SECCION ESPECTACULOS PAG. 34 BALAZO: DEL CONTINENTE DEL TEATRO CABEZA: Acreedores: misoginia de Strindberg CREDITO: BRUNO BERT Tengo que confesar que Strindberg es un escritor que me irrita profundamente. Reconozco su talento, pero me resulta dificil tolerar sus taras mas evidentes que una y otra vez incluye en su teatro casi a manera de proclamas. Asi que ver una de sus obras se vuelve para mi un acto de fe al director; siempre en la esperanza que no haya caido en una simple ilustracion de un Strinberg tiranico, impositivo y muchas veces decididamente absurdo. Tal vez sea por esto que tarde bastante en acercarme a Acreedores, esa obra suya que montara Ilian Gonzalez y que se esta dando en La Gruta, del Centro Cultural Helenico. Esta pieza abarca apenas a tres personajes: el primer marido, la esposa y el segundo marido. Nada mejor para desarrollar las misoginas ideas del autor. La anecdota no importa demasiado. Digamos que se trata de la venganza de un marido abandonado ("acreedor" de quienes lo han ultrajado) que se complace en lograr al fin la destruccion fisica y moral del oponente, y la degradacion de su ex esposa. Por eso decimos que se trata de apenas una excusa para que el autor sueco de libre rienda a sus fantasmas personales en relacion con la mujer. No tengo a la mano el ano de composicion de este trabajo, pero lo imagino como de mediados de la decada de los ochenta, cuando el amor por su primera esposa (aquella para la que compuso su Senorita Julia) se habia transformado en un odio feroz acicateado por su complejo de inferioridad sexual y su mania persecutoria. Es el momento que se aleja por primera vez de Suecia y asimila de manera bastante desigual a los intelectuales de mayor importancia de su momento historico. Sobre todo Nietzsche, del que parecen encontrarse ecos en esta obra. El material es esencialmente verborreico, y las acciones son menos que minimas. Practicamente son dos largas conversaciones de la mujer con cada uno de los hombres y una de ellos entre si, en donde es claro que Strindberg se siente retratado en el marido vengador. Aqui la direccion despoja el espacio hasta dejar una habitacion vacia y se maneja casi como un ejercicio para actores en proceso formativo: centra todo en el interprete sin otorgar importancia al contexto. Por ejemplo, mantiene las ropas actuales (lo que hace que se sienta extemporaneo un texto al que se le advierten sus cien anos), usa actores que estan entre los 20 y 30 anos, cuando los protagonicos se hallan entre los 50 y 60 (lo que bota la imagen frente a la insistencia de referirse a actos desubicados para la edad real) y tampoco cuida el valor dramatico del espacio, al que apenas enuncia. Considero que esto se puede hacer solamente en dos casos: con actores absolutamente apropiados y de gran nivel, o en un aula o espacio para trabajos estudiantiles. Los actores Teresina Bueno, Jaime Matarredona y Pablo Gershanik hacen bien su trabajo, pero estan lejos (incluso por edad) de ser virtuosos de su oficio. Y por otra parte nada indica que esto sea teatro estudiantil. Y eso dificulta la lectura, porque no s abemos desde que angulo hacerla. Si se trata de una labor profesional cualquiera, echamos de menos todo lo antes mencionado y decimos que habria que revisar los conceptos de escenografia, vestuario y la eleccion misma de los actores por lo alejados que se hallan de las caracteristicas de edad de sus papeles. Si por el contrario se trata de un trabajo de gente en proceso de formacion y perfeccionamiento, entonces podriamos juzgar a este Acreedores como un logrado trabajo estudiantil donde se ven a tre s comprometidos interpretes tratando de asumir seriamente un texto tan complejo y fastidioso como el de Strindberg. Elija segun su imaginacion. En lo personal, senti que el autor volvia a machacarme sus obsoletas teorias sobre la inferioridad e inmoralidad de la mujer, aunque en este caso dandole un cierto rango de habilidad para la respuesta, cosa que tal vez termina por acentuar su responsabilidad global. En fin, un Strindberg "intimo" y un tanto ambiguo. .