SECCION ECONOMIA PAG. 6 BALAZO: LOS HEHCOS Y LOS MITOS CABEZA: Camacho, retrospectiva y actualidad CREDITO: GUSTAVO HIRALES* (primera de dos partes) Una imagen perdura en la memoria. Es la foto (en La Jornada) de Manuel Camacho, en mangas de camisa, con el saco al hombro, corriendo en las inmediaciones de la entonces Sedue, por Constituyentes. Era el otono de 1987, Carlos Salinas habia sido destapado como el candidato del Partido Revolucionario Institucional a la Presidencia de la Republica, y Camacho se acababa de enterar. Cuando Salinas le dijo a don Raul: "nos tardamos 25 anos, pero la hicimos", y todo sonreia a esa generacion de jovenes y promisorio s politicos que, con ideas, proyectos y relaciones, se disponian a ocupar el centro del poder. Despues vinieron los dias tensos y amargos de la campana electoral, las agresiones de la chusma, el despegue escandaloso, en "olor de multitudes", de la candidatura cardenista. Los crispados momentos de la eleccion del 6 de julio, un poder que se arrinconaba por las abrumadoras evidencias del desaseo electoral, y un presidente electo que no encontraba sosiego, la "fortaleza acosada" que describio, con estilo, El Gerito Castaneda. Y Camacho, en medio de todo, cabildeando en el Colegio Electoral para sacar adelante la calificacion de Salinas, yendo a Tabasco para aminorar las impugnaciones internas a Meme Castillo y afinar la campana; Camacho, el operador politico por excelencia del naciente salinismo que, sin embargo, se queda en la regencia del Distrito Federal en vez de ir a Gobernacion o a otro puesto mas relevante. Camacho nombrando a Miguel Nazar Haro, el viejo y procaz torturador de toda la vida, al frente de una siniestra Direccion de "Inteligencia" del DF. Camacho designando al emblema de la mano dura y de los humores represivos y golpistas del sistema, Javier Garcia Paniagua, como jefe de la policia del Distrito Federal (por aquel tiempo yo estaba metido en las broncas de derechos humanos, y junto con Tere Jardi pusimos en practica algunas iniciativas para denunciar esos despropositos, sobre todo lo de Nazar, que nos parecia una ofensa intolerable y una terrible amenaza). Luis Ortiz Monasterio era director de Derechos Humanos en Gobernacion, y en varias actividades coincidimos. Un dia le pregunte que como se explicaba esa actitud de Camacho (de jalar a su lado a conocidos torturadores) y me dijo, poco mas o menos: "cada quien busca aliados entre sus afines", evidentemente en la perspectiva de "la grande". Yo pense: al escoger a ciertos aliados, tambien se asumen los enemigos de tus aliados. De todos los posibles, Camacho era el mas presidenciable, es decir, el politico del gabinete que reunia los atributos mas visibles para suceder en su momento y si el PRI mantenia hasta el 94 su hegemonia electoral, al presidente Salinas. Es decir, era el hombre de ideas y el hombre de accion, el que tenia las relaciones mas amplias dentro y fuera del sistema, el mas conocido y con mejor imagen ante la opinion publica. Pero no fue asi. ¨Que fue lo que lo perdio? Dificil decirlo. El mismo insinua, y sus allegados lo proclaman, que el problema fue que Camacho era demasiado bueno para un sistema corrupto y entregado a "los intereses". Pero este es, en el mejor de los casos, una vision bucolica, autocomplaciente. Camacho mismo no desdenaba la relacion con los intereses (como lo sugiere el proyecto de remodelacion del Centro Historico de la Ciudad de Mexico), pero, sobre todo, siempre actuo en funcion de proyectar su candidatura. Se movio constantemente en funcion de alianzas y relacion es, de tener a estos a su lado (aunque tuviera que comprarlos) y neutralizar a aquellos para evitar que le movieran el piso. Ha dicho y repetido que siempre se "la jugo" por la democracia, pero esto nunca estuvo muy claro, y la impresion que dejo, mas bien, es que la democracia misma no era sino una variable, si bien importante, en la construccion de una candidatura. Su gestion al frente del Departamento del DF tuvo algunos rasgos caracteristicos: concertaciones con la oposicion politica y social que muchas veces implicaron apaciguar, pero no resolver, los problemas; corrupcion escandalosa en la mayoria de las delegaciones politi cas del DF; oposicion a que las dependencias y programas del gobierno federal (por ejemplo Solidariad) se metieran en su territorio. Por encima de todo: un ferreo control politico del espacio priista e institucional en el DF. Y la megalomania, la pretension de sentirse "superior a cualquiera" y la incapacidad para generar concertaciones en el nucleo del poder, el magnifico desden, el estrecho circulo de colaboradores que eran casi todo el camachismo. Todo gran pensador, decia Gramsci, debe ser al mismo tiempo un gran organizador, pues nadie mejor que el sabe como llevar a la practica las grandes ideas. Ahora dice Camacho que fue el 20 de noviembre de 1993 cuando se dio cuenta de que no era el bueno, pues ante un comentario que le hizo al Presidente, en el balcon de Palacio Nacional, aquel le respondio: "Manuel, eso le tocara decidirlo al candidato". Pero bastante antes, digamos desde el 1 de noviembre de ese ano, dia del V Informe de Gobierno de Salinas, la nota politica era la abrumadora soledad de Camacho. Tanto que ese dia, en la Camara de Diputados, tuvo que refugiarse con sus cuates, legisladores de oposicion, para paliar su desamparo. Pero ¨que era lo que distinguia al proyecto de Camacho, por ejemplo, del de Colosio? .