PAG. 10 SECCION: INF. GRAL. CABEZA: Reforma electoral "definitiva" CREDITO: Victor Manuel Reynoso* Este reformismo, como lo ha documentado Juan Molinar, es una de las caracteristicas mas importantes de la vida electoral mexicana. Para entenderlo hay que tener presente un peculiar dilema que ha enfrentado el grupo en el poder: por una parte la necesidad de mantener el control de las elecciones, por otra la necesidad de mantener la presencia de la oposicion. Estas dos necesidades u objetivos constituyen un dilema porque son contradictorios. Controlar un proceso electoral desestimula la presencia de la opos icion, pues se reducen o se anulan sus posibilidades de triunfo. La singularidad del sistema electoral mexicano, que ha llamado la atencion de estudiosos de todo el mundo, exigia el cumplimiento de ambos objetivos. Y este cumplimiento se ha logrado de manera admirable: durante largas decadas el Estado mexicano logro mantener el control de los comicios y la presencia de la oposicion partidaria. La gran cantidad de reformas electorales en nuestro pais se explica por la busqueda de este dificil equilibrio. Por un lado, cada reforma hacia concesiones a la oposicion, para que esta no se desesperara y aventara la toalla, dejando al partido de Estado en una soledad muy incomoda, acompanado solo por partidos paraestatales; por otro, mantenia el control estatal sobre los comicios a traves de muy diversos mecanismos. ¨Que contenido puede tener, en este peculiar sistema, el adjetivo "definitivo" aplicado a la reforma electoral? Que el equilibrio entre control y mantenimiento de la oposicion se rompa por uno de los polos, el del control. Es decir, dar lugar a una legislacion electoral que se constituya en reglas del juego imparciales, que dejen a los actores partidos, gobierno, votantes, observadores satisfechos con el resultado. Que los resultados electorales no sean razonablemente impugnables, que las impugnaciones en cuentren cauces adecuados que dejen satisfecho a quien impugna. Que el gobierno y su partido dejen de ser juez y parte. Hay que reconocer que la legislacion electoral mexicana se ha acercado mucho a ese objetivo. Tanto la federal como algunas legislaciones locales. Apenas en 1988 la idea de que el organismo electoral mas importante estuviera controlado en sus decisiones fundamentales por ciudadanos sin partido y con una gran autoridad moral en lo que se refiere a su imparcialidad politica hubiera sonado como un sueno guajiro. Hoy es una realidad, tanto en el Consejo General del Instituto Federal Electoral como en algunos est ados. La siguiente reforma electoral, la que le toca a este sexenio, podria ser "definitiva" en el sentido de que dejara satisfechos a todos los actores del juego electoral, particularmente a los que llevan la desventaja cuando los dados de la ruleta se cargan a favor de la casa: los partidos de oposicion real (real, aunque sea leal). Esperemos que asi sea para que las elecciones sirvan para lo que fueran concebidas, un mecanismo mediante el cual las elites politicas compiten civilizadamente, sin conflictos; y no lo que han sido muchas veces las elecciones mexicanas: fuentes potenciales de conflicto al ser una de las partes agraviada con el resultado. Una vez teniendo una ley asi, no todo estaria hecho. Como lo sabe cualquiera, una buena ley no garantiza el buen funcionamiento de un sistema, sea un pais, una empresa, o una institucion cualquiera. No garantiza, pero si ayuda. Entretexto: Dar lugar a una legislacion electoral que se constituya en reglas del juego imparciales, que dejen a los actores partidos, gobierno, votantes, observadores satisfechos con el resultado. .