SECCION: INFORMACION GENERAL PAGINA: 8 CABEZA: Todos, crimenes anunciados CREDITO: ALBERTO DOMINGO* ENTRETEXTO: Si el primer crimen de Lomas Taurinas sigue impune, todos los que siguieron y seguiran no tendran freno Hay ocasiones en que uno se pone ante el televisor a la hora en que se transmiten las telenovelas, no por amor a los melodramones sino por dos razones elementales que estimo validas: una, por cierta forma de deber profesional, pues las telenovelas existen y tienen anchisimo publico devoto y son, por tanto, realidad no soslayable; y dos, porque cuando el dia declina se reclama un descanso mental, una especie de vacio, ya que un libro obliga a un esfuerzo intelectual del lector y no siempre se tiene a la mano el transporte y el boleto para acudir al encuentro de la catarsis que una obra de teatro puede proporcionar. Mas ni descanso ni vacio se tienen porque la chatura dramaturgica parece llenar, inexorablemente, las telenovelas al uso: para hacer germinar la intriga y extender el culebron ad infinitum, los personajes todos de las historias representadas en la pantalla chica (con memorables, sacratisimas y logicamente pocas excepciones) actuan fuera de toda cordura inteligente y la madre no reconoce al hijo, el nino cree a pie juntillas que el lechero es su padre, el que conoce quien es el criminal no se atre ve a decirlo y aun los de educacion superior (abogados, medicos, musicos, etcetera) se comportan siempre como cretinos. La bilis derramada, pues, impide el advenimiento del minimo descanso verdadero. Peor todavia, como en las malas, pesimas novelas policiacas, en los telemamones tambien, los que solo al final descubren a los malvados son los que en la escena se enredan y sufren con los aburridos acertijos, mientras que el publico (si no esta estupidizado del todo, despues de los primeros 350 capitulos de la historia) sabe perfectamente que el mayordomo no es el asesino y que la senora rica y bondadosa es en realidad un engendro diabolico. Sucede ahora que, como le ocurre a los teleadictos en lo que a telenovelas sufridoras toca, pese a que los crimenes politicos no cesan, nadie parece advertir a tiempo el anuncio, la preparacion de tales actos nefandos (como bien senala Granados Chapa en su Plaza Publica del pasado jueves 22 de este mes, para variar asaz violento). Y no se necesita ahora ser clarividente para presentir su llegada. Si bien (¨si mal?) se mira, desde el crucial 6 de agosto de 1993, cuando Luis Donaldo Colosio, en su disc urso por el correspondiente aniversario del PRI, produjo en la Plaza de la Republica un discurso en que ya se marcaba como imperiosa la necesidad de apartar al partido de la ferula presidencial absolutista, el magnicidio tomo curso. Consumado el atentado criminal contra Colosio, ya candidato a la Presidencia de la Republica, en abril de 1994, y visto que desde el primer momento las investigaciones oficiales y las inquisiciones oficiosas tomaron caminos deliberadamente erraticos, quedo abierta la esclusa de las aguas negras, para desbordar odios y pasiones en la rina por el poder supremo. Quiero decir con esto que si el primer crimen no fue clarificado, todos los que lo siguieron y lo siguen han sido impulsados por un mismo motor sin pausas: la impunidad flagrante. Incluso en el asesinato de Jose Francisco Ruiz Massieu, donde las investigaciones han llevado a la aprehension y consignacion de "peces gordos", puede convenirse en que todos los encarcelados sean; pero no admitirse que todos los que son esten bajo proceso judicial consecuente. Si no se aclaro lo de Colosio, todos los matarifes y sus jefes sienten que pueden librarse facilmente de las garras de investigadores miopes, cuando no ciegos de plano. Asi, el pandemonium de la Ruta 100 donde se malversaron, se rapinaron millones y millones de pesos, en la tragica competencia entre directivos corruptos y lideres sindicales abusivos: la rina entre grupos alevosos (al estilo de los pandilleros del Chicago de los anos 30) ya suicida a uno, ya desnuca a otro. Matan al jefe de la policia de Tijuana, matan al ex procurador de Justicia del estado de Jalisco, matan al fiscal encargado de desenmaranar los desmanes del SUTAUR que protesta al modo de los porros mas violentos, matan al magistrado que defendia a los trabajadores camioneros sedicentemente vilipendiados. Si el primer crimen, en las fatidicas Lomas Taurinas de Tijuana, sigue impune, todos los que siguieron y seguiran no tendran freno mientras no lo tengan sus respectivos perpetradores. Si la espada (y la balanza, claro) de la Justicia no se impone, el cuchillo de los carniceros tiene el campo libre. * Periodista y escritor, desde 1989, jurado de los premios nacionales de periodismo que otorga el gobierno de la Republica. .