SECCION ESPECTACULOS PAG. 34 BALAZO: PRIMERA LECTURA CABEZA: Homenaje a Jose Revueltas CREDITO: MALKAH RABELL Jose Revueltas no era hombre de teatro. No obstante, fue un hombre de teatro el que le rindio el mas hermoso, el mas desgarrador y el mas terrible de los homenajes, que a la vez me parecio uno de los mas importantes espectaculos que vimos en 1975 en un escenario capitalino. El acto se debio al director Julio Castillo, quien asi ligo su nombre al mas universal de nuestros escritores para siempre si, para siempre en la corta eternidad que es el arte. Creo que ya nunca podre recordar las novelas de Revueltas sin de inmediato tener presente esta casi anonima puesta en escena ofrecida en el teatro Celestino Gorostiza solo dos noches. Julio Castillo no dramatizo ninguna de las obras de Revueltas. Con un cuento de Dormir en tierra y con un fragmento de Los errores creo dos actos, cuyos textos sin cambio alguno, sin escenificacion y sin dialogos leia una de las jovenes actrices del reparto en el escenario. La accion se desarrollaba con una especie de coreografia, que no era del todo pantomima, ni tampoco drama, sino algo nuevo, sin palabras, con solo rarisimas exclamaciones. Algo novedoso realizado 20 anos despues de que el autor escribio su obra. Este joven director, que a menudo exageraba los gritos y los retorcimientos de sus actores, esta vez logro el mas hondo dramatismo con una especie de severidad, con una relativa modestia de medios. ¨Para que exagerar los medios cuando los hechos en si son terribles y horribles? "El mundo de Revueltas es, para desgracia de todos, el nuestro dice el prologo de Eduardo Lizalde, un feo mundo, un deleznable universo de abyecciones que nos resistimos todos los dias a mirar de frente y que Revueltas se empena en vivir, en recrear, en hacer constar...". Asi nos presenta Julio Castillo sus Ratas, con ese personaje que va siendo devorado por las bestezuelas, y el hombre... pobre hombre sin defensa, desvalido, de repente se pone a llorar a gritos, en tanto las ratas, disciplinadas y despiadadas, se alejan al paso militar de un redoble de tambores. En realidad no se si llamar coreografia o pantomima a la representacion de Dormir en tierra; parece ser que nuestra escena moderna aun no le encuentra un nombre especifico a este genero. Tampoco se como se llama el cuento, pues la coreografia era tan bella en su expresion plastica que a veces me olvidaba de escuchar y perdia el hilo de los acontecimientos. Entonces inventaba mi propia interpretacion de las imagenes que debian relatarnos la historia de un musico, pero a mi se me hacian en esa armonia de los bastones, unicas armas de los actores como la historia de la pintura, desde sus primeros tiempos, desde el primer hombre que, desnudo, invento un instrumento musical. Y de repente, la historia de la musica se tornaba historia de la pintura. Lo que era facil de comprender en Revueltas, novelista que tenia tal pasion por la musica que la hacia con palabras, y lo mismo sucedia con la pintura. Cuando se termino el espectaculo y fui a dar a Castillo el mas sincero de los abrazos, el, con lagrimas y temblando como solo saben temblar los autenticos artistas, siempre inseguros me pregunto: "Te gusto? ¨Te gusto?". La expresion gustar se me hizo demasiado pobre para transmitir lo que sentia, y solo pude contestar: "No lo se. Tengo las entranas desgarradas y el corazon deshecho". .