SECCION: INFORMACION GENERAL PAGINA: 7 CABEZA: Mexico, ¨transicion o ruptura? CREDITO: ENRIQUETA CABRERA* ENTRETEXTO: Los recientes acontecimientos de violencia asi como los de 1994, muestran de manera fehaciente, que hay elementos opuestos a la politica y a la democracia Las etapas de transicion politica abren peligros frente a los cuales no es posible ni deseable dar marcha atras. En ultima instancia y sin tomar en cuenta las multiples mediaciones que por lo general establece la politica, puede afirmarse que mientras lo viejo se resiste a desaparecer, lo nuevo no tiene aun la fuerza para arraigar en la vida politica nacional. Es por ello que se abren espacios en los que un cierto grado de desconcierto y de incertidumbre permiten el juego de grupos de interes opuestos al ca mbio, pero tambien de grupos de interes que pretenden dirigirlo en un determinado sentido. Sin embargo, en medio de la confusion y la indignacion que provoca la aparicion de nueva cuenta de la violencia asesina y a pesar de todos los peligros, los cambios que se han iniciado ya o que se prefiguran en la vida politica e institucional mexicana no pueden ser ni postergados, ni menos aun cancelados. No pueden serlo porque mucho mas alla de la voluntad politica de personas o de grupos, estos cambios han sido impulsados por la sociedad mexicana a lo largo de un amplio proceso -de casi tres decadas- caracterizado por la participacion plural y la busqueda de espacios democraticos en todos los niveles y en todos los ordenes de la vida publica e institucional. Detener los cambios o torcer el camino tendria grandes costos para la nacion que abririan riesgos aun mayores que los de la transicion. Ciertamente no es posible dejar de reconocer las tensiones que introduce la violencia asesina en la que parecen coincidir politica y delito, violencia que mostro de nueva cuenta su rostro en el crimen de Abraham Polo Uscanga, que ha indignado a la sociedad mexicana. Las actuales tensiones tienen que ser ubicadas en los cambios que vive el pais, que prefiguran ya nuevas formas de hacer politica y que implican a todos los partidos y las organizaciones sociales, pero que no han acabado de abrirse paso. Pero, h abria que preguntarse si los cambios necesarios no estan comenzando a plantear mas que una transicion, una ruptura que tiene la caracteristica inherente de la violencia, de esa violencia que conmociona al pais una y otra vez desde el pasado 1 de enero de 1994 y cuyos rostros son multiples, pero conectados con el hilo comun del extravio de la politica. Reafirmar el sentido democratico, de fortalecimiento de la justicia y de vigencia del estado de Derecho, es una responsabilidadd de todas las fuerzas politicas. El presidente Ernesto Zedillo dijo, el viernes, durante su gira por el Estado de Mexico que "no hay regreso al pasado... pesele a quien le pese", se va a construir un pais en el que imperen la justicia y la ley y se castigue sin clemencia a quienes roben los recursos del pueblo. Ese mismo dia, el responsable de la politica interior, el secretario de Gobernacion, Esteban Moctezuma Barragan, afirmo que a juzgar por los crimenes recientes, pareciera que existe el deliberado proposito de quebrantar la convivencia pacifica y de generar un clima de zozobra y desesperacion en Mexico. Ambos senalamientos advierten sobre la accion de fuerzas que estarian buscando detener los cambios o torcer su rumbo. Los recientes acontecimientos de violencia asi como los de 1994, muestran de manera fehaciente, que hay elementos opuestos a la politica y a la democracia y que buscan a todo trance torcer el rumbo del pais para hacer prevalecer intereses particulares. Lo primero que busca y logra la violencia es introducir fuertes tensiones en la vida politica nacional. El pais vive una situacion de violencia que no se presentaba desde 1928 cuando un pacto entre todas las fuerzas politicas y militares revolucionarias dio l ugar al nacimiento del abuelo del PRI, el Partido Nacional Revolucionario. La violencia no puede oscurecer que el pais vive momentos en los que estan surgiendo nuevos actores y nuevas formas de hacer politica, en los que el Estado mexicano requiere de profundas reformas en correspondencia con los vientos del cambio y los anhelos democraticos. Porque estamos, efectivamentte, entrando no solo en una nueva discusion sobre las reformas del Estado, sino en situaciones nuevas en las que se abren paso cambios sustentados por una sociedad mas participativa, critica y plural. El secretario de Gobernacion reitero el pasado viernes el compromiso del gobierno con el cambio: "Las provocaciones, los crimenes, la violencia verbal o fisica, acrecentan y reafirman la decision del gobierno de la Republica de avanzar sin titubeos por la via del estado de Derecho y del desarrollo democratico". Mientras, al referirse a los crimenes mas recientes que han ofendido a la sociedad, dijo que "pareciera existir el deliberado proposito de quebrantar la convivencia pacifica, de nulificar nuestros av ances y de generar un clima de zozobra y de desesperacion". ¨Amedrentarse, retroceder? Ese es un camino inviable, que solo llevaria a mayores tribulaciones a la nacion. Sin embargo, hay que reconocer que lo que se esta librando es una disputa por la nacion en la que han sido hechas a un lado las reglas del juego que prevalecieron desde 1929. Tal vez habria que comenzar a interrogarse si no estamos viviendo ya una ruptura mas que una transicion que por su propio significado tiene algo de una aparente continuidad que se modifica. Transicion, en ultima instancia, significa cambios sin violencia. El gobierno del presidente Zedillo ha apostado ya a nuevas formas de hacer politica, a la busqueda de nuevos equilibrios entre los tres poderes, a la transformacion de instituciones. Sin embargo, a esta apuesta le falta el compromiso de todas las fuerzas politicas del pais que desde hace tiempo dicen luchar por los cambios democraticos y el fortalecimiento del estado de Derecho. El PAN, el PRI y el PRD deben asumir que hay momentos en que los compromisos con el pais no pueden ser eludidos, pues se estaria contribuyendo a que los conflictos se desborden y nos hagan retroceder. Y en tal caso todas las fuerzas empenadas en los cambios democraticos y todas las fuerzas sociales que los han ido abriendo a lo largo de decadas serian derrotadas. Valdria la pena recordar que para el Mexico profundo de este fin de siglo, el contenido profundo de la democracia, como elemento de convivencia, debe quedar articulado con la justicia social y la equidad economica. Las reformas, los cambios que requiere Mexico en lo politico, en lo social y en lo institucional, no pueden ser sino obra de la confluencia, del consenso amplio en el que participen todas las fuerzas politicas y que definan el nuevo rumbo en el que estamos dispuestos a marchar. La sociedad mexicana, esta sociedad plural ha definido claramente tres vertientes del cambio: la justicia social, la democracia y el estado de Derecho. *Articulista de Notimex. .