan al mismo tiempo feudos ilegitimos de poder y de control economico local En segundo lugar, es inmediatamente reconocible como las barreras al comercio impuestas con argumentaciones ambientales trasgreden el principio de subsidiariedad, en la medida en que tienden a guardar una enorme distancia institucional y de responsabilidad politica con las instituciones locales. Por ultimo, parece muy incierta la manera en que un instrumento indirecto, como lo son las barreras comerciales, puedan satisfacer de manera efectiva y eficiente las necesidades de prevencion a las que alude el ter er principio La incertidumbre y poca adecuacion que envuelve a las restricciones comerciales como instrumentos de politica proviene, ademas de su caracter indirecto, de la dificultad de anticipar sus efectos reales. La estructura y los procesos de comercio pueden influenciar a la conservacion ecologica o a la proteccion ambiental en general, a traves de varios conductos. Uno de ellos es el cambio en los precios relativos que conlleva a cambios en la composicion sectorial de la inversion y en los patrones de consumo (ef cto precio), lo cual podria rastrearse hasta identificar algunas consecuencias ambientales mas o menos evidentes. Sin embargo, por otra parte, el comercio genera efectos de sustitucion en el uso de factores y de procesos de produccion, ademas de importantes efectos en la magnitud, crecimiento y distribucion del ingreso y del consumo. Algunos estudios que se basan en una interpretacion del ambiente como factor de produccion, detectan otros canales de influencia.4 Bajo estas circunstancias, la sobreexplotaci n del recurso (suelos, pesquerias, bosques, etc.) tiene un impacto directo sobre la productividad y sobre la permanencia real de la actividad productiva en cuestion, en otras palabras, existe un efecto de retroalimentacion positiva en el que el abatimiento (o acumulacion) del acervo de recursos repercute en una baja (o alza) en la produccion. Aqui, habiendo plena internalizacion de costos a traves de derechos de propiedad sobre los recursos involucrados o mediante arreglos contractuales adecuados, se antic pa que el libre comercio y el incremento en la demanda externa ofrecera no solo la posibilidad de conservar el capital ecologico, sino incluso de acrecentarlo. En contraste, tratandose de servicios ambientales o recursos que no entran directamente en la funcion de produccion (como puede ser la calidad del aire), o en todo caso, cuando no hay internalizacion de costos ambientales, puede esperarse, ceteris paribus, una exacerbada tendencia al deterioro que se deriva de un uso mas intenso del medio. Estos son resultados intuitivamente previsibles, que parecen ser corroborados a traves del analisis matematico y de investigacion empirica Este complejo cuadro de interacciones hace que las consecuencias netas del uso de restricciones al comercio como instrumentos de politica ambiental sean imprevisibles, o al menos sumamente inciertas, lo que hace cuestionable su aplicacion Independientemente de la incertidumbre que rodea a la aplicacion de trabas comerciales como herramientas de politica ecologica, parece que la apertura economica promete de manera explicita una contribucion significativa a la proteccion ambiental en la medida en que ofrece mas opciones tecnologicas y de productos para productores y consumidores; permite la incorporacion expedita de tecnologias mas avanzadas que casi siempre son menos intensivas en el uso de servicios ambientales (aunque no existiese una pol tica ambiental expresa, esto le da al ambiente una proteccion gratuita o free ride); se generan considerables presiones politicas externas para hacer mas estricta la normatividad ambiental en paises que carecen de ella; las exportaciones hacia paises industrializados requieren de normas ecologicas mas estrictas; los controles ambientales hacen subir el costo del capital, haciendo con ello mas atractivo invertir en capital humano; en general, las grandes companias internacionales estan expuestas a la critic de sus propios accionistas y de los movimientos ambientalistas que se desarrollan en sus paises de origen, siendo relativamente mas sensibles a ella, ademas, tienden a establecer practicas homogeneas de control ambiental en todas las naciones donde operan, que adoptan como comun denominador a las normas vigentes en su pais de origen (que, tratandose de un pais industrializado, es muy probable que sean superiores a las practicas y a las regulaciones del pais receptor de la inversion); existe evidencia empi ica de que las empresas protegidas y(o con participacion estatal son mucho mas "sucias" que las empresas sometidas a la libre concurrencia internacional; las empresas extranjeras que se establecen localmente tienden a presionar a las autoridades y a la sociedad para que sus competidores locales observen un comportamiento ambiental al menos similar al suyo, con el objeto de evitar ventajas competitivas desleales. Para fundamentar la validez de este listado, vale la pena tener en cuenta que la evidencia empi ica existente nos dice que la elasticidad del uso de servicios y recursos ambientales (impactos) a diferentes tasas de crecimiento economico, o la intensidad ambiental del propio crecimiento es superior en las economias cerradas que en las economias abiertas. Ademas de todas estas posibilidades, ya documentadas con trabajos sistematicos, el comercio libre puede dar un mayor impulso a la proteccion ambiental a traves de un crecimiento mas dinamico del ingreso. Se acepta que el "ambiente" es un bien normal, lo que equivale a decir que su "consumo" o que las preferencias sociales en favor de el se incrementan al crecer el ingreso. Tambien la experiencia internacional y domestica ha demostrado que la elasticidad ingreso de la demanda por los servi cios que presta un ambiente sano o relativamente integro es muy alta; esto es, la poblacion con ingresos proporcionalmente mas elevados tiene una mayor propension a preferir o a demandar un ambiente de calidad. Esto permite reconocer ciertas consecuencias positivas adicionales del libre comercio, mismas que estarian mediadas por ingresos mas altos. Se sabe que conforme se densifican las relaciones economicas, se determinan con mayor precision los derechos de propiedad (publica o privada) sobre los recursos y servicios ambientales, lo que permite mejores arreglos contractuales y regulaciones para proteger los commons regionales, nacionales o globales. Ademas, esta el hecho, suficientemente documentado, de que en las economias mas maduras se reduce su intensidad ambiental; esto es, se reduce la utilizacion de recursos ambientales por unidad de producto Algo muy importante, tambien es la reduccion en la participacion relativa del sector primario (sobre todo agricultura y ganaderia) conforme las economias se desarrollan y maduran. Con ello, se reduce el uso extensivo y depredador del territorio y de sus recursos, que, como lo atestiguan muchos paises del Tercer Mundo, entre ellos destacadamente Mexico, constituye el proceso mas brutal de deterioro ambiental, el cual es responsable de la desforestacion y la erosion masivas, la destruccion de habitat y la co secuente extincion de especies, liberacion de cantidades significativas de carbono a la atmosfera a traves de quemas, y, la alteracion de regimenes climaticos e hidrologicos a diferente escala local y regional. Al final, y no por ello menos importante, esta la transicion demografica que se asocia con el desarrollo economico, y que implica menores tasas de crecimiento poblacional y un menor porcentaje de poblacion rural que ejerce una presion directa de supervivencia sobre los recursos y ecosistemas natural s. Siendo convincentes estos argumentos, deben matizarse y contrastarse con el incremento absoluto en los niveles de utilizacion de recursos que hasta ahora ha traido consigo el crecimiento economico, aunque las intensidades ambientales (o carga ambiental por unidad de producto) se hayan abatido; algo que sin embargo se explica por la apenas incipiente o nula internalizacion de costos ambientales y su expresion en el sistema de precios como codigo que orienta la direccion y el contenido del propio crecimie to Si es que efectivamente las restricciones comerciales son incapaces de configurar un marco adecuado de politica ecologica, y que el libre comercio promueve mejores oportunidades para la proteccion ambiental, puede parecer extrano que tantas voces y reclamos de ambientalistas, e incluso de gobiernos, se manifiesten en favor del proteccionismo, en cualquiera de sus modalidades. No obstante, hay razones importantes que pueden explicar esta aparente paradoja. Por un lado, el proteccionismo ecologista esta vinc lado con el predominio de enfoques coercitivos y estrictamente regulatorios en materia de politica ambiental, y de una animadversion ideologica hacia los mecanismos de mercado. Recordemos que todavia en muchos circulos ambientalistas se culpa implacablemente al mercado de los desmanes ecologicos de la humanidad, adjudicandole vicios depredatorios incorregibles; argumento que a su vez abre la puerta a planteamientos mesianicos y(o mistificadores, o, franca y peligrosamente autoritarios, opuestos al cuadro b sico de libertades economicas y politicas, suponemos que indeclinable para casi todos, y que ha producido el liberalismo a traves de los ultimos dos o tres siglos. Estos argumentos antimercado, por su sencillez y superficialidad, y aparente contundencia, son facilmente digeridos por clientelas politicas nostalgicas de sistemas de ideas cerrados y totalmente inclusivos, que expliquen los problemas y produzcan soluciones automaticas y plenas de certidumbre donde, que mejor, se recren antiguas certezas ideolo icas Ademas, las politicas proteccionistas y estrictamente regulatorias, tienen el atractivo de que, en el discurso, invocan resultados aparentemente precisos, aparte de que ofrecen la sensacion de que, efectivamente, el gobierno esta haciendo "algo" concreto para resolver los problemas. Tambien permiten eludir el reconocimiento de que la proteccion ambiental implica sacrificar otros satisfactores; en otras palabras, de que el "ambiente" no es gratis, o que no es posible resolver problemas sin provocar cambios ustanciales en procesos de consumo, de produccion y de convivencia; es decir, estas politicas son mas comodas y acequibles para funcionarios oportunistas. Otra razon por la cual prevalece este genero de politicas es que le dan mayor discrecionalidad y poder a las burocracias, quienes son las que deciden. Por su lado, los agentes sobre quienes se imponen restricciones normativas y regulatorias siempre tienen la expectativa o la posibilidad real de evadirlas, dadas las limitadas capacidades de vigilancia y c ntrol del Estado, o tambien, donde exista, dada la posibilidad de corrupcion. No esta por demas senalar que las empresas establecidas tienden a ver con buenos ojos a las restricciones regulatorias en la medida en que puedan representar barreras a la entrada en sus propios nichos de mercado Estos, entre otros, son elementos que ayudan a explicar la prevalencia de enfoques y demandas de caracter proteccionista y regulatorio, que como vemos, poco tienen que ver con el interes de lograr una politica ambiental efectiva y una signacion eficiente de los recursos. Sin embargo, hay que admitir que, tratandose de commons globales, bajo ciertas circunstancias, podria resultar justificable la adopcion de medidas restrictivas sobre terceras partes que se niegan a participar en responsabilidades colectiva . En el caso de impactos transfronterizos o de sistemas ambientales que por otras causas generan un interes ambiental internacional, y dependiendo de un reconocimiento tacito de derechos de propiedad, siempre es posible pensar en transferencias compensatorias de efectivo (pagos), financiamientos en condiciones concesionarias, intercambios de deuda por proteccion ambiental y transferencia de tecnologia, o bien, en sanciones aplicables Adoptando una escala global de referencia, el libre comercio puede promover una asignacion eficiente de los recursos del planeta, aunque esto solo sea totalmente cierto si a) existen las instituciones y los arreglos contractuales internacionales capaces de permitir un intercambio libre de derechos de uso de los commons globales (derechos de emision de gases invernadero y de sustancias que destruyen la capa de ozono, derechos de propiedad sobre la biodiversidad, etc.), o b) el sistema de precios de los bien s comerciados internacionalmente incorpora costos ambientales a traves de un esquema de impuestos estandarizados. Ambas condiciones pertenecen todavia, a pesar de avances importantes en los ultimos anos, a un escenario de economia (ecologia) ficcion. Ante esta insuficiencia casi absoluta, cabe preguntarse sobre la pertinencia de que a nivel nacional, y antes de esperar que largos y penosos procesos de negociacion internacional hagan realidad este marco indispensable, se proceda a una politica ecologica dom stica basada en la internalizacion de costos ambientales. La respuesta es en todo caso afirmativa si aceptamos la evidencia de que, en el plano estrictamentre nacional, los danos ecologicos presuponen costos sociales mucho mas elevados que el costo de oportunidad de los recursos dedicados a la proteccion ambiental (tecnologia, inversion publica y privada, valor de la produccion de las amenidades de consumo perdidas, recursos politicos, etc.) De aqui, pues, la necesidad de internalizar costos ambientales en las economias domesticas, aun sobre el argumento de supuestas perdidas de competitividad internacional, que, por lo demas, como ya lo comentamos, resultan infundadas. La internalizacion de costos ambientales se puede lograr en principio de varias maneras a traves de impuestos, establecimiento de derechos de propiedad y contratos directos o mercados de derechos, o bien, como se ha preferido hasta ahora, por medio de control y vigilancia a par ir de un sistema regulatorio exhaustivo. Sobre estas opciones, es bien sabido que, en general, una politica ambiental basada en instrumentos de mercado minimiza costos para obtener un objetivo dado de calidad ambiental, en la medida en que tienden a minimizarse y a igualarse los costos y beneficios marginales en cada actividad o agente productivo; ademas de que estos estimulan la innovacion tecnologica y la productividad. En contraste, las politicas exclusivamente normativas y circunscritas al control y a a vigilancia solo podrian arrojar resultados comparablemente eficientes si la autoridad posee informacion plena (sab que es lo mejor para cada agente economico), hay amplia certidumbre y costos administrativos y de transaccion sumamente bajos, lo cual es imposible o terriblemente dificil o improbable Los argumentos que hasta aqui se han presentado y discutido nos pueden servir ahora para reflexionar sobre algunas implicaciones ambientales relevantes a Mexico, que pudieran desprenderse de la puesta en practica del tratado de libre comercio recientemente firmado entre nuestro pais, Estados Unidos y Canada. En primer lugar, el temor de que una avalancha de industrias sucias se abata sobre Mexico parece del todo infundado, en virtud del poco poder de determinacion que tienen los costos de proteccion ambien al sobre las decisiones de localizacion de las empresas, como lo demuestran investigaciones recientes. Las ramas industriales que presentan los costos mas altos de proteccion ambiental, incluyendo gastos de inversion y operacion en aire, agua y manejo de desechos son la de cemento, celulosa y papel, petroquimica y metalica basica; aun en estos giros productivos "sucios" los costos de prevencion y control no rebasan el 2 o el 3^ del valor de su produccion anual Tampoco el mayor dinamismo esperado de las exportaciones mexicanas pareceria plantear peligros importantes para el medio ambiente. Por un lado, las industrias "sucias" definidas como aquellas que tienen costos de prevencion y control superiores al 0.5^ del valor de su produccion, contribuyen con menos del 11^ en el volumen total de las exportaciones mexicanas; dado el largo periodo de apertura que ha experimentado ya la economia mexicana, no es muy probable que cambie radicalmente la composicion de nuestra ventas al exterior. Estos mismos argumentos nos hablan de que las relaciones comerciales entre Mexico y Estados Unidos son poco sensibles a impuestos ecologicos compensatorios que se pudieran imponer a las exportaciones mexicanas. Por otro lado, ante un supuesto y posible dumping ecologico, las presiones de industriales, sindicatos y ecologistas estadounidenses han ayudado (reconozcamoslo) al fortalecimiento institucional de las autoridades ambientales mexicanas, asi como a que los sistemas regulatorios s an cada vez mas estrictos. Ademas, si hacemos caso de las teorias convencionales del comercio internacional, sabemos que la mayor abundancia relativa de mano de obra en Mexico con respecto a sus socios comerciales hara que, al menos en el corto y mediano plazos, la economia mexicana manifieste una tendencia a especializarse en actividades intensivas en trabajo humano, las cuales, como se ha reconocido, generan menores impactos ambientales que aquellas que son intensivas en capital Ademas de recordar los efectos probablemente favorables del comercio libre a traves de un aumento en los ingresos y de un mayor dinamismo en el crecimiento economico, que hemos comentado antes, debemos subrayar que entre las actividades productivas que desencadenan los impactos ambientales de consecuencias mas grandes estan las que hoy se orientan preponderantemente al mercado local. Tal es el caso de la agricultura, sobre todo de la agricultura itinerante de roza(tumba(quema en condiciones de alta densida demografica, y del pastoreo extensivo de ganado (reses en primerisimo lugar) en tierras tropicales para abastecer de carne a las grandes ciudades mexicanas. Por ello, la gradual liberalizacion de las importaciones de maiz promete una distension en las presiones hacia el desmonte, la erosion y la desertificacion,ademas de que los precios mucho mas bajos de maiz importado permitiran incrementar el acceso de jornaleros rurales y poblacion urbana a este grano. En contraparte, no es tan claro el efecto que ten ra la liberalizacion del comercio de productos ganaderos, ya que es incierto el nuevo balance entre importaciones y exportaciones Al identificar fuerzas (en potencia) ambientalmente benignas en el marco del tratado libre comercio, no debemos soslayar la ausencia casi absoluta o insuficiencia de procesos de internalizacion de costos ambientales en el sistema de precios que orienta la marcha de la economia mexicana, lo que podria neutralizar o contrarrestar con creces los posibles efectos favorables de la apertura economica. En Mexico no existe todavia una estructura fiscal (impuestos ecologicos) ni de derechos de propiedad y de arregl s contractuales (contrato social-ambiental) operativos para garantizar la conservacion del patrimonio ecologico nacional (commons nacionales que incluyen biodiversidad, bosques y selvas, suelos, capacidad de carga de la atmosfera y de cuencas hidrologicas, etc.) Por esa razon es muy posible que, a pesar de tales fuerzas ambientalmente benignas como las que hemos descrito y que estaran actuando dentro del esquema de libre comercio, el incremento absoluto en los niveles de utilizacion de recursos y servicios ambientales que trae consigo el crecimiento acelerado en la produccion y en el consumo, y aunque disminuyera la carga ambiental por unidad de producto, se perfila a ejercer presiones ecologicas cada vez mas extensas, que pondran en entredicho, todavia mas, la sustentabilidad del desarrollo naciona -- 1 Low, P. "Trade Measures and Enrivonmental Quality; The Implications For Mexico/s Exports". International Trade and the Environment. World Bank. Washington, D.C. 1992 2 Primo Braga, C. "Tropical Forests and Trade Policy; The Case of Indonesia and Brasil". World Bank, op. cit 3 European Community. Single European Act, (art. 130). 1988 4 Lopez, R. "The Environment as a Factor of Production; The Economic Growth and Trade Policy Linkages", World Bank, op. cit 5 Birdsall, N and Wheeler, D. "Trade Policy and Industrial Pollution in Latin America: Where are the Pollution Havens?", World Bank, op. cit .