GUIA: TORRE SECCION CULTURA PAG. 1 CINTILLO: DIVERS CABEZA: Francesc Torres: La serie Newswee CREDITO: Julio Orteg El catalan Francesc Torres (1948) es uno de los artistas mas inquietantes en el escenario plastico de Nueva York, donde vive desde 1974. Sus instalaciones, planteadas como respuestas a la experiencia moderna de la crisis, convierten a la representacion en un lenguaje artistico y analitico de poderosa persuasion estetica y critica. Con una tecnologia formal compleja y una fusion de lenguajes mixtos, Torres posee una elocuente y sincretica capacidad de representar la discordia de los hechos sociales y politi os, rescatados de la fugacidad historica como modelos de pensar y vivir que este artista acucioso nos obliga a revisar con impecable formalismo critico y severo cotejo figurativo. La actualidad se hace arte para volver a una actualidad hecha pensamiento. El proyecto de Torres es hacer de la experiencia estetica una forma reflexiva mas aguda de la experiencia cotidiana En su nueva muestra, "La serie Newsweek: Un acto de venganza en la recodificacion de las noticias de esta semana" (Fundacion Bohen, Nueva York), el artista pone en juego la calidad extraordinaria de sus recursos tecnicos al trabajar sobre las imagenes fotograficas difundidas por el semanario Newsweek durante la Guerra del Golfo. Esta ha sido llamada la primera guerra postmoderna, dado que no solo se gano en los campos de batalla sino en los espacios de la comunicacion. Es una guerra que todos vimos televis da, a traves de mediaciones filmadas, montajes, clippings, marcos y filtros que editaron los hechos en una narrativa producida por la tecnologia mas sofisticada. Es, por eso mismo, la primera guerra convertida en material de la teoria informatica y el analisis semiotico. De alli que la Fundacion Bohen, a proposito de la muestra de Torres, haya programado un ciclo de conferencias por expertos en medios de comunicacion para discutir la representacion de la guerra y su significado en la esfera publica Al remanipular materiales manipulados, cuyo contenido ideologico es evidente, Torres reconduce la iconografia de la guerra, desplazandola de su funcion naturalizadora a su revelacion de espectaculo critico. La textura de lo actual se abre en esta muestra gracias al canonismo ironico del pintor, que no requiere cargar las tintas, ya que le basta oponer contrastes y ampliar (al modo de un blow up historico) las imagenes mas to'picas. Las obras de Torres suman dignidad formal, pasion critica y riqueza plastic La serie de los tripticos es especialmente poderosa. Portadas y fotos de la revista han sido ampliadas a gran formato e intervenidas en su conversion plastica por una suerte de traza grafica que sugiere el paso de las revelaciones, esto es, una recodificacion critica del material equivoco. Es lo que ocurre con la famosa foto del piloto estadounidense capturado por los iraquies, difundida mundialmente como prueba de la tortura; se sabe hoy que el rostro hinchado y herido fue, mas bien, producto de su caida l eyectar su cabina automatica. La cara dolorosa del piloto nos mira a traves de los filtros que la reproducen, solo que la ampliacion del pintor es una revelacion, al modo de un revelado del negativo oculto. La historia iconica de ese rostro es de por si interesante: es sujeto de distintas interpretaciones, segun la maquina que lo reprodujo (aparecio primero en la television iraqui). Es la cara de la historia actual: no habia previsto ser caratula ni careta, y mucho menos volver sobre si misma en manos de un artista El triptico 27 contrasta dos fotos: la de los soldados arribando a su base y el interior fastuoso de un automovil; ese contraste subraya otro: esta es "la primera guerra pura (economica) desde la primera guerra mundial", advierte Torres y anade: "La posibilidad de una grave crisis economica en Europa, a poco del colapso del comunismo y en las visperas de la integracion economica entre los paises del Mercado Comun, no podia ser tolerada". Los tripticos 28 y 29 cotejan otras evidencias: los primeros motines opulares en la Moscu del mercado prometido y los motines de Los Angeles, protagonizados por negros y latinos pobres. Son dos fuegos que apuntan a una misma frustracion: las promesas del mercado no se han hecho a nombre de la justicia Un conjunto de objetos acompana este despliegue con ironia menos discursiva pero no menos caustica. Utopia 92 es un avion de metal, casi de juguete; este avioncito, advierte Torres, "no volara nunca", pero se pregunta: "Si este avion esta tan mal concebido... ¨por que han muerto tantos pilotos en su cabina?" Historia y farsa (un martillo y un pedazo de metal abollado) recobra el viejo dictum de Hegel: "La tragedia es la tendencia de la historia, al menos en tiempos modernos, de terminar como farsa" Predomina en la muestra una actualidad decantada por la verdad del arte, como si en las versiones naturalizadas por los medios, el arte tuviese que hacer un corte a la vez estructural (la verdad no es un habito: hay que trabajar para encontrarla) e historico (la lectura de los hechos requiere ser reprocesada). Ambos gestos de Torres, sostenidos sobre la calidad exploratoria de su lenguaje maduro, son de una inmediatez perturbadora en estos tiempos de postguerra fria, guerras de baja intensidad, vigilancia ultiplicada y globalizacion hegemonista. No se trata solo de un debate sobre la funcion politica de los medios, sino sobre la naturaleza conflictiva de la verdad y el caracter problematico del saber Torres nos habla en ese espacio critico, en ese umbral de contradicciones, utilizando ya el lenguaje recodificador del fin de siglo, esto es, con las revelaciones que el arte perfecciona al modo de nuestra ultima conciencia intact .