SECCION CULTURA PAG. 34 CREDITO: Hector Rodriguez Morales 1 CABEZA: EL CACIQUE BUENO Cuando Hernan Cortes dejo las playas agrestes y tormentosas de Veracruz para conquistar esta tierra, sabia que con 10 naves, 100 marineros, 508 soldados, 16 caballos, 32 ballestas, 10 canones de bronce y algunas otras piezas de artilleria de corto calibre no iba a someter a los pueblos indigenas, muy superiores en numero. Sin embargo su experiencia de soldado imperial avezado en los avatares del colonialismo, le permitio advertir en poco tiempo que el pueblo mexicano caeria por su propio peso. En efecto, los pueblos sometidos al dominio azteca estaban acostumbrados que no resignados, a una forma de vasallaje relativamente benigna reducida al tributo en especie y, a veces, esclavos para el sacrificio. Por ello y debido a la falta de perspectiva historica, no advirtieron a tiempo que la llegada de los espanoles amenazaba su mundo desde sus cimientos. Este tragico provincianismo les hizo imaginar la posibilidad de una alianza con los invasores que los librara del yugo azteca y, quiza, los convirtier a en senores de aquellas tierras. De esta forma, el reducido ejercito espanol termino convertido en una fuerza militar de aproximadamente 80 mil soldados tlaxcaltecas, cempoaltecas y texcocanos, algunos de ellos resentidos con los aztecas y otros enganados, convencidos o forzados, que tal vez llegaron a figurarse aliados respetables y respetados de un guerrero portentoso. No paso mucho tiempo despues de la caida de Tenochtitlan para que la poblacion indigena disminuyera dramaticamente, victima de la explotacion, las enfermedades y el fatali smo. En este doloroso trance los indigenas pasaron todos al mismo bando, el de los vencidos, y la muerte no distinguio entre los aliados y los adversarios de Hernan Cortes. Para gobernar a los indigenas sobrevivientes, los espanoles nuevamente echaron mano de su experiencia politica y en lugar de tratar de modificar toda la estructura politica y social de los pueblos sometidos, se valieron de ella; en lugar de pretender ocupar todos los puestos de autoridad, se hicieron cargo de los mas importantes y delegaron su poder en pequenos "senores" indigenas que habian sido amos absolutos de sus minimos senorios durante varias generaciones: los caciques. Azote del Mexico indigena y popular hasta nuestros dias, los caciques se han aliado despues con cada dictador y tirano que ha prohijado nuestra tierra, y quiza por una suerte de afinidad natural se han puesto a su servicio y se han servido de ellos, retroalimentandose mutuamente. Esta herencia centenaria no tiene el mismo caracter en cada region de nuestro pais, y por diversas razones de orden cultural, economico, politico y social, el caciquismo pervive con mayor fuerza y vitalidad en el sur y sureste de M exico. Basta recordar el enfrentamiento que tuvo el presidente Juarez con el general Vicente Jimenez cuando este, arguyendo un "federalismo" mal entendido y peor aplicado, se arrogo el derecho de gobernar a su antojo al estado de Guerrero. Pero este no es el unico estado bajo la presion de los cacicazgos antiguos y modernos; el caso mas dramatico, sin duda, es el de Chiapas, donde varias generaciones de caciques despoticos y expoliadores han dejado al pueblo en un estado de indefension y atraso. Finqueros, hacendados, politicos corruptos y comerciantes voraces han abusado del indigena y lo han llevado de la explotacion de la hacienda a la usura, del fraude electoral a la carcel injustificada. Pero la realidad es que los caciques supuestamente explotadores ahora se alternan con los caciques supuestamente redentores, y el "patron", el "licenciado", ceden su lugar al "Tatic" y al "Comandante". Los caciques buenos han tratado de "redimir" al indigena chiapaneco y lo han llevado de la explotacion de la hacienda al sacrificio militar: ahora son carne de sermon, de fusil de madera, de interminables plebiscitos, de "movilizaciones" absurdas y de negociaciones buenas. Chiapas por cierto no necesita mas cacicazgos, ni malos ni buenos, ni explotadores ni redentores; no mas autoridades patrimonalistas ni lideres paternalistas, no mas "territorios ocupados" que mas se distinguen de las antiguas haciendas, las fincas y los latifundios por su violencia explosiva y su dogmatismo inflamado que por otra cosa. Los indios chiapanecos necesitan, quiza, recuperar su identidad perdida y la oportunidad de manifestar libremente quienes son y que desean. 1 Poeta y dramaturgo. ******** .