SECCION CULTURA PAGINA 35 CABEZA: CREDITO: rte de su formacion cientifica la realizo en Alemania durante los anos treinta, teniendo como maestros, entre los mas celebres, al filosofo y pedagogo Eduard Spranger y a Max Wertheimer, uno de los fundadores de la psicologia Gestalt. En el verano de 1936, despues de varios anos de ausencia en territorio germano, Eulalia Guzman regreso a Berlin, donde pasaria algunos meses con la idea de retomar algunos de los cursos con sus antiguos maestros. La universidad de la antano capital prusiana habia cambiado radicalmente: los profesores mas notables habian sido despedidos o sustituidos. Wertheimer, de ascendencia judia, habia sido trasladado a una escuela de provincia; de donde desaparecio. Spranger habia emigrado a Japon desde 1933, donde, se supo mas tarde, permanecio recluido durante algun tiempo. En la universidad se quemaban los libros de autores no arios. Las convicciones cambiaban. Quienes anos antes habian apoyado a la socialdemocracia, ahora se rendian ante el autoritarismo generalizado. Entre aquel verano y el invierno de 1939, Guzman tuvo la oportunidad de radicar en Roma, Bruselas, Berlin y Londres. Fruto de esa experiencia privilegiada es el libro Lo que vi y oi, una recopilacion de articulos y cronicas redactada entre junio y noviembre de 1940, cuando al fragor de la guerra la arqueologa se vio empujada a recapitular sobre su experiencia europea para dar cuenta de sus impresiones y certezas en torno al avance del totalitarismo en el viejo continente. Visto a la distancia, es posible afirmar que ese conjunto de escritos debe fue concebido como airada protesta contra la frivolidad o el radicalismo ciego de quienes, desde Mexico, apoyaban al III Reich. "Otros individuos encontre en Mexico escribe Eulalia Guzman, simpatizadores (sic) del nazismo que, a sabiendas, aprueban los medios que aquel emplea; es que ellos mismos son totalitarios; no importa las excusas que expongan, creen en la superioridad racial o de clase (segun su conveniencia); admiran el exito, aunque este basado e n lo canallesco y en el crimen, gozan con el atropello de la dignidad humana o quedan indiferentes a ello, aunque se trate de la propia, sienten la misma locura por el poder en cualquiera de sus formas, y asi los vemos ensalzar a conquistadores y a tiranos; a cuyas artimanas y perfidias les llamaran genialidades; a su crueldad, grandeza; a su cinismo, valor civil; a su hipocresia, talento... a su falta de escrupulos, heroicidad." Lo que vi y oi es, como lo demuesta esta prolongada cita, una viva respuesta a los excesos verbales, la frivolidad, el irracionalismo y la irresponsabilidad con que una parte de la opinion publica mexicana seguia los acontecimientos de la guerra europea sin enterarse de lo que sucedia en realidad. Las paginas de Guzman estan llenas de las dolidas impresiones a su paso por los hoteles italianos, las estaciones de ferrocarril en el sur de Alemania, los corrillos academicos y los cafes. Alli, en eso s escenarios en apariencia intrascedentales, la dimension real del terror que cubriria a Europa durante seis anos tomaba forma en el temor y el desasosiego con que se confrontaban los hechos cotidianos, en los cambios inesperados de costumbres y usos politicos, en el abandono sistematico al que fue sometida la cultura. Aunque ya nadie la invoque como memorialista de importancia, Eulalia Guzman es un ejemplo estimable de quien, al atestiguar los dias que preludiaron a la barbarie, no tuvo ningun reparo en ll amar a la condenacion del nazismo. No tuvo miedo de advertir que en los campos de concentracion alemanes se cometerian los crimenes mas atroces del siglo. *Ensayista. .