SECCION ESPECTACULOS PAG. 38 BALAZO: ANTROS CABEZA: La resurreccion en martes CREDITO: XAVIER VELASCO Cuando llega el fin de semana, los companeros de trabajo suelen despedirse con una frase insultante: Que descanses! Como si la vida toda no fuese sino un agotarse de lunes a viernes para reposar sabado y domingo! No, senores: a descansar los muertos. Y si lo que deseamos es eludir esa indeseable modorra que a veces toma por asalto al viernes y nos hace considerar opciones tan indignas como la de organizar un domino en la casa, vale mas prevenirnos desde la misma noche del martes, perfecta para d ar inicio a los festejos del fin de semana. Resurreccion al segundo dia Afirman algunos que no es el martes un dia propicio para el refuego nocturno, pero tal pensamiento, hijo bastardo de la desinformacion y el conformismo, puede facilmente ser echado por tierra si se toma en cuenta que quienes mas y mejor se revientan no suelen detenerse ante la relativa desolacion del martes por la noche. Los antros convencionales, hirvientes de garulla desde el jueves, se hallan vacios y hasta cerrados durante los dos o tres primeros dias de la semana, pero en martes lo ultimo que se des ea es asistir a un lugar ordinario; necesitamos, para en verdad encender nuestros pebeteros pasionales y derrotar al angelito conservador que insiste en quedarse a ver la tele, de un tugurio fuera de lo normal, donde los peores vicios del fin de semana muchedumbres pacientes y porteros petulantes, por ejemplo sean remotas calamidades. Si al llegar el viernes uno busca el efecto terapeutico del desfogue vital y el rudo embotellamiento, semejantes excesos resultan indigestos para el espiritu en un dia que, segun la sabiduria popular, no es bueno para casarse, ni para embarcarse. Noche sabrosa, platicadora y sutilmente cosquilleante, la del martes se presta para dar a la semana los primeros toques de vida plena... y presagiar los gloriosos panchos que perpetraremos a partir del jueves. Permitanme, mis cuates, hablarles de la resurreccion de un antro pequeno, modesto y extraordinario: La Perla. Hasta hace poco tiempo, La Perla era un tugurio en agonia. Poquito a poquito, sus legendarios borrachos y sus nobles golfas habian ido abandonando al antro que por anos hizo suyo un prestigio penumbroso y tentador. Mientras otros desveladeros de similar talante seguian capitalizando a su favor el flujo humano de las grandes avenidas, La Perla sobrevivia bajo las sombras negras de la calle de Cuba, como una frontera grotesca entre sus dos locales vecinos: el teatro Lirico y El Famoso 42. Pero ya se sabe que, como todas las cosas buenas y naturales de este mundo, los antros genuinos son reciclables. Por eso, para inyectarle nueva vida a La Perla no se ha requerido de una gran inversion, ni de una poderosa campana publicitaria, sino de algo mas sencillo y poderoso: gente. ¨Que gente? La que gusta de reventarse desde el martes, of course. Como la verdadera Historia, los antros se conocen mejor por tradicion oral. Cuando todo el mundo habla de una misma cueva, sin que nadie pueda precisar su direccion ni hablar de una escandalosa marquesina que delate su existencia, podemos decir que, como los mas vigentes chismes, el antro esta caliente. Tal es el caso de La Perla. Cada martes, y tambien cada jueves, la estrecha puerta del lugar se abre para recibir a los protagonistas de uno de los reventones mas deliciosos de la ciudad. Musicos sin compromisos, modelos con cerebro, pintores sin complejos, actrices con cosquillas y en fin: lo mas selecto de la colonia Condesa pasa lista en La Perla, porque ya lo dicen Chavela Vargas y Patty Diphusa: es un crimen dormir de noche. Sobre todo cuando la noche pinta como aqui: movida, luminosa, extravagante, amigable, acida, polirritmica y pluritribal. No habian pasado tres martes desde el inicio de la nueva era de La Perla cuando ya era necesario reservar mesa con anticipacion. Es un lugar pequeno, como pequena debe ser toda cueva que aspire a una razonable intimidad. No importa donde estemos las mesas, regadas en torno a la amplia pista, son pocas, siempre podremos checar las acciones en todo el antro. Los meseros, uniformados de riguroso negro y corbatita de mono, ostentan su prestancia mediante impecables cortes afro. Con un aire similar al del Balalaika, La Burbuja o el Bombay, La Perla se distingue por la gran ostra que le sirve de escenario, tras un breve balcon que separa ficticiamente a los musicos de los licenciosos unos y otros creaturas de la misma tribu y que hoy, martes desolado para la mayoria de los mortales, sirve de pedestal para que siete oficiantes de la percusion se trepen a emular, con instrumentos locales pero bien surtidos de combustible, las mas nobles artes de los jibaros. Si, amiguitos: hay noche brasilena en La Perla. No es momento para el recato, ni hay motivo para la mesura. De caipirinha en caipirinha La semana pasada estallo el jazz y el proximo jueves habra noche disco, pero entre una y otra excentricidad se cuelan los B-52, Les Rita Mitsouko, Nine Inch Nails o My Life With the Thrill Kill Kult. Es decir, cabe literalmente cualquier cosa. En contraste con los lugares famosos, donde un d.j. se hace popular recetando noche con noche los mismos sonsonetes, aqui la musica se administra con creatividad, carino y entusiasmo, de manera que nunca sabremos lo que viene, aunque muy pronto de scubramos que los encargados de ponerle sonido al guateque son gente de irreprochable buen gusto. Para mejor certificarlo, las morras dejan a sus acompanantes y toman la pista, decididas a girar sin otra compania que su inagotable sed de convulsion. En la noche brasilena los meseros sirven cualquier trago, pero los sabihondos piden su caipirinha: un dulce bazukazo al cerebro preparado con azucar, limon y cacha‡a, misma que debido a comprensibles limitaciones geograficas aqui se sustituye con vodka. En su version original, una sola caipirinha pone flojas las piernas; dos bastan para sentir que se aflojan hasta las muelas. Pero sin cacha‡a de por medio la cosa cambia: la patada, suavecita como una cancion de Vinicius, vital co mo un rebase de Ayrton, sarcastica como una finta de Zico, levanta al azotado de su postracion, al amargado de su mesa y al muerto de su sepulcro. Como que dan ganitas de hablar con los desconocidos y de caminar hacia la pista y de girar las caderas y de entrarle con fe al parche, y claro: de pedir una nueva caipirinha, en su gustada version chocolata. La modestia de mesas y decorados no es obstaculo, sino acicate, para el mejoramiento del ambientazo reinante. Lentamente, sin advertirlo porque nomas nadie se ha estado quieto un canijo instante, la atmosfera del antro ha ido creciendo en familiaridad y comezon. Tras la caida de la medianoche, han arribado a La Perla varios de los personajes clave del underground citadino, como el mismisimo doctor Fanatik: pontifice subterraneo, principe del under-under, cuyos excesos escenicos y vivenciales h an convulsionado a los publicos mas aplaudidos de la ciudad. Con su sola presencia, Herr Fanatik certifica que La Perla es hoy por hoy un agujero vigente hasta el escandalo, aun si solo una pequena tribu de enterados sabe que aqui, y no en otra parte, es donde la semanita da el primer giro hacia su propia cima. Conforme los anos, los excesos y las almas pasan por sus entranas, los antros suelen adquirir un cierto karma. O patina. O abolengo. El asunto es que de algun modo, inexplicable para quienes a estas alturas del milenio aun desconfian de la magia, el capital espiritual de los antros va ganando dimension y solidez con el tiempo. Cuando el congal, merced a un subito favor de la Providencia, reverdece, retornan tambien a la vida sus fantasmas. Y entonces agarrense, porque la fuerza de sus festines alcanzara est aturas adictivas, y no seran pocas las noches en que la Sinrazon y su primo hermano el Delirio tomen posesion de sus habitantes. La Perla, con esa personalidad dividida que le permite ser una noche cabaret antiguo y otra tugurio de alcances vanguardistas, guarda entre sus mesas una cantidad de karma suficiente para dar a sus diversos ambientes el toque siniestro de un chic inmarcesible, cachondo, pringoso. Reviviendo a la ciudad Mas de un personaje ha celebrado su cumpleanos, a todo glam, durante los martes de La Perla, entre musica normalmente inaccesible, amistades disolutas, probaditas de performance y liberrima danza. Nada de ello es accidente, pues entre los asiduos a esta guarida sobrenatural abundan los creadores y, mas exactamente, los tipos cuya funcion en la vida es inventar el reventon trabajo este de tiempo completo, por cierto. Quien este interesado en conocer desde ahora el camino que dentro de algunos anos tomaran los clubes-de-moda no tiene mas que dejarse caer un martes o un jueves por La Perla. Son las dos de la manana y sospecho que estoy en el unico lugar del pais donde suena Constru‡ao, que para el gusto de su amigo y humilde narrador es la mas prodigiosa cancion de Chico Buarque. Un corro de chicas alegres y jaladoras casi todas emulas de Santa Eduwiges: buenas por donde te fijes celebran el momento con las oscilaciones lentas de quien ha conseguido abandonarse al arbitrio de sus sentidos, mientras en las mesas, en los pasillos y a orillas de la pista se cruzan los brindis, los abrazo s, las anecdotas, las carcajadas. ¨Que hace toda esta gente? ¨Saltar hacia el despenadero que conduce a la perdicion y la podredumbre? Como dijo San Gaspar: no hay que mamar. Lo que hoy por hoy se esta realizando en La Perla es apenas una pequena parte de lo que urge hacer con el resto de la monstruosa ciudad: revivirla. Mas que simples reventados, los aqui presentes deben ser vistos como administradores de resurrecciones. Thank God its Tuesday! Si el futuro de La Perla pinta como su presente, ya podemos ir preperandonos para contar entre nuestros haberes con un antrazo de puritita vanguardia, cuyas dimensiones no alcanzan para permitir que venga una horda de petulantes a vulgarizarlo. (Por lo pronto, se anuncian nuevas noches disco y, si los desplazamientos lunares no nos juegan chueco, la presentacion en sociedad del grupo Biovulva.) ¨Se trata, pues, de convertir a La Perla en un reducto de naturaleza excluyente y egoista? Por el contrario: lo ma s importante de este asunto no es conformarse con La Perla, sino asimilar el ejemplo y asistir a la multiplicacion de iniciativas afines, armadas durante aquellas noches tradicionalmente abandonadas por el interes de los reventados conservadores: lunes, martes, miercoles, dias que llevan la musica en sus nombres, y que bien podrian sonar poeticos si nosotros, los que jamas hemos podido pegar el ojo antes de las tres de la manana, le sacasemos menos al parche. ¨Descansar? Si, pero antes hay que cansarse. Y l a verdad es que de un buen antro ni quien se canse. .