SECCION: CIUDAD PAGINA: 6 BALAZO: LOS HECHOS Y LOS MITOS CABEZA: Caso Polo Uscanga: ¨el huevo de la serpiente? CREDITO: Gustavo Hirales* Me disponia a escribir la columna, y no acababa de decidirme entre dos temas, ambos muy atractivos: la ruptura del PAN con el gobierno, y el cuento para chinos de los tres Aburtos. Pero escucho en la radio la terrible noticia de la muerte de Abraham Polo Uscanga, magistrado con licencia del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, y me veo obligado a cambiar el tema. Y tambien me pregunto, junto con la inmensa mayoria de los mexicanos, ¨que esta pasando? No se, en estos momentos, si la muerte del ex magistrado fue producto de un suicidio o si fue asesinado pero, en cualquiera de los casos, estamos de nuevo ante la muerte violenta con implicaciones politicas ¨Y donde se incubo este huevo putrefacto de la violencia politica y social, este fruto envenenado de los asesinatos selectivos, de la impunidad de los asesinos, de la desconfianza y la desestabilizacion? La violencia politica no es nueva en Mexico, pero si exceptuamos etapas claramente represivas, siempre habia estado circunscrita a los margenes. Represiones masivas y sangrientas solo se dieron, en nuestra historia contemporanea, en el 68 con Diaz Ordaz y en el 71 con los halcones de Luis Echeverria. Despues vino la guerra sucia contra los desesperados que se fueron (nos fuimos) a la lucha armada, guerra que redimensiono a las fuerzas represivas, en particular a la Direccion Federal de Seguridad y a la Brig ada Blanca. Algunos, como Fernando Gutierrez Barrios, afirman que la lucha contra la guerrilla templo e hizo madurar a la policia politica mexicana. Yo sostengo que fue al reves: en medio de una contienda cruenta y sin cuartel, los agentes y comandantes de esas corporaciones llegaron a la conviccion de que merecian mas de lo que se les daba por arriesgar la vida. Mas de todo. Y empezo la descomposicion en serio: los botines de guerra, las violaciones a todas las leyes y a todas las garantias que establece la Constitucion, los prisioneros y prisioneras de guerra como un objeto sometido al dominio absoluto del torturador, las desapariciones de cientos de detenidos, etcetera. A diferencia de lo que paso en los paises del Cono Sur, aqui no hubo golpe de Estado, afortunadamente, y la guerrilla nunca alcanzo los niveles de Argentina o Chile, por decir algo. La guerra sucia aqui fue me nos intensa y socialmente menos catastrofica que en aquellos paises. La guerrilla de los 70 se resolvio, en sus grandes rasgos, con la Reforma Politica y la Ley de Amnistia de Jesus Reyes Heroles, pero el Estado nunca admitio crimenes y excesos y, por tanto, no se dio a si mismo la posibilidad de una autocritica regeneradora. Siguio cargando con los Nazares, los Aguilar Guajardo y muchos otros que devinieron, naturalmente, en jefes de bandas de robacoches, en secuestradores y, sobre todo, en capos del narcotrafico. El excremento acumulado en esas letrinas salio a la luz, par cialmente, cuando la investigacion del asesinato de Manuel Buendia exhibio a la Direccion Federal de Seguridad como una banda de sicopatas de la peor ralea, dispuestos a cualquier crimen por cualquier paga. Recuerdese que la plana mayor de este cuerpo policiaco todavia esta en la carcel, encabezada por su ultimo jefe, Jose Antonio Zorrilla. El gobierno desaparecio entonces a la DFS, pero la semilla estaba sembrada. Su herencia la recogio la Policia Judicial Federal y las corporaciones judiciales de los estados. El huevo de la serpiente se estaba empollando. Si, como escribe Hans y Magnus Enzenberger, "entre asesinato y politica existe una dependencia antigua, estrecha y oscura", hoy esa relacion pretende tomar, entre nosotros, carta de naturaleza, convertirse en algo cotidiano. Y no debemos permitirlo. ¨Cual es la genealogia, los origenes de estos crimenes en cadena? Si exceptuamos el caso Colosio, donde hay buenas razones para ubicar el fanatismo ideologico de los mediocres como la causa, en todos los demas casos que han conmovido a la sociedad y jaqueado al gobierno, es visible la huella de la corrupcion, el patrimonialismo, las relaciones peligrosas e inconfesables, y el narcotrafico. Es decir, procesos de descomposicion politica y social que, encarnados en unos y otros representantes de una clase politica o de un partido, expresan el rostro feo del sistema. Detras de todo esta, inevitablemente, la falsificacion y la degradacion de los ideales que animaron, en algun momento, a los corruptos; pero tambien la vision que se preguntaba si la moral era una mata que daba moras, y afirmaba que la politica no tenia nada que ver con la etica. Y hoy, a la luz de lo que pasa en este pais, es muy claro que sin moral y sin determinados principios eticos, no hay politica ni politicos que escapen a las emanaciones del albanal. No hay politica que evite contaminarse con las pasiones mas salvajes y desaforadas: las de la acumulacion patrimonialista, las de la complicidad y la impunidad. Cuando estallo la crisis en el Tribunal Superior de Justicia del DF defendi, en estas paginas, a Polo Uscanga. Despues me entere de aspectos de la personalidad del ex magistrado que me hicieron ser mas cauto. Se que no es de buen gusto hablar mal de los muertos, pero personas de mi entera confianza me dijeron que Abraham Polo estaba lejos de ser el heroe civico que ahora aparecia ante la opinion publica, que cuando fue Ministerio Publico y subprocurador no desdeno el uso de la tortura contra detenidos, sien do ademas uno de los mas acerrimos enemigos de la defensa de los derechos humanos. Sin embargo, el ex magistrado pudo haber cambiado, y tomar la decision de luchar, ahora si, por el imperio de la ley. Si asi fue, y su muerte es producto de un asesinato, ¨que intereses afecto que no retrocedieron ante el crimen? Y si se suicido, ¨como llega a esa decision un hombre que al parecer habia decidido arriesgar muchas cosas en defensa de la legalidad? Nada menos que toda la verdad en este caso es la exigencia y el reto al que debera responder el gobierno, caiga quien caiga. * Politologo. .