GUIA: LA SECCION: INF. GRAL. PAG. 7 CINTILLO: Laberintos de la ley la trampa CREDITO: Angel Sanchez Grego La necesidad y virtud de la ley para regir la vida en comun no son discutibles: todas las sociedades humanas, aun lasmas primitivas han tenido sus propias leyes; sin embargo, desde el punto de vista individual la transgresion de la norma constituye una experiencia aleccionadora, a menudo sublime y siempre peligrosa, es la experiencia de la libertad, la aventura del arte y la poesia, territorio adolescente de lo prohibido y viaje de regreso al buen salvaje cuyo destino inevitable es la ley divina, el orden c o smico que bendice y castiga, con implacable certeza, toda forma de razon. En este sentido la ley humana, en cuanto que es una determinada interpretacion de la ley divina, y por lo tanto limitada e incompleta, no puede aspirar a ser total sino solo relativamente justa. De ahi la invalidez etica de todo juez, tarea de tullidos espirituales lapidados por la solida y cristiana verdad que reto a los que esten limpios de culpa a tirar la primera piedra. Tal ceguera etica tiene su expresion mas elocuente en la pena de muerte, pero se manifiesta tambien en cualquier sentencia. La experie ncia espiritual de todo inquisidor es desde el punto de vista cristiano, degradante. Desde luego esto es aplicable no solo a los jueces profesionales sino tambien y sobre todo a esa legion de juececillos de la vida cotidiana que se la pasan viendo la paja en el ojo ajeno. En este punto recuerco con carino a cierto magistrado de un Tribunal Superior de Justicia estatal que gustaba de compartir con el muchacho travieso que yo era la voragine de ebriedades y placeres prohibidos con los que intentaba inutilmente liberarse de la nausea de una profesion equivocada. A la postre una puta de entre mis mejores amigas lo libero del cargo, de la esposa y de la angustia, convirtiendolo en un abogado normal y corriente, feliz de la vida sin gloria ni falsos honores. Moises, el implacable juez y legislador que en la imaginacion infantil es un personaje temible de luenga barba y mirada arrebatada y furibunda, Moises el gran patriarca biblico fue antes que nada un delincuente. Mas aun fue el gran traidor de sus ancestros egipcios que en la rebelion a sus maestros encontro el nuevo dogma, el tabernaculo que habria de guiar al pueblo de Israel, ojo por ojo, hasta la actual masacre de los palestinos. Sin duda alguna de inspiracion divina sus pesadas tablas de la ley han apla stado a estas alturas a muchisimos inocentes. Es por eso que en todo el mundo la gente desconfia de los abogados. Pocas profesiones suscitan tal desconfianza de la gente. Estar en manos de abogados es sinonimo de impotencia, indefension, de ser victima de fraude y estafa. En realidad nadie quiere a los abogados, solo se recurre a ellos en caso de extrema necesidad. Por eso, siendo inevitable y necesario el imperio de la humana e imperfecta ley, siempre es necesario someterla a la luz e inspiracion del amor cosmico. La mexicana sabiduria popular estable ce, con historica razon, que quien hace la ley hace la trampa. Y no es que se niegue la virtud del derecho, solo que todo derecho tiene sus evidentes reveses. La ley demuestra diariamente no ser la misma, y esto en todas las latitudes, para los ricos que para los pobres, para los blancos que para los negros, para los patrones que para los trabajadores. La ley olvida con demasiada frecuencia a la justicia y sirve al poder que es quien la promueve o suprime, quien la inventa y ejerce. En definitiva la ley obe dece al poder y no como hipocritamente pretende a la justicia. Pero justicia y dios son dos ideas, intimamente relacionadas, que cada quien entiende a su manera. Cuestion ideologica la ley es tan flexible como la razon o sinrazon de quienes detentan el poder. La justicia tiene tantos rostros como Dios, quien contempla a los idolos pelearse en su nombre. El principal reto de la cultura occidental a casi tres mil anos de Cristo, es resolver la paradoja de ser tan poco cristiana. No hay pais tan devoto a la ley, y al mismo tiempo tan criminal como Estados Unidos, actual imperio occidental del planeta. Hollywood ha divulgado hasta la saciedad, una pasion por los juicios que comparten periodicos y ciudadanos. Todos contemplan con morbo como la injusticia y la duda prevalecen sobre muchas sentencias que con dedo flamigero accionan la silla electrica. Mexico y Latinoamerica conocen bien las veleidades de la ley y la justicia estadounidense. Pero en Mexico tambien se cuecen frijoles, y d e que manera. ¨Cuantas victimas de la injusticia habitan hoy nuestras sobrepobladas carceles? ¨Cuantos criminales andan sueltos? Una noticia de entre tantas, perdida en la complejidad de nuestra realidad mencionaba hace unos dias la marcha emprendida por un punado de campesinos de Ocampo, Coahuila, municipio ubicado en el desierto mas arido de este pais, para pedir la liberacion de casi una veintena de sus companeros presos en Monclova por una aparente artimana legal ejercida en su contra a raiz de un fraude en la empresa paraestatal Diconsa. Llegados a Saltillo, el dirigente campesino nacional Hector Hugo Olivares, con buen tino, in tervino en el asunto. Una mas de las tantas marchas de los tantos frios, esfuerzos y desvelos que son expresion desesperada de los mas pobres ante situaciones limite de injusticia. En Los Angeles, el patriarca yanqui contemplo no hace mucho los incendiarios efectos ilegales de una ley notoriamente injusta. Por eso no es necesario recordar que los laberintos del proceso de Kafka, son las ruinas en que la humanidad ha ido construyendo su libertad. Y su desgracia .