SECCION CULTURA PAGINA 34 CABEZA: CREDITO: "Quiero fer una prosa en roman paladino el qual suele el pueblo fablar a su vecino, ca non so tan letrado por fer otro latino bien voldra, commo creo, un vaso de bon vino". Gonzalo de Berceo, Vida de Santo Domingo La poesia y la prosa, aparte de que no sabemos que cosa sea la primera, son especies muy distintas. O por mejor decir, son diferentes y no lo son. En cierta forma, viene en apoyo de esto el arranque del libro de Gonzalo de Berceo que uso como cita; aqui esta expresa la intencion del autor en "fer" una prosa medida de "silabas cunotadas", por la cual no pide otra recompensa sino la elemental de un vaso de buen vino, acostumbrado obsequio que se dispensaba a los juglares. Sin embargo, pese a esta confesada voluntad de romancear a la buena de Dios, hay en la citada Vida de Santo Domingo, asi como en otros textos de Berceo, un aliento poetico en cuyo tratamiento del lenguaje podremos encontrar, segun Menendez Pelayo, (...) "un poeta sobremanera simpatico y dotado de mil cualidades apacibles." Esto no es mucho, lo se. Pero no es poco viniendo de quien viene y por aquello de "por ser vos quien sois". Asimismo, las cualidades tipificadas por don Marcelino son tan insolitas como muy de agradecer en un poeta: Que Dios nos lo haga bueno, y yo que lo vea! Pero sobre todo, yendonos al grano, lo que interesa destacar es la fusion poesia-prosa expresa en esta hagiografia de Santo Domingo; fusion que habria de darse de forma procurada o no, para bien o para mal, en un sinnumero de escuelas poeticas. Ignorando esta ambivalencia, que sin embargo ahi esta, Sartre separa sin mas poesia y prosa. El poeta afirma no considera el lenguaje como un instrumento para servirse de el; contrariamente, se estima servidor del lenguaje. Y esto, porque en contraposicion al mero hablante que esta sitiado por el lenguaje, el poeta esta tocado por el y no usa la palabra a manera de signo de lo exterior sino como una materia verbal pariente y afin; a modo de manifiesto plural de un ser lesionado por las palabras para enten der el mundo. Jean-Paul Sartre situa al poeta, en principio, fuera del lenguaje; tal pareceria que entra a este antes de conocer las cosas por sus nombres. Pienso que, sin saberlo, anorando un mundo en el cual para nombrar las cosas bastaba con amarlas; un universo oral el en cual el adjetivo definidor y la sustantividad eran una y misma, y por ende, ociosas. Mundo inocente, de una logica y una gramatica poeticas, en el valga un ejemplo lo del principio de identidad no convencia a nadie. Por consiguiente, y en este contexto, el dicho de que siempre que sucede igual ocurre lo mismo no habria de constituirse en una tautologia, sino en opcion para una tesis provisional de desempeno poetico, entre otras cosas. Pero mientras si o mientras no; mientras sea ese mundo en el que de la mano derecha de Pablo, o de la izquierda de Juan de Yepes, el poeta desdene los espejos y conozca la poesia como de ella es conocido, al cuitado vate no le queda de otra sino refugiarse en la busqueda de un alumbramiento glosico mediante el lenguaje. Asi se libera de la usualidad de las palabras con la procura de una herramienta y sustancia verbal que le regale un mundo absolutamente inaudito. En el quehacer y la busqueda de este dificil universo, el poeta preconizado por Sartre (...) "incapaz de servirse de la palabra como signo de un aspecto del mundo", ve en ella la imagen de uno de estos aspectos. En su poetica toma, puede que inocentemente, el espejo paulino gracias al cual este organiza su teologia a traves de una precaria imagen oscura para intentar un retrato hablado de Dios en una epistola que le manda a los corintios; no le sirvio a estos demasiado. .