SECCION ESPECTACULOS PAGINA 40 CABEZA: ZONA DE TOLERANCIA SECUNDARIA: DE PASO CREDITO: CESAR SILVA GAMBOA No habia mucho dinero, pero si mucha calentura, y no creia yo que 30 pesos me alcanzaran para poder llevar nuestros humos a la cama de un hotel, razon por la que decidi atacar en las escaleras exteriores de un edificio de una cuadra en penumbra. Nadie por aqui, nadie por alla, pu/s a darle al manoseo que eso estaba desierto. Al menos eso crei, porque cuando logramos suspender por un momento el escandalo de nuestras respiraciones agitadas, para agarrar aire, escuche algo que pareci el eco de nuestros resuellos. Sorpendido, me le quede viendo a los ojos y le dije en voz baja: "¨Eres tu?, no claro que no eres, si te estoy viendo. ¨Que, a poco grabaste?". No me contesto nada, al menos con la voz, pero con los ojos me indico que viera hacia la derecha. Voltee con discrecion, y alli estaba, a unos dos metros, una pareja en pleno abrazo de tamal. No se si nos habian visto o no antes de instalarse casi en el mismo lugar, y aunque se supone que la calle es de todos, sintiendome invadido le di je indignado: Oigan, por que no se van a otro lugar; nosotros llegamos primero, ¨que no se fijan?" Hombre y mujer de un brinco y en un segundo se separaron, pusieron sus ropas en su sitio y con la voz entrecortada por la abrupta e inesperada interrupcion, contestaron: "Pu/s la verdad si, pero no le vimos nada de malo, ustedes estaban en las mismas". "¨En las mismas? -le respondi-, nosotros al menos tratabamos de ocultar lo mas posible, pero tu ya traias los pantalones tumbados hasta las rodillas". Ya repu esto del susto, el cuate y colega de calenturas me dijo: "Oye, pu's se me cayeron, no creeras que lo hice a proposito. Ademas, si estamos en el mismo lugar, aqui en lo bien oscurito, es porque ni ustedes ni nosotros tenemos a donde ir, ¨o no? A mi, la verdad, no me alcanza para un cincoletras, no le llego ni a los 40 pesitos". Al ver que eramos companeros del mismo dolor y del mismo apremio, Claudia, mi dama, intervino en un tono de comprension: "Si, verdad, nosotros estamos igual, creo que nomas juntamos c omo 30 pesos y con eso no te alcanza ya ni para el hotel mas piojo que veas, ademas de que yo no me iria a meter a uno de esos". Una vez iniciado el dialogo de una naciente amistad entre parejas que hasta hacia unos dos minutos jamas se habian visto las caras, aprovechando que Claudia, dejando a un lado la timidez, se habia atrevido a hablar, la mujer de el intervino tambien: "Estamos igual, pero de jodidos, ya ni para aventarte una canita al aire alcanza. Oye -dijo dirigiendose a Claudia-, ¨por que no junt mos los capitalitos y los cuatro nos vamos a buscar un hotel mas o menos? Ponle que entre lo que ustedes traen y lo de nosotros le lleguemos a los 70 u 80 pesos, debe haber uno de ese precio, la bronca esta en que a todos nos dejen entrar al mismo cuarto y por el mismo dinero". "Oye, no esta mal la idea" -le respondio Claudia iniciando asi un dialogo negociador-. El cuate y yo solo observabamos el ir y venir de sus palabras, sin decir nada, estabamos en sus manos. Ellas afinaban el plan, se ponian de acuerd o en los puntos finos y pasos a seguir para llevar a buen fin la lujuria contenida por los bolsillos flacos y la aglomeracion de gente en los rincones mas o menos oscuros de las calles de la ciudad. Esta aventura continuara la proxima semana; para mayor exactitud, el viernes venidero. .