SECCION CULTURA PAG. 35 CABEZA: Poesia y prosa: su semejanza/ II CREDITO: Alfonso Simon Pelegri El poeta sartriano al que me venia refiriendo en la primera parte de este articulo es un artifice plastico de imagenes. Trata de que estas sustituyan a las palabras; de que el Logos, o el Verbo, se transverbere en una representacion levantada en olor de santidad oral. Por eso, dentro de esa imagineria poetica, Federico Garcia Lorca declara que el poeta tiene que ser maestro en los cinco sentidos corporales: "Para poder ser dueno de las imagenes sostiene tiene que abrir puertas de comunicacion en todos ellos, y con mucha frecuencia ha de superponer sus sensaciones y aun de disfrazar su naturaleza." Para esclarecer y confirmar su aserto, cita a Gongora en este jubileo a los sentidos de su Soledad primera: Pintadas aves citaras de pluma / coronaban la barbara capilla, / mientras que el arroyuelo para oilla / hace de blanca espuma / tantas orejas como guijas lava. O tambien, en esta misma Soledad, describe asi a una zagala: Del verde margen otra, las mejores / rosas traslada y lirios al cabello / o por lo matizado, o por lo bello, / si aurora no con rayos, sol con flores. Con objeto de recrear este juego de imagenes, el poeta ha de pasar desde esta vigilia de ventanas abiertas al alma, que son los sentidos, a una noche oscura de esta misma alma; una suerte de camara del intelecto para imprimir imagenes en donde estas han de atesorar una indeleble permanencia. Y solo asi y entonces "dar el gran salto al otro mundo en el que se funden", segun expresion de Garcia Lorca. Pero dejando por un momento al poeta granadino, y regresandonos con Sartre y su inflexible cartesianismo con respecto a poesia y prosa, este nos asegura que entre poeta y prosista no existe nada en comun sino el solo acto de escribir. Las palabras en el lenguaje de la prosa solo sirven para el filosofo frances en tanto designan objetos; las tales, como diria Paul Valery, pasan a traves de nuestra mirada como el rayo del sol por un cristal, limpiamente y con claridad fidelisima. Yo siento que no. Esto puede ser en parte cierto, pero no hay una tan drastica separacion. En abono de esto es evidente que la prosa puede ser poetica. No asi la poesia, al menos formalmente, si bien es cierto que en determinadas circunstancias y situaciones puede acudir a un oblicuo y aparente prosaismo que resalta la fuerza poetica del texto. Ademas en la poesia ¨poesia menor? puede haber un cierto utilitarismo en ocasiones; una usualizacion cultural de la anecdota que el modo poetico de tratarla la const ituye en una suerte de domestica pedagogia lirica. En apoyo de esto, como ejemplarizacion, voy a volver a Lorca y a sus fabulosas nanas recopiladas por el con sagaz tacto poetico; "nanas" cantadas por las jovenes madres a sus hijos, las cuales, ademas de su caracter ancilar, son sumamente felices en su gracia popular. La mayoria de ellas, de ahi su nombre, se constituyen como invitacion al sueno. Aqui va una en la cual la madre "dialoga" con el nino para convencerlo de que se duerma, porque tiene muchas cosas pendientes y todas relacionadas con el trabajo que este le da: Duermete, mi nino / que tengo que hacer, / lavarte la ropa, ponerme a coser. O esta otra: Tengo sueno, tengo sueno, / tengo ganas de dormir. Un ojo tengo cerrado, y el otro a medio abrir. Algunas encierran un suave regano. Por ejemplo esta, en la cual la madre reprende al nino por caprichudo: A mi caballo le heche, / hojitas de limon verde / y no las quiso beber. O esta otra tambien con el tema campirano del caballo tema del que tanto gustaba el poeta granadino y que resulta tan cruel como llena de un vago encanto inalcanzable: A la nana, nana, / a la nanita de aquel / que llevo el caballo al agua / y lo dejo sin beber. Poesia y prosa en estas nanas, prosa de lo usual, que aun le cantan a sus pequenos hijos las madres en diversas regiones de Espana. En ellas, una ingenua poesia de genuino acarreo popular; tambien la menuda anecdota del quehacer y los diarios quebrantos del hogar humilde y campesino. Dentro, rezumando todo, una materna pedagogia poetica. Entre la vigilia y el sueno a la nanita de aquel / que llevo el caballo al agua / y no lo dejo beber siempre le quedara al nino en su corazon un regusto de rios ecuestres y de misteriosas negativas. Y junto a la figura de la madre, inclinada sobre su cuna, un paisaje de ¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨ y caballos de sed. Pero tambien habra lugar para una leve angustia dulce; y su misterio. .